Capitulo IV - Muerte del maestro

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noroeste. El gobernante de aquella época confiaba ciegamente en los sabios e interpretes esperando los tan mencionados pergaminos. Cuando los soldados habían vuelto, no habían encontrado nada y la ultima tropa había desaparecido, el gobernante lleno de furia mando encarcelar y matar sus intérpretes y sabios, dejando un desastroso final en el que nadie sabía donde estaban los pergaminos.

El anciano le contaba la misma historia en formas diferentes cuando Luciel se lo pedía, el no se cansaba de escuchar la misma historia e imaginarse usando esa espada en sus manos.

Casi todas las tardes Luciel iba a ver y a escuchar las enseñanzas de Jesús, lo tomaba como un ejemplo a seguir y como un maestro que enseñaba al pueblo, las cosas que nunca había escuchado en el camélcac, muchas de las interrogantes que Jesús lanzaba al publico, hacían reflexionar a Luciel sobre sus comportamientos y sus actitudes, comprendía sus parábolas y a donde planeaba llevar el pensamiento del pueblo.

Solía acercarse a la orilla del mar, sobre la arena, sentado y pensando en un vació interminable, contemplando la ligereza con la que se desplazaban las olas del mar, la fuerza y las ganas que llevaban los pescadores dentro de ellos al arrojar sus redes al mar y sacarlas después de unos minutos, esperando haber atrapado una cantidad aceptable de peces, miraba el sol caer mediante pasaban las horas, las tardes se volvían noches eternas de contemplación.

El anciano en ocasiones, solía mirar a Luciel contemplar el día y la noche, sin embargo, no entendía por que lo hacia, no se explicaba cual era el fin de ese comportamiento, le parecía aburrido y poco apreciable para su tiempo tan corto, en esos momentos, el anciano se retiraba del lugar para regresarse a su empobrecido lugar de descanso.

Luciel y el anciano vivían en un lugar deplorable, miserable o hasta incluso pésimo para la salud digna, una clase de casa sin techo ni puerta en una pequeña bajada cerca de la ciudad, los pobladores solían pasar cerca de ella mediante una bajada inclinada de piedra y tierra, era la morada de Luciel y aquel anciano, no tenían cobijas ni sabanas ni nada para pensar que vivían dignamente, vivían en la calle solo con sus ropas y la comida que alcanzaban a conseguir y en dados casos, los dos tenían que ayunar y pasar la noche sin haber comido ni una migaja de pan.

La necesidad de comer se veía claramente en los labios secos de Luciel, en el crujir del estomago de ambos pobladores, no siempre tenían las fuerzas suficientes para recorrer la ciudad en busca de pan. Luciel casi siempre solía ir en busca de comida y en ocasiones, recibía desmayos a la hora de pedir comida o rogarle a los judíos que le compartieran parte de sus alimentos, sin embargo, la contestación de ellos era siempre la misma, indiferencia y omisión ante la falta de alimento de del joven.

Luciel para sobrevivir, recurría al robo de pan y beber el agua de donde fuera potable por falta de comida y desesperación, no conocía los mandatos que el pueblo judío seguía y al desconocer de estos mandatos, solía robar el pan para que pudiera comer con el anciano por casi tres o cinco días y también robaba jarras de agua y al acabárselas, las regresaba al lugar sin agua.

El anciano seguía preguntándose ¿porqué Luciel llevaba el cabello largo? ¿sera nazareno?¿por que viste como un egipcio? Y otras mas, lamentablemente, el anciano desconocía el origen de Luciel y como es que había llegado a las orillas del mar si los primogénitos de Egipto habían muerto tras el paso del ángel de la muerte en el tiempo de Moisés. Cuando Luciel volvía de haber usurpado la comida, el anciano le hacia preguntas que le dieran una pista sobre su origen, sin embargo, Luciel le contestaba con respuestas fuera de contexto y en ocasiones, ignoraba la pregunta para no dar una respuesta que confundiera al anciano.

Hasta que un día, Luciel fue alcanzado por uno de los fariseos, quien lo tomo del brazo al darse cuenta y enterarse de que Luciel robaba la comida.

Luciel y el regreso de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora