Llave maldita.

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Ver a ambos parados en la puerta del santuario despierta un mal presentimiento, tal vez hice algo mal y van a ejecutarme, o tal vez es algo bueno, Judá me mira diferente, espero que no sea porque en serio van a matarme.  No había tiempo suficiente para explicaciones detalladas, llegué y el silencio que siempre reinaba cuando yo aparecía es sepulcral. El gran señor, me miro y con sonrisa burlona, dijo:

-Que bueno que llegas, necesito entregarte algo.-Dijo, eso me daba miedo, ¿era la hora de firmar la sentencia de muerte? Me quede ahí, esperando, el gran señor, metió la mano a su gabardina y saco un pequeño listón negro, el objeto que colgaba del listón se escondía en su enorme mano. Estire las manos, esperaba que cayera en cualquier momento ese objeto incierto; Judá me miraba con complicidad, como si lo que estaba a punto de recibir pudiera compartirlo con él. 

Y cayo. Una llave negra, que apenas rozo mi mano, comenzó a quemarme la piel, la deje caer y quedo suspendida en el aire, como si tuviera en su organismo de hierro una energía sobrenatural mandara. Judá rió ante mi ingenuidad, a veces pienso que debería aparentar ser más inteligente sólo para que él no se ría de mi. El gran señor, soltando humo de interminable puro,dijo:

-Deberías tomar esa llave, es la que te llevará a tu nuevo hogar.- Me sentí intimidada, tome la llave por el listón que colgaba de ella y la examine, mire su pequeña estructura y me dio miedo saber a que dentro de ella hubiera algo que alterara mi destino; tenía grabada en su estructura la palabra ''Balam'', no sé que pueda significar, espero que no sea algo malo, la guarde en una bolsa de mi gabardina, me sentía miembro de algo importante. Pareció que pasaron siglos hasta que alguien hablo:

-Creo que debo dejarlos solos.-Dijo el gran señor, dio la vuelta y camino de nuevo al santuario, mientras el humo de su puro se disipaba por el aire. Judá me miraba, era rara la vez que lo hacía, pero justo ahora lo hace como si tuviera algo que confesarme. Tenía que volver a casa antes del amanecer y a lo lejos parecía que pequeños rayos de sol querían asomarse. Mire a Judá y pregunté:

-Hay algo que tengas que decir?.-No esperaba que contestará, nunca respondía mis preguntas.

-Si, esta vez, si.-Dijo, no esperaba esa respuesta.  

                                                                                    xxxxxxx

                                                                                    *Judá*

Ahora que debo decir, estoy dispuesto a preguntarle si compartirá conmigo su infierno, pero no sé si deba hacerlo, por su cara se que espera que le diga algo tierno, que le confiese un supuesto amor, un amor que existe pero que es prohibido. 

Los rayos del sol comenzaron a asomarse entre los árboles, sé que tenia que irse, pero no podía dejar que se fuera sin decirle esto; entonces, la mire directamente a los ojos, su mirada quemaba mis sentimientos más malditos y hacía que mi parte tierna brotara con ganas de abusar de ella, deliberadamente; Notaba su desesperación por irse y me acerque a ella y con intenciones macabras le dije:

-Compartirás conmigo tu infierno?.-Dije, me encanta la mirada que me esta dedicando justo ahora. Podría tomarla por su frágil rostro y besarle desesperadamente, como si eso nos salvara de morir acuchillados por ser malditos. 

un ángel entre sus pechos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora