A veces encerrarme entre los altos árboles del bosque me hacía sentir mejor, me hacía sentir a salvo, necesitaba hablar con Judá, necesitaba que me dijera que pasaba ahora, que seguía después de esto. No sabía como comunicarme con él, no podía simplemente ir por las calles gritando su nombre, necesitaba que me diera un poco de insensibilidad para poder afrontar todo lo que esta pasando a mi alrededor.
Me quedé en el bosque y la desesperación comenzó a apoderarse de mi, me sentía paranoica, necesitaba respuesta de preguntas que no sabía como formular, necesitaba un camino que seguir. Sabía que en cualquier lugar donde yo me encontrará el gran señor estaría observándome, entonces le hice una pregunta al viento:
-Necesito hablar con Judá. ¿Dónde puedo encontrarlo?-dije. El viento comenzó a soplar más fuerte que antes, me envolvió en un remolino de tierra, hojas y desesperación; ese remolino me escupió a los pies del gran señor, que me miraba con sonrisa burlona. Dijo sonriente:
-No creí que llegarás a pedirme ayuda-Dijo, mientras sostenía su puro.
-Me fue necesario, necesito ver a Judá-Dije, aún al ras del piso.
-Lo sé, tus pensamientos me lo dijeron, no tarda en llegar- Dijo y dejo de mirarme, fue un alivio que lo hiciera, me sentía intimidada. Minutos después Judá apareció por la puerta, esta vez no llevaba gabardina, iba vestido de negro, completamente de pies a cabeza, pero nada cubría su cabeza y su negro cabello llegaba a los hombros; tenía unos hombros marcados, no era necesario mirarlo con detalle para darte cuenta de que su físico estaba trabajado y que tal vez debajo de esa tela se encontraba un abdomen marcado y pálido. Se acercó dominante y dijo:
-Vine porque escuche su llamado, necesita algo, señor?-Dijo.
-Yo no necesito nada, hay alguien que si-dijo y hizo un movimiento para señalarme, continuo:-Una recluta que necesita de ti-Sonrío, haciéndole referencia al albur que se encontraba en esas palabras. Judá me miró confundido, me hizo sentir estúpida (de nuevo), me hizo dudar el si buscarlo había sido buena idea.
-Gracias Señor, pero prometí que me alejaría de esa recluta en especial-dijo, sus palabras dolieron.
-Vamos, Judá, no seas testarudo, tu mejor que nadie sabes como explicar lo que pasa cuando te enteras que tienes que matar a tu propia familia-Dijo el gran señor, me sorprende el nivel de insensibilidad que hay en su ser. El rostro de Judá se endureció y sin decir nada, me obligo a ir con él.
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Dejamos al gran señor atrás y salimos a caminar en la oscura noche; la única iluminación que hay es la de la luna llena de otoño que nos guía a algún lugar. Judá va con paso rápido, no sé a donde vamos, esta muy molesto, sigo notando su rostro endurecido; estaría igual si mencionaran a mi familia de la forma en que lo hizo el gran señor.
Llegamos a un bosque, sabía que no era el mismo que estaba cerca de casa, este estaba lleno de pinos y coníferas y la punta de todos los árboles estaba llena de nieve y un poco del suelo también de lo que alcanzaba a filtrarse por las hojas.
Llegamos al centro del bosque y Judá se detuvo abruptamente, observó alrededor y dijo:
-E ' sicuro qui , sedersi-No entendí nada, sólo seguí sus movimientos.
Nos sentamos en la nieve fría, frente a frente, su cara reflejaba dolor, era difícil ver eso de alguien que esta acostumbrado a ser causante de ello, de alguien que es fuerte. El silencio era pesado, hasta su silencio podía causar dolor. Por miedo, hablé:
-¿Qué hacemos aquí?-Pregunte con voz temblorosa.
-Yo los maté-Dijo. No había respondido a mi pregunta.
-¿Que?-Dije
-Yo mate a mi familia, a casi toda-Dijo, sus palabras se quedaron suspendidas en el aire.
-Oh... lo siento-No se me ocurrió que más decir.
-¿Lo sientes? No necesito tu compasión, vengo a contarte porque lo hice y como lo harás tu ahora-Dijo, continuo:- Ellos no tenían ninguna enfermedad, ni siquiera estaban cerca de la muerte, pero cuando fui reclutado el gran señor era aun más maldito de lo que es ahora y me obligo a hacerlo, primero mate a mi hermana, sólo la golpee y acabe rápidamente con su vida, me sentía igual de devastado que tú; después mi padre, ocasione un accidente automovilístico en donde él fue el único que murió y por último mi madre, fue lo más complicado, me dolía y aún la tenía conmigo, lo hice el día de cumpleaños, conseguí un arma pequeña pero eficaz y sin pensarlo dos veces llegué, la mire, le pedí perdón y sangre fría le disparé- Se quedó callado, mis lágrimas corrían por mis mejillas, no sé como ha podido seguir con ese peso en sus hombros.
-A todos los enterré juntos y espero que también me entierren con ellos , pero te diré algo que debes aprender ahora, antes de que llegue el momento de que tu lo hagas, no tengas corazón, ni siquiera pienses, sólo aprieta el maldito gatillo y desaparece, será más fácil afrontarlo-Se levanto de la nieve y se fue.
Me quedé con el alma hecha pedazos, juzgue antes de tiempo y ahora entendía lo que pasaba. Me recosté en un tronco y lloré, lloré hasta que me quedé dormida; el frío del ambiente pudo haberme causado hipotermia pero me sentía en mi hogar, caliente y salvo.
Disparar el gatillo sera fácil, lo complicado sera limpiar la sangre que derramare.
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un ángel entre sus pechos.
NezařaditelnéSangre oriental y española. Un ángel con ganas de ser demonio. Un silencio entre gritos.