Juventud Eterna ||Naruto||

Capítulo XXI ✦

➸Otra partida.

— Infórmame, como vamos. — pregunte. — Se supone que en estos momentos debería de llegar el segundo Hokage. - Golpee la mesa molesta.

—Sólo espere unos minutos más, su prometido llegará en cualquier momento. — Respondió la chica temerosa.

—Sabía que tenía que ir con él. — Apreté mis puños. Tú lo prometiste, Aún no te puedes ir. — Voy a salir a buscarlo. — Contesté saliendo del lugar.

—Pero acaba de llegar con su equipo y está muy herida. — Me trato de detener la chica.

No le hice caso, salí dispuesta a encontrarlo. Justo en la entrada o para mí la salida, veo a su equipo llegar. Me emocioné, sentía como mi corazón bombeaba fuertemente, estaba feliz. Estaban muy heridos, observe a un hombre de estatura baja, piel morena y pelo de color marrón oscuro con amplias entradas, era Sarutobi.

— Sarutobi. — Lo llame. —Todos están hechos un asco, déjame y te ayudo, —comencé a aplicarle jutsu médico. — Y, ¿Dónde está Tobirama? — Pregunté mientras me asomaba un poco para ver mejor, pero sin dejar de aplicar jutsu médico. Sentí como su cuerpo se tensaba y como agachaba la mirada.

—El... Nos protegió, nos salvó, la debemos la vida.

— Esta muerta. — Agache la mirada. — Es un completo idiota. — Susurre. — Si yo hubiese estado en su escuadrón esto no hubiese pasado. — Solloce. — Ahora tu eres el próximo Hokage, ¿Verdad? — Le pregunte, tratando de no llorar.

—Sí, así es, en verdad yo quería salvarlo, pero él se sacrificó por nosotros.

—Me retiro. — Me fui de ese lugar. Salí de la aldea.

Al estar totalmente lejos, llore amargamente su ida. Se supone que ya yo sabía que algún día iba a partir, pero no tan pronto. Sera que siempre será así, pensé que podría estar feliz por más tiempo... pensé que esta vez sería diferente. Pero me equivoque, siempre me equivoco. Primero Hashirama y luego tu, será que este patético mundo me odia, el destino, la vida, todo es una completa mierda.

Me acerque a un lago, solo quería ver mi reflejo. Me observé en el lago, igual, pareciera que todos esos años que viví nunca hubiesen pasado, la única diferencia en la marca del "Sello Fuerza de un Centenar", un pequeño sello en mi frente en forma de un rombo. Eso era lo única diferente en mí, Gracias a la esposa de Hashirama, ella fue la que me enseño la técnica, que era fácil.

Decidida, volví al campo de batalla, con todos los ninjas de nuestra villa. Ya teníamos que terminar esta absurda guerra. Ganamos, fue una victoria sin gracia para mí, será que nunca tendremos paz.

Me fui de la aldea a hacer varias misiones, tal vez ya estaba cansada, cansada de ser un ninja. Pero en unos cuantos años regrese. Al primero que quería visitar era al tercer Hokage, esperando que estuviera cuidando bien de la aldea. Al llegar a la oficina del Hokage, no me encontré a nadie, así que tuve que divagar por la aldea para ver en donde se había metido.

Lo encontré, había cambiado tenía una barba pequeña y pelo de punta, siendo ambos de color marrón oscuro. Charlamos y me quiso presentar a sus alumnos, me emocione, tan rápido y ya tenía alumnos, o será que yo no percibo el tiempo como los demás.

—Hisae-chan, estos son mis alumnos. — Sonrió, y me asombre al ver a la pequeña nieta del primer Hokage entre ellos. — Ellos son Jiraiya, Tsunade y Orochimaru. — Me los presento.

—Un gusto. — contestaron los tres.

—Hisae-sensei. — Corrió a abrazarme Tsunade.

—Tsunade, que grande estas. — Le correspondí el abrazo.

—Hisae-sensei, ¿cómo hace para no envejecer? — Me pregunto. — Siempre la veo igual de hermosa.

—Gracias Tsunade, pero ese es un pequeño secretito. — Le guiñe el ojo. — Espero que no estés descuidando tus entrenamientos.

—Claro que no, Hisae-sensei, quiero ser igual a usted.

—Claro quieres tener los mismos pechos de ella, ¿Verdad? — Grito Jiraiya de lejos.

—¡Baka! — Le grito y comenzó a corretearle, y yo reí.

— Y tú eres Orochimaru, ¿No? —Le pregunté, y el extendí la mano. — Un gusto.

—Igual. — estrecho la mía.

—Saru, —Me acerqué a él. — ¿Quién es tu mejor alumno?

—Orochimaru. — Contesto sin dudarlo.

—Espero que cuides muy bien a los chicos, yo ya me retiro. — Me fui del lugar.