CAPÍTULO 28: Siluetas

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Punto de vista de Ben:

Desbloqueo mi móvil y me encuentro con 10 llamadas perdidas de Carter. Sé que esta preocupada pero debo de hacer esto por Noah. Se que a él no le gustaría saber que lo sabe todo el grupo. Me encuentro delante de su casa y guardo el móvil en silencio en el bolsillo de mi pantalón. Sé de sobras que debería llamar a la puerta, pero la señora Andersen tendrá demasiadas preguntas, y la dejaría aun mas inquieta (si eso es posible). 

Escalo por las tuberías que dan en el jardín de Noah, la vieja confiable, con ellas es tan fácil llegar a su habitación... Finalmente, llego y salto al interior del cuarto. Está todo oscuro y no puedo ver absolutamente nada. Rápidamente me dirijo a la puerta y la cierro con suavidad, para que el ruido sea mínimo. 

Un poco más a la derecha empiezo a ver siluetas y sombras. Las manos me empiezan a sudar y se me seca la boca, aunque nunca lo acepte delante de nadie, el miedo se esta apoderando de mi. Empiezo a escuchar ruidos y murmullos, mi mente no puede más, así que enciendo la luz de golpe y  se me hiela completamente la sangre. 

Hay tres personas temblando en un rincón de la habitación bajo la tenue luz de la lampara de Noah. Poco a poco mis ojos las reconocen, menos una.

- ¿Carter? - digo arqueando una ceja.

Carter levanta lentamente la barbilla, hasta que finalmente nuestros ojos se encuentran. 

- Pensaba que eras Noah - dice Wendy con un tono de decepción.

- Yo también me alegro de verte a ti también - le vacilo -. ¿Quién es ese tío? 

El más alto, empieza a recuperar su compostura y abre la boca como si acabase de ver a un fantasma.

- ¿Enserio? Vamos a la misma clase... - dice él volviendo a cerrar la boca.

- ¿Desde cuán.. - digo yo, pero un ruido me interrumpe en seco. 

- ¿¡Quién esta ahí?! - pregunta una voz masculina desde el otro lado de la habitación. 

Wendy, como un rayo, sabe que se trata del tío de Noah, y nos susurra "escondeos" y a continuación se mete bajo la cama. Yo, paralizado por el miedo, me limito a ver donde se esconden los demás. El chico, nervioso, da un vistazo por completo a toda la habitación y finalmente opta por esconderse con Wendy. 

Levanto la mirada, y mis ojos se encuentran con los de Carter. Tiene miedo, mucho miedo, sé que no ha hecho esto nunca, ni algo parecido. Tiene demasiado miedo para poder pensar en un lugar donde esconderse, así que, como un reflejo automático, apago la luz, la cojo del brazo y la cierro conmigo en el armario de la pared de Noah.

Tardo unos segundos en darme cuenta de lo que acabo de hacer; me encerrado en un lugar pequeño y oscuro con Carter. Incluso sin mirarla, sé perfectamente que debe de estar mirando al suelo, con las mejillas rojas como una granada madura. ¿En que debe de estar pensando en estos momentos? ¿Está nerviosa? ¿Me aparto? ¿Le incomodo? De pronto oigo el ruido de una puerta abriéndose. Ahora sé en que estaba pensando Carter. Oigo el ruido del interruptor de la luz, que en contraste con el silencio de fondo, ha sonado como un gran estallido. La luz de las lamparas de las mesitas de Noah se encienden a la vez. Recuerdo que odia las luces que colgaban de un techo, el siempre ha preferido la luz baja de las lámparas. 

La luz de la habitación se filtra entre los huecos de la puerta, dejándome ver parte del armario. Miro a Carter, y como era de esperar, tiene la mirada clavada en el suelo. Se me ocurre una idea, que probablemente haga que Carter deje de tener tanto miedo.  Me siento en el suelo y Carter me mira confusa. Estoy intentando demostrar que no hay nada que temer, y también quiero demostrarle que estoy tan tranquilo que soy capaz de sentarme y relajarme en una situación tan crítica como esta. Pero una parte dentro de mí me grita una y otra vez que el tío de Noah va abrir la puerta del armario en cualquier momento. Siento como sus pasos vacilantes dan la vuelta por toda la habitación, lentamente. ¿A quién encontrará primero a nosotros o Wendy y ese tío raro? Finalmente, después de dos minutos, se detiene, coge aire y grita:

- Aquí no hay nadie, pero creo que voy a dormir aquí Lilly.

Carter me mira, puedo ver el miedo en sus ojos, pero inexplicablemente, lentamente se sienta conmigo y me sonríe. No me queda otra que devolverle la sonrisa aunque este cagado de miedo,  incluso más que ella.

- No seas estúpido, vuelve a la cama - grita desde el otro lado la señora Andersen.

Después de que el señor Andersen le gritara a su mujer los beneficios que tenia la cama de Noah para su espalda, decidió invadir la cama de mi mejor amigo, y con eso, apagó la luz. 

Después de cinco largos minutos pensando que podría aprovechar para hacer en un lugar como ese, una luz azul se expande por toda la moqueta y nubla todo en lo que estaba pensando. Parecía una linterna.



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