El elfo extrañado por lo sucedido, miro a su alrededor, viendo como todo había regresado a la normalidad. Era como si el incendio y el ataque solo hubiesen sido alucinaciones suyas, mas sin embargo tras el cambio repentino del clima en el mundo, justo al salir del bosque, todo seguía siendo árido con un poco de vegetación tropical, pues los cambios estaban surgiendo en cortos periodos de tiempo. Pero tras la nula presencia de los rayos del sol, la fotosíntesis de las misma había sido lenta y adaptada hacia las sombras, formando raíces por debajo de la arena con una unión hacia las plantas mas cercanas que pudiesen portar la mas mínima gota de agua dentro de ellas.
El joven se encontraba preocupado por las criaturas que le rodeaban, pues estas empezaban por terminar sus existencias en la dimensión misma a causa de la falta de alimentos para sus organismos. Había comenzado a surgir un nuevo proceso de adaptación y la revolución sobre la cadena alimenticia, pues los animales nocturnos como murciélagos y búhos salieran a cazar en la noche. Este efecto sobre el mundo afectaba no solo a la fauna misma sino impulsaba sobre uno de los mayores peligros jamas acontecidos, la liberación de los demonios escamosos, pues estos no se habían acostumbrado a la luz solar, siéndole mas fácil cazar de noche.
El jefe lagarto junto con el dirigente habían planeado este hecho para la dominación, planes de los cuales solo una minoría sospechaba de los mismos, antes paranoicos ante la sociedad y los grandes revolucionarios en los tiempos de rebelión. Eran un grupo de lacras para ambos, causa por la cual habían impuesto resistencia ante el tiempo de crisis, pues estos habían vaciado las tiendas y comercios con el fin de apresurar el hambre entre los mismos pobladores para mirar la matanza entre los mismos.
—Tan solo aprecia este hermoso panorama —Exclamo el dirigente con orgullo, mirando con sus ojos hinchados en un rojo sangriento el escenario caótico y apreciando sus malos actos con sus dientes apretando sus labios mientras entrelazaba sus dedos con arrogancia.
—Si, pero no me cansare de pensar en una forma de acabarlos —Retomo el tema el lagarto con rencor mientras evaluaba la forma correcta con sus manos en las mejillas y su espalda erguida en un estado de pensamiento.
—Todo a su tiempo, pero ten por seguro que podrán impedirlo —Afirmo con seguridad mientras servia dos copas de cristal con whisky.
—Quien mas me preocupa es el compañero de Rufinicus —Murmuro con preocupación mientras tomaba la copa con sus dos dedos cuidadosamente —Siento que tiene un aura muy luminosa y eso no es bueno para nosotros y bien lo sabes.—Advirtió mientras tomaba de la copa molesto.
—Así que el joven es peligroso ¿cierto? es una buena noticia para empezar un análisis sobre su historial —Exclamo el dirigente mientras miraba de pie el caos en la ciudad —¿Quizá hallemos algo interesante?.—Pregunto con interés antes de tomar de la copa con una sonrisa maliciosa.
Esa misma semana el gran dirigente a compañía del jefe lagarto, escoltado por guardias para su propia seguridad. Siendo amenazados e insultados por uno de los principales luchadores sobre el pueblo, el cual tras verlos tomar un auto gris se dirigió hacia ellos y les afirmo el fracaso sobre sus planes, acusándolos de traidores y asesinos. Estos viéndose indiferentes ante sus palabras tomaron por apresurar el paso antes de que este convocara mas rebeldes a su favor para usar su coraje en un ataque violento.
El viaje había sido agitado, debido a que las carreteras se hallaban invadidas por los bandos que se oponían a los planes de los lideres. Por lo que se desplazaron sobre los túneles ocultos en la tierra con el apoyo de los reptiles plebeyos, quienes con obediencia concedieron el paso sin uso de la resistencia a causa de la alianza que unía a gobernantes y demonios escamosos. El lugar era muy frió, los caminos estaban manchados de sangre, un tétrico matadero para los humanos, el infierno mas opaco que la noche, un callejón oscuro envuelto por miles de ojos verdes como los de una víbora voraz que miraban atentos a los pasajeros sin decir una palabra, solo gruñían y se arrastraban por el suelo mientras agitaban sus colas largas y puntiagudas con cuidado.
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Luciel y el regreso de la oscuridad
EspiritualLuciel es un joven que tras la caída del imperio azteca se encamina en la búsqueda de los pergaminos sagrados que abrirán las puertas astrales a una dimensión prohibida por los dioses. En el viaje se vera envuelto en una constante lucha entre el bie...