20- Aun te espero

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El camino a casa fue mucho más tranquilo de lo que espere. Agradecí enormemente que el silencio reinara porque iba muy perdida en mis propios pensamientos.
Al llegar a casa Terrence estaba en el sofá hecho un manojo de nervios, al escuchar que la puerta se abría, salto del sofá. Por un momento se concentró en mí. Me miro a los ojos, como si buscara las respuestas a las miles de preguntas que pasaban por su cabeza. Verlo así de preocupado me hizo sentir que no era la única que esta con las emociones a flor de piel.
Un leve movimiento detrás de mí hizo que Terrence enfocara su vista en la persona que estaba cerca. La confusión se dibujo en su cara al ver a Jonah.
—Alex... —dijo sin apartar la mirada, pero no alcanzo a completar la oración porque me aferre a él.
—Terrence —capto su atención—, Papa, está fuera de peligro, pero el doctor dijo que lo dejaran en observación un tiempo —me aferro a él enterrando mi cabeza en su cuello.
En respuesta Terrence me estrecha aún más y acaricia mi cabello. Dándome el consuelo que necesito por el momento.
Luego de unos minutos, me separo. Terrence me deja ir, pero se siente reacio a soltarme aún. Sostiene mis manos para no finalizar el contacto, y me mira.
—Alex —lo miro al llamarme—, Se que estas cansada tanto física como emocionalmente. Pero no estoy dispuesto a dejarte sola, ahora que la salud de tu padre es lo primordial. Así que… estaba pensando en que podía quedarme contigo hasta que todo esté bien, ¿de acuerdo?
—Estaré bien —asiento lentamente—. Me quedare aquí con las niñas.
—Bien, iré a casa y regresare con algo de ropa. —dice con una leve sonrisa.
Antes de soltar mis manos, Terrence mire a Jonah nuevamente. Puedo ver su ceño fruncido y un sentí que sus manos se tensaban.
—No te preocupes, por favor. Solo se quedará por un rato, hasta que terminemos de hablar. —le trato de convencer. Me giro para mirar a Jonah a los ojos—. Luego de ira para no volver, como suele hacer siempre.
—Está bien.
Terrence se aleja con paso firme, mientras no aparte la mirada de Jonah. La desconfianza se ve en sus ojos.
Suspirando con pesadez, me encamine hacia las escaleras con dirección a la azotea. Jonah me seguía sin decir una palabra. Una vez arriba, la suave brisa de la noche acariciaba mi piel. Las luces de algunos de los edificios en la lejanía en contraste con el manto oscuro. Las luces parecían hacer hincapié en resaltar mi silueta, dándome una presencia de aura luminosa.
Me quede observando el paisaje, dejando que mi mente se perdiera un poco a la deriva de mis pensamientos. Pero solo era una excusa para no enfrentarlo.
Me giré lentamente y lo encontré mirándome. Parecía analízame, estudiando capa expresión, movimiento, como solía hacerlo antes. En su rostro cruzaron miles de preguntas no dichas, y solo esperaba por una respuesta mía.
—El tiempo es valioso, y no tiene mucho para desperdiciar. —dije para que saliera de su ensoñación.
—Lo sé… es por eso que estoy aquí. Quiero que ese tiempo regrese.
—Eso es imposible, y lo sabes. —dije cortante.
—Aun así, he venido para decirte que… fui un completo idiota. —Agacho su mirada en silencio.
Lo mire por un instante antes de que una leve risa sarcástica se escuchara.
—¿Y es regresado solo para decirme algo que ya sabía? —seguí riéndome—. ¿Y qué? ¿Tienes algo más que añadir? ¿Algo de lo que no sepa?
Aquellas preguntas le hicieron levantar la mirada y mirarme a los ojos. Trato de desarmarme, de ir eliminando capa por capa de una coraza casi impenetrable. Sin embargo, no le sería tan fácil al intentarlo. Ya no era la misma chica ingenua y vulnerable que una vez fui. Ya no más.
—Perdona… —dijo agachando nuevamente la mirada—. Se que ya no es el momento para decirlo, pero, aun así, quiero disculparme. No ha habido un solo día en el cual no me arrepienta por lo que te hice en aquel entonces. Fui… no, soy un imbécil que te dio la espalda en el momento que más me necesitabas. Para ese entonces, no pensé con claridad, y creí que mis acciones eran para tu bienestar. Sin embargo, era una mentira y solo pensé en huir.
Aquellas palabras empezaban a filtrarse dentro de mí, haciendo que temblara de ira con el simple recuerdo.
—Se que no puedes perdonarme así, sin más. Pero quiero que sepas que, el dolor que sentí al irme y dejarte sola, me lastimo. Me dolió tanto el haberte hecho daño… y si pudiera retroceder el tiempo y evitar todo aquello, no lo pensarías dos veces. Te mantendría a mi lado y…
Plaf
El sonido de mi mano chocando contra su mejilla, cortando sus inútiles palabras de lamento hicieron que todo se quedara en silencio. El picor de mi palma era una señal de que ya estaba harta de todo aquello.
Jonah no dijo nada por un momento, hasta que me alejé algunos pasos hasta la baranda y le di la espalda. 
—Lo sé… se que no merezco tu perdón.
—¿De cuál perdón hablas? —dije indignada—. Yo no puedo otorgar un perdón ante algo que fue perdonado. En aquel entonces, tu acciones, gesto, palabras e indiferencia se quedaron atrás, justo aquel día donde me miraste con asco y repugnancia y dijiste aquellas palabras.
—Y desde entonces la culpa me persigue. Nunca debí de hacerlo, nunca debí dejarte sola cuando más me necesitabas. Y cada día me lamento por ello. —trato de acercarse a mí y tocarme—. Alex, por favor, mírame. —dijo con voz suplicante.
—¡No te acerques! —le dije—. No lo intentes.
Me gire para hacerle frente.
—¡Creí que esteba embarazada! ¡Pensé que podía contar contigo! Pero solo fue un engaño. Tú me abandonaste, Jonah. Me dejaste sola. —las palabras salieron junto a un torrente de lágrimas. Las limpie rápidamente—. Estaba aterrada, no sabia que hacer. No podía decirle a mi familia que estaba posiblemente esperando a un hijo tuyo, por temor a que dirían. Así que fui a decírtelo primero porque pensé que estarías feliz y me ayudarías para decírselo a mi familia… sin embargo, me gritaste, me dejaste sola. Pensé que como te jactabas de decir que me apoyarías con cualquier cosa, que serias mi fortaleza. —lo miro a los ojos—. Pero vaya mi sorpresa al saber que todo era una mentira.
Jonah aparto su mirada antes de hablar. —No era una mentira, era cierto. Todo lo que te dije, excepto cuando te dejé, era verdad. Debes creerme.
—Y lo hice. Pero mira cual fue el resultado.
Ante esas palabras, Jonah intenta acercarse un poco, pero se detiene.
—Alex, por favor. Entiende… 
—¡Basta! —le interrumpí—. Solo… vete y no vuelvas.
Jonah se tenso ante mis palabras, su rostro se transformo con una mascara de dolor y furia.
—¿Cómo puedes ser así? ¿Por qué no me das una oportunidad para enmendar mi error? ¿Por qué…?
—Tu error ya fue perdonado. No necesitas nadas más. La Alex que una vez conociste se fue, y ya no volverá jamás.
—¡Entonces déjame explicarte el porque me aleje!
—No lo necesito.
—¡ES QUE NO ENTIENDES QUE NO QUERIA ARRUINAR TU VIDA! —vocifero—. ¡No quería ser responsable de que tu vida se fuera al garete por alguien como yo! ¡Hubiera preferido que siguieras con tu vida, pero sabia que si en verdad esperabas un hijo mío…
—Lo habría tenido, con o sin tu ayuda, me hubiera quedado con ese niño. —le dije fríamente.
—¡Lo sé! Pero no quería ser el responsable de ello. Yo… no…
—¿Tú qué?
Jonah se tensa aún más al sentirse acorralado.
—¿Tú qué? Termina de decir tus mentiras.
—¡YO NO QUERIA UN HIJO!
Sus palabras me llegan de la manera más dolorosa posible. Nunca pensé que podría sentirme más rota y frágil de lo que me encontraba en ese momento. Mi cuerpo comenzó a temblar aún más por lo que había dicho.
—Vete. —susurre.
—Alex… lo siento. Por favor, escúchame. No quería…
—¡TE DIJE QUE TE LARGARAS! ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE! —grite. Mi cuerpo se sentía pesado, mis piernas ya no soportaban mi peso y me deje caer con las manos en el rostro empañado de lágrimas. Los sentimientos se hacían mella en mi dejándome vulnerable—. Yo solo quería que me apoyaras, que estuvieras ahí para mí.
***
Un tiempo atrás.

a la mierda con todosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora