Capítulo 33.

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Primero que nada, quisiera darles las gracias por continuar leyendo. Para serles sincera, no planeaba continuar con la historia hasta que hoy entré a la cuenta (no la usaba desde hace un par de meses) y entré a la historia para ver que tan olvidada estaba y me asombró ver que había gente a la que le gustaba y pedían más capítulos. Me parecería injusto dejar las cosas inconclusas, así que voy a seguir escribiendo hasta el final de la historia (quizá suba una segunda temporada por otra de mis cuentas). Y, como un favor, me gustaría pedirles que pasen por sw66tcr6ature en donde voy a estar subiendo nuevo contenido en breve tiempo. Realmente me gustaría y ayudaría su apoyo, con un voto o un comentario realmente me hacen feliz e inspiran para continuar escribiendo.

Narra ______:

Había empezado marzo, y el tiempo se hizo más seco, pero un viento terrible parecía despellejarnos manos y cara cada vez que salíamos del castillo. Había retrasos en el correo porque el viento desviaba a las lechuzas del camino. Aunque nunca recibía alguna carta más emocionante que Amos hablandonos del bebé o de Narcissa o Molly queriendo representar la figura materna que nunca tuve. A pesar de ser un acto tierno, no me generaba aquella ternura, sólo aburrimiento y desinteres en sus cartas.

Iba tomada de la mano de Draco mientras caminábamos rumbo a nuestra clase de pociones, él, Theodore y Blaise llevaban orgullosos sus insignias de "POTTER APESTA". A pesar de no molestarme, no me causaban gracia alguna. De todas formas, yo tampoco fui escogida como campeona de forma justa, Cedric era el legítimo campeón de Hogwarts. Mas no podía evitar sentir la satisfacción de tener el título, además del deseo de ganar la competencia para luego presumir un nuevo logro.

─Tal vez sea diferente. Pero, aun así, es un muchacho que padece todos los sufrimientos típicos de la adolescencia, nos revela Rita Skeeter ─Narraba Theo el encabezado de un pequeño artículo sobre, extraño ha de ser, Potter─. Privado de amor desde la trágica pérdida de sus padres, a sus catorce años Harry Potter creía haber encontrado consuelo en Hogwarts en su novia, Hermione Granger, una muchacha hija de muggles. Poco sospechaba que no tardaría en sufrir otro golpe emocional en una vida cuajada de pérdidas.

Él continuó leyendo el diario con un tono gracioso, yo sólo sonreía, esperé a que él acabara de leerlo para poder hablar.

─Skeeter presenta a Granger como una, uhm, mujer fatal─ Asentí con el seño fruncido, analizando la situación. Mi grupo de amigos se rió de mi por haber utilizado aquella expresión─. ¿Qué? Así les dice la señora Weasley.

Llegamos a las Mazmorras y allí se encontraban esperando a Malfoy Crabbe y Goyle, como dos gorilas esperando al hombre que los alimenta en el zoológico. Había veces en las que me pregunta si eran muy estúpidos o eran familiares de algún troll. Draco se adelantó para hablar con ellos, abandonando nuestro grupo. Luego Pansy se acercó a la "pandilla de chicas" de slytherin para hablar con ellas cuando una de cabellos oscuros exclamó;

-¡Ahí están, ahí están! - con una risa tonta anunció la llegada del trío de oro.

-¡A lo mejor encuentras aquí algo de tu interés, Granger! -dijo Pansy en
voz alta, y le tiró la revista en donde hablaban de ella a Hermione, que la tomó algo sobresaltada.

En aquel momento se abrió la puerta de la mazmorra, y Snape nos hizo señas de que entraramos. Me coloqué en el lugar habitual con Pansy y Daphne a mi izquierda, dejándome a un lado del pasillo. Continuamos la clase preparando la poción pedida.

-Por fascinante que sea su vida social, señorita Granger -dijo una voz fría detrás de Potter y sus amigos-, le rogaría que no tratara sobre ella en mi clase. Diez puntos menos para Gryffindor.

La Hija de Voldemort (Draco Malfoy y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora