Capitulo VII - Tentarius, el guardián del mar

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informal blanco bordado en la parte baja de un color marrón y en el cuello de su traje de un color rojo intenso, su cinturón de seda, similar a las plumas de un pavor real, su camiseta roja, una hombrera de metal con bordes de oro en su brazo izquierdo el cual protegía su hombro junto con otro cinturón que conectaba con la funda de su espada el cual recorría su cintura y una malla de cadenas por debajo de su traje. Se había colocado unas botas de metal con refuerzos metálicos con bordes de oro.

El herrero le fabrico un arco a Lanidar, tenia una empuñadura de cristal, un lomo de oro y muescas de marfil. También le otorgo un grupo de flechas con puntas de oro y plumas de pájaro de fuego. Muchos pobladores se ofrecieron voluntariamente a ayudar a Lanidar y a Luciel en la batalla con provisiones.

El águila de la emperatriz miro las calles vacías desde el ventanal del castillo, sabia que algo andaba mal y tenia que informarle a la emperatriz para impedir la liberación del pueblo.

—Definitivamente debemos acabarlos —Murmuro el águila de la emperatriz con molestia.

—Espera a que ellos vengan, tú y yo sabemos que no son capaces de nada—Exclamo la emperatriz con seguridad.

—Luciel y el elfo ese están con ellos, si la bestia no pudo aniquilar a Luciel, nosotros no lo podremos hacer —Advirtió el águila de la emperatriz.

La emperatriz miro a su derecha y mientras curvaba una sonrisa se acerco a un cuadro y coloco la palma de su mano derecha sobre el mismo, dejando ver la representación de la familia de Luciel.

Nosotros no podremos hacerlo, pero se quien si podrá Exclamo la emperatriz mientras miraba a un integrante de la familia.

El elfo cazador había entendido los planes de la emperatriz, salieron de la habitación real y se dirigieron al calabozo, la emperatriz llamo a los guardias para que le ayudaran a tomar a un preso. Llegando al calabozo, tomaron al niño fantasmal a la fuerza, el cual no comprendía que estaba pasando, miraba a los guardias con gran miedo. El águila de la emperatriz sonreía con maldad mientras encaminaba al niño hacia la carroza.

Si buscas guerra, guerra tendrás, pero con mis reglas Pensó el águila de la emperatriz.

Luciel y Lanidar estudiaban las fortalezas del castillo, sus puntos débiles y fuertes, planearon estrategias de combate en una mesa redonda mirando el plano del reino, el cual había sido hurtado por la mujer misteriosa. Luciel miraba el plano de un lado a otro, guardando un silencio abrumador mientras reflejaba con su mirada mucha seriedad.

Las torres están protegidas por trece guardias en cada lado, la puerta esta protegida por el coloso de magma, si atacamos por el frente seria una pésima decisión, por lo que pienso que seria beneficioso dar golpe critico desde las alturas, pero sigue siendo un riesgo, por lo que sugiero que uno se sacrifique y distraiga a los demás guardias mientras el ejercito se adentra al castillo Sugirió Luciel.

Aunque sea buena la estrategia, yo plantearía que seria mejor que derrumbar los muros con catapultas Agrego Lanidar.

Ahora que mencionas las catapultas, no esta mal, de hecho creo que podríamos llenar las rocas con lava fundida y de este modo podríamos acabar con rapidez los muros Reitero Luciel mientras miraba a los dos jóvenes elfos.

Bien, ahora que ya sabemos como derribar los muros ¿Cómo nos dividiremos? Pregunto la mujer con curiosidad e intriga.

Yo me encargare de los soldados, tu Lanidar te encargaras de guiar a los arqueros Explico Luciel mientras lo miraba a los ojos.

Luciel y el regreso de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora