Es una noche concurrida como normalmente en el bar de papá, los alaridos y abucheos eran incesantes. Los del equipo local de fútbol americano de la escuela están arrasando con la competencia, y últimamente vienen a celebrar aquí ya que es el bar más cercano.
Con toda la tarde ajetreada, yo aún no me había tomado un descanso para revisar el informe que debo redactar para un concurso, en el cual puedo ganar una beca para un internado en la ciudad vecina.Es muy prestigioso y también muy caro, solo reclutan gente en las más prestigiosas universidades.
Y si me refiero aLa Liga Ivy. Cuya aceptación a una de las de ocho universidades privadas, se llevaba a cabo anualmente. Y para mí sería grandioso poder entrar, pero si no logro enviar el informe antes de las 12:45, quedaré descalificada automáticamente. Primero debía ser aceptada en este instituto, y luego llegaría lo mejor.
Aunque intentaba no reflejar mi preocupación, casi como si sintiera que algo pasa mi padre se acercó a la barra.
—¿Como va todo por aquí? —dice depositando un beso en mi frente.
—Como siempre, deberías estar acostumbrado a la muchedumbre.—dije yendo a limpiar la otra parte de la barra.
—¿Cómo vas con lo del concurso? Por lo que se mañana tomarán una decisión por los informes y no he leído el tuyo.—dijo, de seguro esperaba que le dijera que no había terminado
—Está casi listo, solo me faltan unos pequeños ajustes.—dije sin mirarlo.
Papá tiene la habilidad de descifrarme como nadie, y eso puede ser de lo más molesto a veces.
—¿Aqué te refieres con "algunos ajustes", princesa? —dijo con noto paciente. Aunque ya se lo sospechaba, siempre esperaba a que le contara lo que había o no hecho.
—Digamos que aún no lo he terminado, pero no es para tanto.—dije restándole importancia
—Cariño, esto es importante para ti, y ya habíamos establecido que no te dejaría ayudar en el bar si no hacías tus tareas.—dijo mirándome con ternura
—Pero papá... —trate de convencerlo, pero era inútil.
—Pero nada, estas a un pequeño paso de ganar la oportunidad de tu vida.—dijo con mirada melancólica—. Una oportunidad que yo no puedo darte, aunque deje de comer y dormir para conseguirlo, y que sé que aprovecharás al máximo y ese, hija mía, sería el mayor placer en mi vida. Verte ser alguien con futuro, uno que yo no pude darle a tu madre, y que no me perdonaría al robárselo a tus hermanas o a ti.
Eso me dolió. Sabía de sobra que mi padre pasaba la mayor parte de las noches en vela, llorando y lamentándose por no haber sido suficientemente bueno para darnos algo a mis hermanas, a mi difunta madre y a mí. Viendo cómo mes tras mes se hacía más difícil el poder ir a ver a mis hermanas en casa de mi tía, que sé que es una bruja, pero no nos quedó de otra.Apenas tienen 6 años y nosotros no tenemos tiempo suficiente para hacernos cargo de ellas como es debido. Fue doloroso para ambos, el verlas llorar y pedir que se quedaran. Pero antes de irse, les prometí que volvería por ella y las traería de vuelta.
Suspirando, deje de lado los recuerdos amargos.
—Iré a la cafetería de al lado, si necesitas algo solo llámame.—dije entregándole el paño. Pero sabía que no lo haría.
Pase por los lockers y tome mis cosas,cruce la calle y llegue frente a la cafetería. No estaba tan concurrida como es habitual en esta temporada y lo agradecí para mis adentros. Me senté en una de las mesas del fondo y ordené chocolate con leche para no ocupar un espacio sin pagar, eso es de mal gusto en estos sitios.
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a la mierda con todos
De Todonadie puede escoger en que familia nacer, ni que puñeteros problemas les toca solucionar y de el futuro... de eso mejor ni hablemos, no puedo decir que me queje de mi vida, después de todo, Dios le da las más grandes batallas a sus mejores soldados...