17- Vaya sorpresa

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—¡Tienes que decirme cada detalle de lo que hicieron! —gritó Sarah en el auricular de mi celular, cuando la llame al llegar a casa.

Suspiré pesadamente mientras paladeaba nuevamente mi decepción. La verdad es que no me espere que contestara una estúpida llamada, y menos que saliera corriendo. Pero mirándolo del otro lado, yo haría lo mismo si mis hermanas me necesitaran. Aun así, no dejaba de sentirme como si me dejaran plantada.

Además de todo eso, por lo que pude escuchar de la conversación, creo que había llamado a su hermana por "Stace". Eso me dejo pensando un rato, y no creo que sea esa "Stacy", digo debe ser una coincidencia... ¿verdad?

—¿Hola, Alex? ¿Sigues ahí? — escuche a Sarah decir nuevamente en mi oído.

Apartando la idea toda idea, le respondí.

—Mmm, estuvo bien. —soné lo más neutral posible.

—Oh, oh. —escuche a Chels decir esta vez—. Eso no suena a que estuvo bien.

Como lo suponía, no pude ocultar mi estado de ánimos, son muy intuitivas a la hora de saber como me siento.

—Estoy bien, chicas. —dije para tranquilizarlas y no hacer que les contara todo—. Solo estoy algo cansada.

—Alex... —escuché aquel tono de voz que indicaba que debían saber que había pasado en la cita.

En realidad, no quería ser groseras con ellas, pero tampoco quería volver a hablar del tema por el resto de la noche. Ya bastante tenía con sentirme como tan... ¿lamentable? La verdad es que no se ni como me siento. Es decir, Sebastián es solo un amigo que me invito a una cita, no es como si fuera algo más. Pero aun así me hace sentir desilusionada.

Espera... ¿Desilusionada? ¿De qué? Si solo somos amigos.

Extrañada de mis propios pensamientos, volví a concentrarme en la llamada con las chicas.

—¡Alex! Responde al menos. —escuche la queja del otro lado.

—Lo siento chicas, las llamare mañana. Ahora no estoy bien.

—Espera ¿Qué? —dijo Sarah

—Las quiero. ¡Bye! —corte la llamada entre los reclamos y amenazas de las chicas.

Luego de eso solo me dirigí a mi habitación y me fui a dormir.

***

El día siguiente las cosas no fueron mejor, ya que el equipo local de fútbol americano estaba en el bar, lo que quería decir, que las insinuaciones por parte de esto chicos brutos con cerebro de hormiga estaban molestando a camareras y al barman, eso sin dejarme fuera.

Sí, hoy era día de soportar a los idiotas que se pasan la mitad de año golpeándose entre sí por un balón.

Simplemente genial.

Olvidándome de ellos, trate de seguir con mi trabajo, pero al parecer no sería posible.

—Me engañan mis ojos. —dijo uno de los jugadores al pasar por frente a la mesa donde estaban—. Pero si es la señorita "soy demasiado buena para estar entre idiotas". —mire al imbécil—. ¿Cómo van las cosas en la realeza?

Puse los ojos en blanco, evitando partirle la cara. No estaba para lidiar con ellos así que ignore al idiota. Sus abucheos y críticas a mi persona y mi nueva escuela siguen un rato más hasta que Terrence, quien había llegado un rato después, se empieza a reír irónicamente y los chicos se voltean a verlos.

a la mierda con todosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora