Capitulo VIII - Continente olvidado

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El marinero del navío había quedado petrificado al haber visto una criatura nunca antes vista por el hombre actual, Milthar había visto la expresión del rostro del marinero mirando el océano con muchos nervios, invadido por el miedo.

—Lo se, yo también estoy sorprendida —Exclamo Milthar.

—¿Qué fue esa cosa? Jamas la había visto en mi vida ni en ningún viaje en barco —Murmuro el marinero atónito.

—Su nombre es «Tentarius», la criatura que reina las profundidades mas oscuras del océano, buscando proteger a la fauna acuática de la raza humana, se dice que rara vez ha surcado la superficie terrestre, mis antepasados lo conocían como el protector de los océanos, algunos dicen que fue una gran evolución de los moluscos que no logro seguir creciendo a causa del borde de su extinción, quedando un ejemplar de su especie y otros dicen que cuando la tierra se encontraba en su etapa de formación, un meteorito golpeo la tierra, liberando un microorganismo que había logrado establecerse en las aguas y este es el motivo por el cual mis antepasados creían que el se mantenía en las profundidades del océano —Explico Lanidar con seriedad mientras miraba el océano, cubriendo su boca con sus manos en forma de puño, recargando sus codos sobre una barra de metal.

—¿Pero como puede ser posible? —Cuestiono el marinero.

—Cuando las aguas llegaron a la tierra, aquella criatura llego con ellas, convirtiéndose en la primera criatura sobre las aguas, evoluciono y su cuerpo se transformo en una maquina invencible, jamas intento subir a la superficie por lo que se adapto a las profundidades del océano, su piel se volvía mas fuerte y gruesa para adaptarse a la gran presión que ejercía las profundidades, es por eso que Luciel pidió que pararan, la piel de aquella bestia es indestructible.

—Y ahora ¿Qué seguirá sin Luciel? —Cuestiono Milthar estremecida.

—No lo se, solo se que deberemos continuar sin el —Respondió Lanidar apenado por la perdida.

—¿Qué pasara con Luciel? ¿A dónde iremos ahora sin el?.

—¡No importa lo que haya pasado con el, nosotros seguiremos en la búsqueda de los pergaminos! —Vocifero Lanidar mientras terminaba en llanto.

El marinero miro con tristeza a Lanidar y a Milthar, sin decir una sola palabra. Lanidar estaba aterrado, se sentía confundido, pero a la vez no sabia que mas hacer para continuar la búsqueda. Solo Luciel sabía donde se encontraban los tres pergaminos, pero el ya no se encontraba con la tripulación.

Lanidar entro en demencia, ahogando sus noches en el desvelo obsesivo por encontrar algún indicio de uno de los tres pergaminos. Aquella misma noche, Lanidar se encontraba durmiendo en la cubierta del navío, balanceando su cabeza de un lado a otro, acurrucado con la brisa del mar con la espalda recargada a un lado de la puerta de la cabina de control.

El joven elfo entro en un sueño profundo, confundiendo la realidad con el mundo onírico y abriendo sus ojos con la esperanza de haber despertado, sus ojos reflejaron un cierto desconcierto que lo invadió por todo el cuerpo. Al parecer el navío se encontraba vació, sin ningún tripulante mas en el. Lanidar con desconcierto se levanto del lugar de donde había descansado, camino con cuidado y se percato de que la parte trasera se había oxidado a tal grado de dar la impresión de haber sido mordida por una bestia. Lanidar salto desde la cubierta hacia la arena, alejándose del barco y mientras lo hacia devolvía su mirada hacia el navío abandonado.

Camino varios kilómetros sin saber a donde dirigirse hasta verse envuelto en una tormenta de arena, se cubrió con su capucha verdosa, su boca y nariz con su mano izquierda y extendió su mano derecha hacia donde se dirigía, entrecerrando sus ojos.

Luciel y el regreso de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora