Capitulo XI✦

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  ➸ Es mejor morir. 

Y así seguimos, nos convertimos en nómadas, lo máximo que hemos durado en un solo lugar apenas una semana. Seguimos entrenando como siempre, hemos disminuido nuestras horas. La adversidad es lo que separa lo bueno de lo maravilloso. Por eso es que las estrellas brillan de noche. Y cuando sea ese momento nosotros seremos las estrellas

Como llegue a esto, me siento tan mareada, yo ni siquiera sabía que era el Sake. Hajime me encontró mientras caminaba sin rumbo por quién sabe dónde, me llevaba a la habitación, el Sake es una bebida hecha con alcohol. Entonces rompí una regla ninja, el alcohol, uno de los vicios de los ninjas.

—Hajime, ¿Soy una mala persona? Rompí un tabú ninja.

—No, Tú no sabías que eso era alcohol.

Llegamos a la habitación y caí a la cama con él. Lo agarre su camisa y apague sus labios con los míos, el me siguió el beso, se subió a mí, que me encontraba arrecostada en la cama, desde que se me confesó no nos habíamos besado, los extrañaba, extrañaba sus labios suaves, extrañaba esta corriente eléctrica que me recorría el cuerpo, extrañaba sentir como mi corazón martilleaba mi pecho con fuerza. Pose mis manos en su nuca enredando mis manos en su cabello, llegó un momento en que comencé a tirar de él, a lo escuché un gruñido proveniente de su garganta. Nuestros labios se tocaban una y otra vez. Nuestras lenguas jugueteaban en un ritual de fuego. Parecía que nuestras lenguas competían para ver quién era más rápida, más profunda, más placentera.

Solté un pequeño gemido y nos separamos unos segundos para poder coger aire, notando la cálida mano de Hajime meterse en mi camisa. No tardamos más que un instante en volver a unir nuestros labios, en un beso lento y profundo que nos dejó sin respiración.

Al querer ir más allá, Hajime se detuvo, "No podemos" dijo él, con la excusa de que estaba borracha, que el alcohol tomaba estas decisiones. Pero antes de dormir, depósito un tierno beso en mis labios.

Su cumpleaños llegó, nada fuera de lo común, celebramos, festejamos. La noche, fue inexplicable, llena de pasión, respiraciones aceleradas, agitación, suspiros, alagas, AMOR, fue algo que nunca voy a olvidar y tampoco quisiera olvidar.

Sonriente me la pase todo el día, algo en mi radiaba felicidad absoluta. Creo que es el amor, si lo sé es muy cliché, pero... Pero es maravilloso.

Ese día desperté debido a un gran ardor venir de mi mejilla, abrí los ojos rápidamente, parpadeando repetidas veces para que mis ojos se puedan adaptar. La figura femenina la distinga de inmediato, aunque hubiese deseado que estos me engañaran, era Mei. Como pude distraerme, siempre he sido distraída, pero Hajime no. Lo busque con la mirada, estaba inconsciente. Mei me agarró del cabello con una enorme sonrisa arrogante implanta en ellos. Me ato con algo parecido a una cuerda, supe que no era una al tratar de zafarme.

—Nos volvemos a ver, querida. — Me miró de reojo.

—Púdrete. — Le escupí.

Se limpió bruscamente. Giro e impacto su puño contra mi cara y no se conformó con esa sino que siguió golpeándome una y otra vez, tanto fue que sus propios nudillos sangraron.

—¡Ya no eres tan valiente! — me obligó a mirarla. — ¡O si maldita!

Me ardía todo el rostro, pero hacia todo lo posible para no mostrar ningún gesto. Hajime seguía inconsciente.

Al siguiente día me despertó con un vaso de agua helada. Al abrir mis ojos me encontré con los ojos de Hajime viéndome fijamente lastima era lo único que mostraba, yo le dirigí una sonrisa, tal Vez la última que de.

Juventud Eterna ||Naruto|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora