Una densa nube oscura como la noche se había cruzado en su trayecto, llevándolo al borde del peligro a causa de un gigantesco cuerno que salió de la misma. El elfo se tomó de él y se deslizo sobre el mismo hasta llegar a la cabeza de la criatura y giro sin control sobre su lomo mediante repetitivas volteretas, procurando no golpearse con uno de los colmillos externos del mismo. La aceleración con la que se desplazaba había aumentado al grado de perder el control sobre ella y esta se encontraba a poco de dejarlo caer al vació.
Este se dirigió hasta la punta de su cola y se impulsó mediante su aceleración para dejarse llevar hasta la cabeza de otro ser demoníaco. Tomo el control sobre su desplazamiento y se encamino lo más próximo hacia el planeta Tierra, evitando consigo las posibles heridas que pudiese tener en el trayecto. Las nubes oscurecidas se aproximaron a él, lo más pronto posible, liberando con su presencia las fuerzas siniestras que estas aguardaban y sus múltiples demonios desterrados del inframundo. Tras cada intento de estar más cerca de la Tierra, más estrecho y confuso se volvía el camino, aquella densa capa de humo se había hecho más y más extensa de modo que llegar sano y salvo no sería una tarea fácil.
El impulso le había hecho abrir sus extremidades con el fin de tentar su alrededor, atento a su entorno evadió todos los posibles peligros hasta perder gran parte de su energía psíquica en el transcurso de la invasión. Este gaste lo había llevado a perder el control sobre su cuerpo y caer sobre el campo magnético terrestre, llevándolo a atravesar la capa de ozono envuelto en llamas como si fuese un cometa a gran velocidad. En cuanto antes de abrir sus parpados, el ruido de una turbina había estremeció sus oídos con fuerza, haciéndole perder la noción del entorno por el cual caía.
Este se había girado tratando de cobrar el equilibrio y se impulsó para deslizarse de espaldas sobre la cubierta de la bodega de carga de aquel cohete espacial despegar con fuerza hasta llegar a una de sus alas. Presenciando frente a la ventanilla un macabro escenario envuelto de sangre y sacrificios postulados para ser ejecutados al encontrarse fuera de órbita. Hombres de la noche se hallaban sentados para aterrizar en la estación principal, separados en tres fases; La primera para aquellos políticos y siervos de las tinieblas, la segunda cámara para los avariciosos sobrevivientes envueltos de riquezas y fama, siendo la tercera para los esclavos desamparados ante los ojos de la muerte.
Estos se verían expuestos a una muerte despiadada sobre un festín envuelto de orgías e insultos ante el significado de la luz. Ángeles en cuerpos de hombres serian ejecutados bajo el nombre del exponente más temido por los ancestros de la humanidad, siendo el manjar más exquisito para Bescabell. Estos jóvenes puros se mantenían divididos en tres categorías; Los seres terrestres con la consciencia despierta, los supra-terrestres como los más puros nacidos en la Tierra con el fin de cumplir con su ayuda al despertar y los infra-terrestres, quienes serían transformados en los próximos esclavos de la nueva raza en el planeta rojo.
Todos serian sacrificados a excepción de la última categoría, siendo así, futuros sumisos del nuevo gobierno establecido. Sin embargo, uno de ellos había parecido llamar la atención del elfo; Viendo entre sus finos dedos grisáceos el fragmento de un retrato sucio y arrugado como si se tratara de una bola de papel añejo por el tiempo. Este se encontraba sin esperanza de salir de aquel lugar fétido y descuidado, su rostro se hallaba manchado de sangre y sus palabras habían cedido su silencio. Su cuerpo desnutrido y demacrado aun podía moverse con dificultad, sus largas y delgadas extremidades se hallaban agotadas por la falta de nutrientes en su cuerpo, su mente se había sumergido sobre un dolor agudo, borrando toda expresión de fuerza en sus ojos negros.
Las fuerzas impuestas sobre su cuerpo habían llegado al límite, viéndose obligado a soltarse del cohete espacial. Una fuerza le había succionado hacia el centro de gravedad, haciéndolo caer a una altura de varios metros a una velocidad exponencial, de nueva vez la densa niebla oscura le había envuelto sus ojos entre múltiples hileras de humo causado por la destrucción, el proceso por el cual había entrado, estaba por repetirse ante las fauces demoníacas de aquel ser. Aquella dentadura pestilente y putrefacta estaba por intentar devorarle sin piedad de nueva vez, siendo un movimiento en falso a causa de la destreza de su presa al desplazarse al centro de sus fauces y regresando a su tiempo, perforando su garganta.
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Luciel y el regreso de la oscuridad
SpiritualLuciel es un joven que tras la caída del imperio azteca se encamina en la búsqueda de los pergaminos sagrados que abrirán las puertas astrales a una dimensión prohibida por los dioses. En el viaje se vera envuelto en una constante lucha entre el bie...