➸Reencuentro
Estaba enfrente de la entrada del clan Senju. Los ninjas que vigilaban la entrada, fueron fáciles de evadir. Llegue fácilmente a la casa de Hashirama y Tobirama, fue pan comido. Camine hasta la puerta de su casa y me detuve, no sabía qué hacer, como los saludaría, fueron tres años. Mientras pensaba escuche a alguien abrir la puerta y me alarme, era su padre. Él no me conocía y no creo que me recuerde, ya que me empezó a atacar.
—¡Una intrusa a estrado al clan! —Grito mientras me atacaba con su Katana, y yo me alarmaba, está llamando mucho la atención.
—¡Espere, esto es un malentendido! — Trate de calmarlo mientras esquivaba cada uno de sus ataques.
—¡Aja, y entonces que viniste a hacer, a saludar! — Dijo enojado. — ¡No soy tan tonto niña!
—Padre, ¿Qué está pasando?
El recién nombrado se alejó y me confundí, hasta que sentí el piso quebrarse y salir madera de él, esta salió alrededor de mí, y me atrapo. ¿Pero qué es esto? ¿Madera?, ¿Qué clase de jutsu es este? Eso no importa eso en estos momentos. Alce mi puño y lo impacte contra el muro, se formó un agujero, y logre salir.
—¡Solo estoy buscando a un viejo amigo! — Levante mi mano, dando a entender que no iba a atacar a nadie.
—Hisae, ¿eres tú? —Me pregunto un hombre alto, a lo lejos.
—Sí, esa misma soy. — conteste. — y ¿tú eres? — No estaba segura de quien era estaba muy lejos de mí.
—Sensei, soy yo Hashirama. — Se acerco a mí con una sonrisa.
—Hashirama. — también me acerqué a él, y cuando lo tuve al frente tuve que alzar un poco el rostro para mirarle bien. —Veo que creciste.
—Y tú estás igual. — sonreí.
—Gracias, pero tú no estás igual, y pensar que yo te revolvía el cabello. — Reí y comencé a deprimirme. — soy una enana.
—Tienes, mucha razón, sensei. — Lo mire mal. — Y... ¿Cómo le fue en su viaje?
—Bien, o eso creo, ya terminé mi entrenamiento. — me empecé a tronar los dedos. — ¿Quieres ver? — Sonreí macabramente.
—Creo... que será mejor que veas a Tobirama primero, no crees. — Me agarro de los hombros y me empezó a guiar por la casa.
—Excusas, puras excusas.
Empezó a recorrer toda la casa en busca de ser hermano, pero no lo encontraba, y yo seguía siendo empujada por él.
—Hay se me había olvidado, — se golpeó la frente con la palma de su mano derecha. —esta es su habitación. — Creo que se estaba dirigiendo a la habitación, es lo más lógico. Al estar enfrente de una puerta café la toco dos veces. — Tobirama, adivina quién nos visita. — Pregunto Hashirama mientras me sacudía.
—Si es de nuevo Izanami, dile que se marche. — Contestaron al otro lado de la puerta.
—Es todo un divo, ¿no? — Le susurre mientras reía.
—Es alguien mucho mejor. —Abrió la puerta.
—¿Quién? — pregunto fastidiado.
—¡Tu querida sensei! — Pase, después de Hashirama.
Se quedó mudo, como si estuviera procesando lo sucedido.
—Hace mucho que no nos veíamos, Tobirama. —sonreí. —Y... No vas a decir nada. — moví mis hombros varias veces.
—¡Sensei! —Se lanzó a abrazarme, que raro él no es así. Comencé a tocar su frente tal vez tenga fiebre. — ¿Qué haces?
—Sólo reviso, tal vez tengas fiebre. — Él se separó, y se aclaró la garganta.
—Que bien que hayas regresado, sensei. — Volvió a decir Tobirama.
— Llamen mejor Hisae— Sonreí y ellos asintieron. — ¿Se han hecho más fuerte verdad? Claro que sí que estoy preguntando. — Me lleve las manos a la cintura mientras sonreía, sí que han crecido. — Si que han crecido, y mírense, has madurado y han cambiado.
Mi mirada se posó en Hashirama, se convirtió en un hombre alto, piel morena, ojos marrones con grandes ojeras y una larga cabellera oscura que llegaba a su cintura.
—En estos tres años te dejaste crecer el cabello. — Agarré un mechón de este. — Es más largo y más sedoso que el mío. — Me eché a reír.
Pose mi mirada en su hermano menor, observándolo. Su cabello grisáceo y sus ojos rojizos no habían cambiado, tenía tres rayas rojas en el rostro, dos debajo de los ojos y una sobre la barbilla, eso era nuevo. Era un hombre alto, de aspecto maduro y mirada intimidante, había madurado más que su hermano, se notaba.
—Están seguros que ustedes son hermanos. — Los señale. — Son muy diferentes. — Les apreté las mejillas a cada uno. —Y, ¿yo he cambiado? — Pregunté mirando el suelo.
—Sigues igual Hisae. — Respondió Hashirama, ya lo sabía.
—Sigues igual de hermosa. — Comentó Tobirama, mirando hacia otra dirección.
—Gracias, chicos. No saben cuánto los extrañe.
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Juventud Eterna ||Naruto||
FanfictionRumores se escuchan sin cesar desde hace 100 años, de una joven mujer que rompió los límites conocidos de los ninjas, lo que muchos ninjas aspiran lograr, lo que no solo los ninjas desean, lo que la mayoría de humanos quieren. No consiguió la vida e...