Cap. 21

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Maratón 2/2


Narra_____

  En el colegio había una tensión y emoción enormes en el ambiente. Las clases se interrumpieron al mediodía para que todos los alumnos tuvieran tiempo de bajar al cercado de los dragones. Aunque, naturalmente, aún no sabían lo que iban a encontrar allí.   

La profesora McGonagall entró en el Gran Comedor y fue a toda prisa hacia mi. Muchos nos observaban.

—Los campeones tienen que bajar ya a los terrenos del colegio... Tienes que prepararte para la primera prueba.

—Okey...— Salí del GC con San Potter 

—No se dejen dominar por el pánico —nos aconsejó—, conserven la cabeza serena. Habrá magos preparados para intervenir si la situación se desbordara... Lo principal es que lo hagan lo mejor que puedan, y no quedarán mal ante la gente. ¿Se encuentran bien?

—Si— Logramos decir 

Ella nos conducía bordeando el bosque hacia donde estaban los dragones; pero, al acercarse al grupo de árboles detrás del cual habría debido ser claramente visible el cercado, vi que habían levantado una tienda que lo ocultaba a la vista.

  —Tienen que entrar con los demás campeones —nos dijo la profesoraMcGonagall con voz temblorosa— y esperar su turno, niños. El señor Bagman está dentro. Él les explicará lo que tienen que hacer... Buena suerte.   

—Gracias, profesora—  Dije por ambos 

  Fleur Delacour estaba sentada en un rincón, sobre un pequeño taburete demadera. No parecía ni remotamente tan segura como de costumbre; por elcontrario, se la veía pálida y sudorosa. El aspecto de Viktor Krum era aún máshosco de lo habitual, y supuse que aquélla era la forma en quemanifestaba su nerviosismo. Cedric paseaba de un lado a otro. Cuando entre me dirigió una leve sonrisa a la que correspondí, aunque a losmúsculos de la cara les costó bastante esfuerzo, como si hubieran olvidadocómo se sonreía.  

  —¡Harry! ¡____! ¡Bien! —dijo Bagman muy contento, mirándonos—. ¡Vengan, vengan,pónganse cómodos!   

  De pie en medio de los pálidos campeones, Bagman se parecía un poco aesas figuras infladas de los dibujos animados. Se había vuelto a poner suantigua túnica de las Avispas de Wimbourne.   

  —Bueno, ahora ya estamos todos... ¡Es hora de poneros al corriente! —declaró Bagman con alegría—. Cuando hayan llegado los espectadores, osofreceré esta bolsa a cada uno de vosotros para que saquéis la miniatura deaquello con lo que os va a tocar enfrentaros. —Les enseñó una bolsa roja deseda—. Hay diferentes... variedades, ya lo veréis. Y tengo que deciros algomás... Ah, sí... ¡vuestro objetivo es coger el huevo de oro!   

Cedric hizo un gesto de asentimiento para indicar que había comprendido las palabras de Bagman y volvió a pasear por la tienda. Tenía la cara ligeramente verde. Fleur Delacour y Krum no reaccionaron en absoluto. Tal vez pensaban que se pondrían a vomitar si abrían la boca; en todo caso, así me sentía . Aunque ellos, al menos, estaban allí voluntariamente...

  Y enseguida se oyeron alrededor de la tienda los pasos de cientos ycientos de personas que hablaban emocionadas, reían, bromeaban...   

  Y, a continuación Bagman abrió la bolsa roja de seda.

  —Las damas primero —dijo tendiéndosela a Fleur Delacour.   

  Ella metió una mano temblorosa en la bolsa y sacó una miniatura perfectade un dragón: un galés verde. Alrededor del cuello tenía el número «dos». Y estuve segura, por el hecho de que Fleur Delacour no mostró sorpresaalguna sino completa resignación, de que no se había equivocado: MadameMaxime le había dicho qué le esperaba  

La Hija de Voldemort (Draco Malfoy y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora