Las chicas acomodaban sus bolsas de dormir cuando entré con mis maletas. Y se me quedaron mirando pícaras.
—Así que... —dijo Sarah fijándose en sus uñas.
—Dos chicos super guapos discutiendo por ti.— dijo Chealseemocionada.
—Debo recordar colocar paneles anti-ruidos en estas paredes para futuras invitaciones.—dije para poner las maletas detrás de la puerta—.Bueno chicas, ¿van a ser clientes o ayudantes?
Las chicas se miraron entre sí sin saber de lo que les estaba hablando, mientras sonreía cómicamente.
***
Les había costado un poco acostumbrarse a las bandejas, pero lo estaban haciendo bien y se estaban divirtiendo.Tenía a algunos de los trabajadores viendo que nadie se propasara con ellas, por lo menos todo aquí esta bien.
Por otra parte, Terréensetienamás de 30 minutos en una de las mesas del fondo. Aunque aún no había causado ningún disturbio, me molesta que me esté vigilando como si las cosas siguieran como antes.
—Hola — dijo la voz de un chico frente a mí.
Lo miré no prestándole mucha atención para sorprenderme viendo a Sebastián y abrir los ojos como platos
—¡Oh, hola!—dije crédula—. ¿Qué haces aquí?
—No sabía que no podía venir.—dijo algo nervioso—.Si quieres me voy.
—No, no, no.—dije más ansiosa de lo que querría parecer—. Solo me sorprendió verte aquí tan de repente.
Las chicas se acercaron a la barra de nuevo con las bandejas vacías.
—Esto es divertido.— dijo Chealse entre risas.
—Si mis padres me vieran seguro me sacan de la herencia.—dijo Sarah divertida para luego percatarse de la presencia de Sebastián—. Em, hola.
Sarah se llevó a Chealse arrastras para volver a dejarnos a solas.
—¿Las pusiste a trabajar? — dijo Sebastián conteniendo la risa.
—No podía dejarlas allá arriba sin hacer nada.—dije para servirle una cerveza—.Siéntate y disfruta un poco el ambiente. Te atenderé en un momento.
Salí detrás de la barra para cambiar de lugar con una de las camareras, y de paso, hablar con las chicas. Luego de un rato camine hasta Terréense un poco incomoda.
—No somos caridad y lo sabes.—dije un poco fría—.Ordenas algo o te vas Terréense
—Tráeme algo fuerte.—dijo mirándome un poco triste—.Lo más fuerte que tengas.
—Legalmente tengo que pedirte tu identificación para poder servirte algo así.—dije frunciendo el ceño—.Pero sé de sobra que no tienes edad suficiente para beber.
—Por favor, Alex.—dijo para mirarme a los ojos—. Si voy a ver como coqueteas con ese tipo frente a mí, por lo menospodrías hacer eso por mí.
—Si lo que no quieres es verme coquetear con nadie.—dije con una paciencia que cada día me sorprendía más—. La puerta no se ha movido de su sitio en los últimos años, ¿si sabes a lo que me refiero?
Fue todo lo que le dije por las próximas horas. Le asigne a uno de los camareros en turno, para que se encargara de sus pedidos y evitara atraer a una de las chicas y sonsacarlas. Se mantuvo consumiendo Snake Venom, una cerveza bien cargada, hasta casi las 2 AM. Ya después tuve que acercarme nuevamente a su mesa.
—¿Qué es lo que quieres probar? —dije cruzándome de brazos—. ¿Qué tanto alcohol necesita ingerir un imbécil antes de morir?
—¿Por favor, Alex? —dijo mirándome con ojos rojos y llorosos—. Vuelve a hablarme como a una persona.
Intento ponerse de pie y casi cae de bruces en el suelo. Suerte para el que lo agarre a tiempo.Con la ayuda de uno de los camareros, lo llevamos a los baños de hombres, donde empezó a vomitar. Lo consolésobando su espalda.
Me dolía verlo así. Se que es un completo imbécil que cometió errores como cualquier otro, y no me excluyo. Pero mis errores no se pueden comparar con los que él había hecho en aquel entonces. Errores que no era fácil de perdonar, a pesar de los años que pasen.
Lo ayude a lavarse la cara, y le pedí a la chica que aún estaba en el bar que le prepare un especial para cortar la resaca. Esperé a que se lo tomara, y luego fui en busca de las chicas. Les dije que me esperaran cerca del auto de Terréense. Volví por él a la barra y tomé sus llaves del bolsillo interno de la chaqueta. Me tire a uno de sus brazos a los hombros y lo encamine como pude hasta el auto. Le pedí a una de las chicas que abriera la puerta del copiloto y deposité a Terréense.
Al instante llamé a mi padre, indicándoles a las chicas que se subieran, y le conté que cambiaríamos la fiesta de pijamas que teníamos a otro lugar. Dicho eso nos pusimos en movimiento.
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a la mierda con todos
Randomnadie puede escoger en que familia nacer, ni que puñeteros problemas les toca solucionar y de el futuro... de eso mejor ni hablemos, no puedo decir que me queje de mi vida, después de todo, Dios le da las más grandes batallas a sus mejores soldados...