Dos semanas. Habían pasado dos semanas, de las cuales, Robert el estúpido fotógrafo del Estudio donde trabaja Stacy estuvo acosándome para que trabaje con él. Utilizando la estúpida excusa de: "serias un rostro fresco para la revista, tienes un Je nesaisquoi que te hace ver atrayente. Por eso quiero que estés bajo los reflectores y frente a mi cámara. Haré que brilles como una estrella".
—No lo sé, Alex. —dijo Chels escribiendo sentada en el suelo de mi habitación—. Creo que deberías pensarlo, por lo menos inténtelo.
—Claro... —dije toda dulzona—. ¿No quieres también darles los cuchillos a Stacy para que pueda apuñalarme y luego sacarme los ojos?
—¡Oh, vamos! Sabes que Stacy es mucha espuma y poco chocolate cuando se trata de ti. —dijo Sarah ojeando su revista de modas—. Si aún no te has percatado, el que te eligieran para ser una modelo de fotografía, es una de las tantas razones para que ella quiera matarte. Su principal motivo es porqué le hablas a Terrence, más que la opacas ante Patrick.
—¡Bien! Gracias, chicas. —dije menos entusiasta—. En verdad que saben cómo hacer para que mi día sea miel sobre hojuelas
—A nosotras no nos culpes. —dijo Chels arrojándome el cojín en el que se estaba apoyando—. Tú eres la culpable por ignorar a los chicos más lindos y solo fijarte en tus estudios. Es decir, ¿quién no se giraría para ver a esos guapos, atléticos y bien parecidos chicos?
—¡Oh! Y como olvidar de ese magnífico don que tiene a la hora de mandar a todos a freír espárragos. —dijo Sarah al fin saliendo de su revista—. Deberían de darle un premio por eso.
—En verdad lo merece. —dijo Chels.
Las chicas empezaron a reír mientras yo ponía los ojos en blanco y cara de pocos amigos, negando las ocurrencias de estas dos chicas chifladas. En ese momento, mi teléfono comenzó a vibrar en señal de un nuevo mensaje. Lo tome y revise la pantalla. Era de Terrence.
Abrí el mensaje y me reí de lo que ponía:
«¡Necesito que me rescates! Por favor, ¿dime que no has terminado con la tarea de Química? Mi cabeza es un lio con estas fórmulas, no logro comprender de cómo aplicar los pasos que explico el profesor. ¡POR FAVOR, SALVAME!
P.D: Si aceptas, te llevare un tarro de tus helados favoritos.»
Las chicas se subieron sobre mi espalda para leer por sobre mi hombro.
—Me asfixio. —dije haciéndome la dramática
—Vaya, parece que las cosas van mejorando entre ustedes. —dijo Chels sonriente.
—Sí, bueno. —dije mientras me sentaba en la cama—. Se está esforzando y no está siendo el grandísimo patán que todas aquí conocen. Está volviendo a hacer el Terrence que fue mi mejor amigo una vez. Al menos lo está haciendo con nosotras y eso me gusta en cierto modo, pero...
No sabía cómo continuar es frase. Era cierto que Terrence estaba cambiando, era un poco menos insinuado en querer arreglar las cosas. Ahora se empeña en hacerlo sin tener que decirlo. Y eso me deja una sensación un tanto dudosa...
Las chicas me miraron un momento.
—Es aterrador. —dije al fin—. Lo extrañé porque era como mi hermano, ¿pero y si vuelve a pasar lo de la otra vez?¿Qué pasa si en verdad es todo es una ilusión? —sentía mi cara arder, mis ojos estaban cristalinos y las lágrimas a punto de caer.
Las chicas se miraron entre sí. No sabían que decir al respecto, dado que no les he contado todo lo que ha ocurrido entre Terrence y yo. No saben la razón del porqué lo odiaba tanto cuando empezamos la escuela primaria. Y entendía que debía era confuso para ellas, pero es algo que no podría contarle ni al mismo Santo Papa. Pero agradezco que no preguntaran por los detalles.
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a la mierda con todos
Randomnadie puede escoger en que familia nacer, ni que puñeteros problemas les toca solucionar y de el futuro... de eso mejor ni hablemos, no puedo decir que me queje de mi vida, después de todo, Dios le da las más grandes batallas a sus mejores soldados...