Capitulo X - Los Guardianes

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Rufinicus enrollo el pergamino y se lo entrego con mucha seriedad a Luciel, no había despegado la mirada del mapa, extendiendo su mano derecha sobre el mismo y deslizando una base de datos digitales.

—Veintinueve, cincuentiocho y treintaiuno al norte, cero, siete y cincuenticinco al este —Ordeno Rufinicus al mapa con seriedad —Bingo.—Exclamo con alegría.

—¿Las pirámides de Egipto? —Cuestiono Luciel.

—Al parecer la primera llave astral no se encuentra tan lejos de casa —Murmuro Rufinicus.

—Y ¿Cómo piensas usar esta nave para salir? —Cuestiono Luciel con inseguridad.

—He manejado transportes mas complicados, solo sera una simple ecuación para mi —Afirmo con seguridad.

El joven alienígeno subió hasta la tercera planta mediante la cámara de teletransportación, encendió todas las computadoras del lugar y las interconecto con el holograma, este se programo para generar la presencia de una computadora central del lugar que pudiera adaptarse en una tercera dimensión física y sintética con la que el usuario pudiera interactuar con ella directamente.

—A lo que veo, creo que tienes mucha experiencia tripulando naves espaciales desde hace mucho —Menciono Luciel con sorpresa.

—Antes de llegar aquí era capitán de una de las naves mas prestigiosas de mi galaxia, una falla en el motor durante una exploración nos había hecho caer sobre su atmósfera, el impacto mato a muchos de los tripulantes, yo afortunadamente había sobrevivido gracias a la zona que había caído, la nave se había sumergido sobre el mar y para cuando ya me encontraba fuera de ella, todos los circuitos habían fallado y explotado —Recordó Rufinicus mientras explicaba su llegada.

—Entonces ¿fuiste el único que sobrevivió? —Interrogo Luciel compadecido de Rufinicus.

—Estaba completamente solo, no reconocía el lugar, jamas lo había visto tan cerca, todo me daba miedo, su vegetación, su fauna, mi casco se encontraba quebrantado, creía que moriría a causa del oxigeno, me arrastre desde las costas hasta las dunas del planeta acuático con la esperanza de sobrevivir —Explico Rufinicus nostálgico.

Rufinicus espero un momento de silencio para olvidar lo sucedido y volver a su seriedad, coloco la palma de su mano derecha sobre la mesa en la que se encontraba el monitor cargando y reactivando los motores con su energía cinética, la pulsación de sus dos corazones dirigieron la sangre hasta transmitirse en el motor, generando el calor suficiente para reactivar los circuitos bloqueados por el desuso.

En ese mismo instante la nave se ilumino por una luz desconocida, no provenía de ninguna fuente de energía. El lugar fue invadido por un agudo e intenso pitido, los suelos se elevaron al igual que los muros y todos sus complementos. Las compuertas del almacén subterráneo se deslizaron hacia arriba y abajo, permitiendo el paso a ambos jóvenes.

El joven alienígeno coloco sus manos sobre ambos extremos del teclado y lo estiro hasta extenderlo, volviéndolo mas complejo y especifico. Se trono los dedos, movió su cabeza a los lados hasta que de su cuello se escuchara el crujido, tecleo el monitor hasta que de este cambiara de forma a los controles de una aeronave avanzada, el teclado se había vuelto una extensa tabla deslizable encargada de la inclinación y del suelo se liberaron varios pedales para la propulsión de la nave.

Rufinicus al haber activado los complementos básicos de la aeronave, deslizo su dedo indice hacia arriba sobre el teclado deslizable, inclinando la nave hacia arriba, piso uno de los pedales para activar las turbinas de la misma y deslizo su puño cerrado sobre el teclado, liberando a la nave de la base y saliendo por medio de las compuertas.

Luciel y el regreso de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora