Capitulo XVII✦

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➸Entrenar hasta sangrar

Mentira, lo de la montaña fue una mentira,

Montañas, desiertos, Bosques. Selvas... todos estos fueron mentira, a excepción de uno, la pradera, quien lo diría en una pradera vive un viejo sensei, Ese lugar era algo apartado de los clanes, tiene cierta lógica, ¿Creo?

Logre convencer al señor mayor y me convirtió en su pupila, trabajare sin descanso.

Un resumen de estos tres años que pasaron. Los primeros seis meses encontrando a un sensei digno a que me enseñe. Lo demás fue un duro entrenamiento, yo creía que no estaba mal mi entrenamiento, pero estaba equivocada, aún tenía mucho que aprender, desde la fortaleza física hasta la fortaleza mental, estas dos fuerzas van tomadas de la mano, lo aprendí a las malas. El sensei era viejo y comenzaba a desconfiar de dicha sabiduría y fuerza que este decía que poseía, así que lo rete, y perdí, una derrota que jamás olvidare.

—¿Por qué lo haces? —Pregunto el sensei sereno.

—Por una promesa que hice ase un tiempo.

—Pues así no te podre entrenar.

—¿¡Eh!?

Grite mientras caía de mi lugar.

—No habla enserio. —Dije mientras me levantaba y me iba a un lado del.—Por favor.

—Tú eras la que lo tienes que necesitar, no otra persona, cuando descubras por ti misma porque quieres hacer eso, por tu propia voluntad, por tu propio deseo.

Me quede meditando sus palabras.

—Yo no quiero...

—Eh, dilo más fuerte.

—Yo no quiero ver a otra persona morir frente a mis ojos, no quiero ver tanta maldad, yo no lo hago solo por mí, lo hago por todas las personas a las que aprecio, por todo ser viviente, quiero protegerlos y no quiero que otra persona sufra el mismo destino que yo he sufrido.

Mire al suelo.

—Yo quiero ayudar al mundo.

Siempre he dicho que soy confiada, y esto me ha traído tantos problemas, problemas que supere. El sensei siguió entrenándome aun después de que le falte es respeto. Dijo que los jóvenes eran tercos y por eso medio otra oportunidad y estuve sumamente agradecida. Me enseño todo lo que sabía, dijo que este era su legado en el mundo, "Sentí una corazonada" fue lo que me dijo. "Tu harás cosas grandes, depende de ti, serán buenas o serán malas" "Por eso te dejo todos mis conocimientos, has que tu corazón te guie" Fue lo último de me dijo el sensei antes de que partiera. Yo solo sonreí y voltee a verlo "traeré la paz al mundo, Dattebayo" y me retire, pero no sin antes inclinarme hacia él en signo de respeto. Los tres años pasaron, durante esos tres años, lloré, luche, Me rompí varias partes del cuerpo, luche contra mí misma, pero seguí. Cada vez que miraba el dije de Katana colgando en mi cuello, me levantaba una y otra vez. Cada vez que miraba la marca que tenía en mi pecho, te recuerdo, recuerdo tu sacrificio, y la promesa que hice. Por eso sigo de pie lista para afrontar al tiempo y al destino. Aunque suene muy cliché, aun te siento a mi lado.

Aunque han pasado tres años y tenga veintidós, aun siento que mi tiempo está detenido. En estos tres años, cada día de mi cumpleaños, miraba mi marca recordándome que estoy atada a este mundo, veré partir a todas las personas importantes para mí, deseando también irme con ellos. Pero tengo que acostumbrarme, ¿no? Esto apenas es el principio.

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