4 - Primer problema, Stacy

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Luego de ser instruida por Chealse por toda la escuela me condujo a mi clase de Historia Natural, donde una anciana no muy amigable, me dejo pasar a duras penas. Me senté en un asiento libre al fondo, junto a la ventana y saqué mi mascota para tomar apuntes de la clase.

—No suelo repetir lo que digo en clase, pero dado a que es nueva lo dejaré pasar.—dijo la señora refiriéndose a mi—. Soy Nora Hope, la maestra de Historia Natural, y como todos los años, empezaré por poner un trabajo de 50 páginas con un valor de 10 puntos para su nota.Esta vez será en pareja así que la persona a su derecha estará asignada al informe con usted. Al final de la clase pasarán por mi escritorio y les asignaré un tema, por ahora acérquese a su pareja e intercambien ideas.

Dicho esto,la señora Hope se sentó en su escritorio y empezó a leer un libro de tapa dura algo desgastado. Todos se pusieron de pie y arrastraron sus asientos y sentí como mi compañero se acercaba a mí, así que no me quedaba de otra que ser linda por lo menos un día.

—Mucho gusto, mi nombre es... —las palabras se atoraron en mi tráquea al ver a Terréense junto a mí.

No podía gritarle que se alejara, ni que no quería verlo por que básicamente fui yo quien tomó asiento aquí y no vi que presentarán a ningún otro estudiante.Lo que quiere decir que él ya estudiaba aquí, yo soy la impostora.

—Puedo pedirle a la profesora que me asigne a otra persona si te molesta mi presencia.—dice bajando la mirada.

—No importa.—dije lo más cortante que pude—. Es sólo un trabajo, veremos que nos toca investigar y yo redactaré, también te pasaré una investigación y tu redactadas algo. El mejor de los dos será presentado como el resultado final de la investigación.

El resto de la clase cada uno decidió ignorarse, por lo menos por mi parte, ya que saqué la novela que estaba leyendo de mi mochila y me dispuse a ponerme al día con mi lectura. Tres materias más tarde, caminaba con la multitud de alumnos en dirección a la cafetería.

Compre mi almuerzo, luego busque un lugar vacío para sentarme, hasta que visualicé a las chicas que me llamaron desde una de las mesas cercanas a las puertas. Aunque note que eran las únicas sentadas, no dije nada, ya que en realidad no me importaba. Tomé asiento y me dispuse a comer.

Una rubia se acercó a nuestra mesa seguida por dos rubias de farmacia al estilo séquito de clones.

—Miren lo que tenemos aquí.—dijo con la voz más chillona que ha escuchado—. Perdedora uno y perdedora dos, ¿cómo sigue la vida de los Don nadie de la escuela?—dijo haciendo que las dos descerebradas detrás de ellas se rieran.

Levanté la mirada y carraspee haciendo que su estupicidad reparará en mi presencia.

—Vaya, si es cierto lo que dicen.—dijo para volverse a sus amigas—. Todo y todos reconocen su puesto y encajan a la perfección, ¿como si no terminó la pobretona aquí?

—Bueno, seré pobre, pero puedo llenarme la boca diciendo que mi cuerpo al igual que mi cerebro es algo que no compre en una tienda de Praga.—dije para volver a centrarme en mi almuerzo.

La chica indignada abrió los ojos a más no poder y me miro ofendida.

—¿Cómo rayos te atreves a hablarme así? —dijo llevando su mano al pecho—¿Acaso no sabes con quien estás hablando?

Mire a mis amigas y estaban estupefactas, parecía que no se creyeran lo que acababan de escuchar.

—La verdad linda, tampoco me interesa.—le dije, dándole un sorbo a mi bebida—. Ahora, ¿puedes darnos espacio? Trató de digerir mi almuerzo sin una indigestión y tu cara me da asco.

Volví a poner mi atención en mi almuerzo, y la chica pisoteo e hizo un berrinche, pero al notar que no me importaba, se fue de allí hecha un tornado de furia.

La mesa se quedó un momento en silencio, hasta que levante la mirada a las chicas que seguían mirándome como si fuera un bicho raro.

—¿Y a ustedes que les picó? —dije haciéndolas salir de su trance.

—Tú... y ella, pero tú...

—Lo que Chels quiere decir es que fue increíble como dejaste a esa zorra sin palabras. —dijo Sarah con una sonrisa en el rostro—. Esto va a ser sensacional para el Blog. —dijo dando pequeñas palmadas.

—Chicas —dijo Chels, llamando nuestra atención—. Creo que tenemos público. —dijo para señalar a nuestro alrededor.

Mire sobre mi hombro sólo para darme cuenta de que toda la cafetería tenía los ojos sobre nuestra mesa. Como si no hubiese nada más interesante que pudieran hacer con sus vidas.

—Vuelvan a sus vidas.—dijo Sarah haciendo que todos los estudiantes volvieran a lo suyo.—Buu, creo que tendré que subir esta historia antes que la barra de chismes del periódico.—dijo haciendo un puchero.

Luego de unos 30 minutos el timbre sonó anunciando el regreso a clases. Mi siguiente clase era una de mis favoritas, aunque no me gustara participar del todo. Me adentré al salón de música y me tomé asiento en la mesa del fondo. Saque mi libro de la mochila y retome la lectura que había dejado en clase de Historia Natural.Mientras los estudiantes iban tomando sus respectivos lugares, algunos entraron corriendo justo antes que la maestra entrará y cerrará la puerta con llave una vez dentro.

—Bien, vamos a comenzar.—dijo la mujer con algo de temperamento—. Primero que nada, no estoy de humor, lo que quiere decir la clase será una tumba, segundo nada de libros en mi clase.—dijo mirando sobre mi pupitre—. Espero que eso sea los inicios de la música o estas fuera de esta clase jovencita —dijo mirándome—. Ah, eres la nueva.

—Mi nombre es Alex...

—Séquién eres Alexandra —dijo restándole importancia —Y aquí no eres nadie.

—No me llame Alexandra y USTED no es nadie, para llamarme así. —le respondí con mismo modo.

La mujer se me quedo mirando para luego poner media sonrisa en su rostro.

—¿Qué sabes de música? —dijo intrigada.

—No mucho, pero aprendo rápido.—dije a lo que ella se mostró a interesada.

—Pasa al frente —exigió a lo que tuve que obedecer.

Me pasó un pentagrama con unos tonos en ella y lo reconocí como la tercera sinfonía de Beethoven.

—Espero seas capaz de aprenderse esto en los siguientes 15 segundos. —dijo con una sonrisa de pocos amigos.

Genial, simplemente genial. Hasta los profesores aquí son unos desquiciados. ¿Es un instituto o una cárcel?

Me senté en el piano y acomodé las hojas frente a mí, las repasa con la mirada y me dispuse a tocar. No soy una experta, pero cuando era niña mis padres solían darme clase de piano y guitarra ellos mismos. Aún práctico de vez en cuando sólo para relajarme un poco.

Toque la primera hoja del pentagrama como parte de la demostración para la profesora y los alumnos. Cuando termine de tocar, mira a la maestra que fruncía el ceño en mi dirección.

—Por lo menos no fue tan deplorable.—dijo para proseguir con su clase

a la mierda con todosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora