Los caballeros asombrados por las palabras de su emperador, prosiguieron su camino mientras se alejaban de todo aquello que les pudiese tentar. El trayecto los había guiado a las múltiples pruebas donde muchos fueron seducidos por los encantos del mundo material; riqueza, poder y fama eran los nombres de aquellos demonios que se escondían entre aquellos tesoros.
Tras haberle seguido por múltiples pasadizos con muros de piedra y suelos de cristal, llegaron a una inmensa estatua inmersa en la figura de un ser majestuoso; un ave con cabeza de águila, su par de alas de búho, pecho de oso y melena de león albino, patas de dragón y garras envueltas de oro como las de un tigre. Esta parecía mirar a un lado que guiaba a un muro de piedras que salían del mismo con sus cuchillas de cristal, el emperador había tomado una soga y la había atado a su cintura. En cuanto antes de colocarse los guantes para no cortarse con los cristales de aquel muro, uno de sus caballeros les advirtió del mensaje tallado en la base de la estatua, el cual mencionaba:
"Amados aventureros y bienaventurados guerreros de la luz, aquellos que han sido capaces de cruzar las múltiples tentaciones del mal sean guardados bajo el manto de esta cúpula de piedra envuelta de señales de luz, bajo mi maestro se halla mi paz y la respuesta de la vida, aquellos a quienes les haya de guiar, escúchenle como a sus deseos, pero no olviden que la vida es primero"
El mensaje parecía no ser claro tras las palabras de aquel soldado, lo releyeron de nueva vez y le tradujeron de forma incesante, pero este en vez de ser mas claro, se volvía mas confuso. Juegos de palabras se adentraron en las lenguas de los caballeros como víboras de ignorancia y astucia por hallar la verdad. Luciel les miro con extrañeza por el acto y se acerco al muro, coloco una de las plantas de los pies de sus botas de acero y esta quebró el cristal en miles de pedazos, hecho que le hizo comprender el dolor que pasaría por subir.
«Este eres tú y aquella vaina de cacao que se encuentra ahí arriba, son tus sueños, éxitos, familia y deseos» Retumbo la voz de su madre en su cabeza en aquellos instantes, miro al techo con decisión, se quito sus guantes y botas, tiro al suelo su espada y su hombrera metálica con el bordado de oro pulido. Sus caballeros le miraron anonadados por aquel acto mientras lo veían sangrar desde las manos hasta los pies, hecho que le hizo recordar al emperador la muerte de su primer maestro en aquel camino envuelto de insultos y latigazos. «Mamá ¿cómo es que sabes que va acontecer esas cosas?» Recordó su voz preguntado en la niñez «Porque el destino así lo ha escrito en tu vida» Respondió el recuerdo de su madre.
—¡Emperador! ¿Se encuentra bien?—Grito uno de los caballeros con las manos en la boca.
—Debemos ayudarlo—Murmuro su compañero mientras corría a socorrerlo.
—No, detente, mira los cristales—Le detuvo alzando la mirada a los mismos. La colección de la cúpula era inmensa como para tardar años en recolectar un pequeño porcentaje de los cristales que aun se mantenían custodiados por la estatua, estos solo servían de reflejo para los mayores recuerdos dormidos en aquellos hombres deseosos de irrumpir aquel lugar sagrado.
«¡No vuelvas a asustarme de esa forma!» Forzó la voz sobre fuerza del joven a quebrar por de un modo accidental el cristal en que su mano derecha se posaba, causando muchas heridas en la misma. El emperador suspiro para soportar silenciar su dolor y coloco las partes medias de sus dedos sobre otro cristal cercano. Sus soldados planteaban la posibilidad de que este cayera del muro, quien ya se encontraba a varios metros alejado del suelo y recargado sobre los cristales al subir con poca protección mas que su soga atada como un gancho en su mano; lista para ser arrojada al otro lado.
«Mi padre, el pertenecía a los guerrero jaguar y desde muy pequeña me había enseñado a combatir, él decía que un día de estos, ya no iba estar conmigo y que era necesario que yo aprendiera a combatir, pero el ya no está conmigo» Causo su en mente un sentimiento de culpa de forma repentina en el joven, este se apego a la pared y sollozo mientras dejaba caer sobre sus mejillas el llanto. «¿Que fue lo que paso? ¿Porque ya no está contigo?» Pregunto el recuerdo de su voz a la niña que le acompañaba en la cinta de aquella escena «No, ya no lo está, un día se fue a la guerra sin decirme nada y jamás volvió» Respondió la voz con melancolía, terminando de quebrantar al joven.
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Luciel y el regreso de la oscuridad
SpiritualLuciel es un joven que tras la caída del imperio azteca se encamina en la búsqueda de los pergaminos sagrados que abrirán las puertas astrales a una dimensión prohibida por los dioses. En el viaje se vera envuelto en una constante lucha entre el bie...