La semana transcurrió tranquila, a excepción de los días en los que Robert se paseaba por el colegio, insistiendo para que trabajara en su revista. Terréense se había mantenido fuera de mi vista y Patrick había mantenido un perfil bajo.
Las chicas quedaron de irse conmigo y mis hermanas a casa este fin de semana, a lo que mi padre no se negó, la verdad estaba feliz de que tuviera amigas.
—Así que... —dijo Luna mientras se acercaba a la cama.
—Las chicas irán con nosotras. —dijo Luz para completar su frase.
—Chicas no hagan eso.—dije acomodando unas almohadas—. Da miedo a veces. Y si, si irán con nosotras.
—Alex.—dijo Luz llamando mi atención.
—¡Alex!—grito Chels desde la cocina.
Salí apresurada ante el alarido.Solo espero que no sea una de esas veces en las que se estaban matando, porque para ser mejores amigas, se matan como perros y gatos.
—Dame mipanecilloChealse.—dijo Sarah haciendo pucheros.
—Claro que no.—dijo Chels de brazos cruzados—.Ya te comiste dos, este le toca a Alex.
—Chicas, basta.—dije acercándome a Chels y quitándole el panecillo—. Sarah, recuérdame ¿Por qué estas comiendo todo lo que este a tu paso cuando estas obsesionada por estar SIEMPRE de los más presentable?
—Pues... es que... yo... olvídalo— dijo para encerrarse en su habitación.
—¿Y eso? — dije mirando a Chealse.
—Jake — dijo simplemente, lo que comprendí sin necesidad de explicaciones.
Camine hasta la puerta de la pelinegra junto a Chels y tocamos ligeramente.
—Sarah.—dije en un tono tranquilizador—. ¿Puedes abrirnos la puerta?
—No.—dijo esta cortante—.No quiero ver a nadie.
—Vamos, Sarah.—dijo Chels a mi lado—.Si me abres prometo comprarte muchos chocolates
—¿De los que yo quiera y cuantos quiera? —la voz de Sarah sonó justo detrás de la puerta.
—Sabes que si.—dijimos al mismo tiempo.
Sonó un ligero clic que nos indicó que la puerta ya no estaba trabada con seguro y nos adentramos lentamente en la habitación, Sarah estaba sentada sobre su cama mirando a sus manos que descansaban sobre su regazo.
—Lo invite al baile.—dijo tratando de parecer tranquila—. Y dijo que yo no era suficientemente linda como para entrar en su lista de candidatas.
—Jake es un idiota, Sarah —le dije antes de que siguiera—.No puedes dejarte caer por un chico que ni te da la hora. Eres hermosa, inteligente, graciosa y talentosa. Y si ese pedazo de mierda con cabello encopetado y dientes blanqueados no puede darse cuenta de eso, entonces no veo por quérazón debas sentirte mal por su culpa.
—¡Alex! —me reprochó Chealse.
—Ella tiene razón Chels.—dijo Sarah—.Siempre he estado detrás de él. Ayudándolo con sus tareas, dándole regalos, engañándome a mí misma... estoy harta de ser tratada como un estúpido tapete.
—Si hubiese sabido que reaccionarias mejor hablándote de esa manera, lo habría hecho hace años.—dijo Chels dando un suspiro cansado.
El teléfono de Sarah empezó a sonar y tenía el nombre de Jake en la pantalla, frunció el ceño y contesto en altavoz.
—¿Sí? —dijo de mala gana.
—Hola pequeña, ¿Cómo estás? —dijo como que nada hubiese pasado.
Y a Sarah se le entristeció el rostro.
—Ve al punto Jake.— dijo cortante.
—Te tengo un trato.—dijo haciendo una pequeña pausa—.Tú haces mi informe de historia y yo reconsideraré el ir al baile contigo.
Mi sangre hirvióde solo escuchar las boberías que ese pedante estaba diciendo. Miré a las chicas solo para comprobar que ellas compartían el sentimiento.
—Jake, cariño.—dijo Sarah impasible—.No me interesa ir al baile contigo, tampoco tu encopetado cabello y tus dientes falsos.Así que por qué no tomas lo que te queda de real y de lacra y le llamas a tus perritas falderas, amor.— dijo para cerrar la llamada.
—Ahora si puedo romperle un brazo, ¿verdad? —dijo Chealse haciendo que las tres riéramos.
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a la mierda con todos
Losowenadie puede escoger en que familia nacer, ni que puñeteros problemas les toca solucionar y de el futuro... de eso mejor ni hablemos, no puedo decir que me queje de mi vida, después de todo, Dios le da las más grandes batallas a sus mejores soldados...