Rumores se escuchan sin cesar desde hace 100 años, de una joven mujer que rompió los límites conocidos de los ninjas, lo que muchos ninjas aspiran lograr, lo que no solo los ninjas desean, lo que la mayoría de humanos quieren. No consiguió la vida e...
—Descuida. Fue demasiado rápido como para poder ver tu rostro. — me animó.
—Pero, pero... Soy tan idiota. — Susurre.
—No te lamentes. — me agarró de la mano. — Yo estoy contigo, saldremos de esta, como siempre. — al levantar mi rostro me tope con su hermosa sonrisa. —Dattebayo. —Y me abrazó.
El me cargo en su espalda y siguió saltando de árbol en árbol, yo extrañada de sus actos solo guarde silencio y escondí mi cara en su espalda mientras olía su aroma tan peculiar y agradable.
—Sabes que no estoy herida, ¿Verdad?
—Sí, lose, pero así me veo más heroico.
—Eres un idiota.—Susurre divertida.
Y así continúo nuestro camino, en silencio, pero, me gustaba este silencio.
—Ya me puedes soltar. — Le dije.
—si tienes razón. — me bajó.
— ¿Tienes aún los pergaminos? — le pregunté mientras entrábamos a nuestro hogar.
—¡Claro! Ellos son mis preciosas joyas. — Me confesó y lo mire extrañada.
—Si, si, ya pásame a tus bebes.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Mira estas bellezas. — me los pasó.
—¿Por qué tu obsesión por los pergaminos? —Pregunté.
—No son los pergaminos, son lo que llevan dentro, gracias a estos pergaminos me haré más fuerte y terminare ésta estúpida pela entre clanes. — confesó, yo me le quede viendo con admiración.
—Será que yo...- Hice una pausa.- ¿Puedo ayudarte?- Me acerqué a su rostro.- Por favor.
—Etto... —Hiso una pausa mientras miraba a otro lado. — ¡Claro que sí!
—¡Sí!
Pasaron varios meses después de lo ocurrido y hemos entrenado sin cesar día y noche, el es fantástico como maestro. Hac unos días usmee en su cuarto, encontrándome con algo realmente interesante, un supuesto pergamino secreto y tenia un papel atado a este que decia "Papa" en el frente.
—Hajime tú me haces sentir rara. — Le confesé. — Me haces sentir especial. —El volteó y me miro serio.
—Es que tu eres especial, y más para mí. —Me abrazó, estaba tan confundida que no supe cómo reaccionar, pero de algo estaba segura estaba muy pero muy feliz.
