CAPÍTULO 23: A cien metros sobre el suelo

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Gif del capítulo: Brooklyn Stones

Punto de vista de Wendy:

Finalmente llega Brooklyn con su Audi negro. Se acerca a mí y me dice:

- ¿Qué ha pasado con Noah?

- No lo sé, ha desaparecido – digo pensando si debería decirle lo de su niñez.

- ¿Y por qué me necesitas? – dice, pero yo mientras estoy haciendo un resumen de lo que debería decirle y lo que no, finalmente le digo:

- Necesito que me lleves a ese lugar donde me encontraste el otro día, y de paso, hacer unas paradas con tu coche – el parecía no entender nada, normal, casi yo no lo entendía.

- ¿Qué? ¿Por qué no subimos al coche y me lo explicas allí? – me di cuenta que era una idea absurda pero a la vez inteligente.

Subí al coche y le expliqué que hacía días Noah estaba muy raro y hasta tenía un abogado, y que lo que teníamos que hacer era entrar en el despacho de James abrir los archivos y averiguar a donde está a partir de esa información. Lo que no le he contado a Brooklyn respecto el caso Andersen es que necesitaba averiguar donde encontraron al pequeño Noah. Probablemente fue allí a buscar a su madre.

Brooklyn, de repente detiene el coche, obligándome a salir de mis pensamientos.

- ¿Por qué paraste? –le digo.

- Aquí es donde te encontré – afirma.

- Pues solo nos queda dos opciones, seguir a pie o preguntar a alguien por las oficinas de los abogados, que no tengo ni idea si tienen un nombre específico.

- ¿No es eso? - dice Brooklyn señalando al gran rascacielos que desde mi ángulo no conseguía ver.

- Si, si que lo es.

Bajamos del coche e intentando esquivar las gotas de lluvia conseguimos cruzar al otro lado de la calle y dirigirnos al edificio. Al empujar la puerta giratoria y entrar al prestigioso vestíbulo veo como se acerca el hombre que me encontré el otro día y le tuve que decir que James era mi padre. Rápidamente al verlo hago media vuelta y vuelvo a empujar la puerta giratoria para salir, intentando que no me vea el rostro.

- ¡Hey! – dice una voz ronca y una mano se posa en mi hombro. Que no sea él, que no sea él.

- ¡Hey! – digo antes de voltearme, sabiendo perfectamente quien iba a ser.

- ¿Qué haces aquí? Tu padre hoy no trabaja – dice el hombre que unos segundos antes intentaba evitar.

- ¿Cómo que hoy no trabaja? – digo abriendo los ojos de par en par. Dirijo una mirada a Brooklyn y él tiene la misma expresión facial – Pero si hoy es viernes.

- Por eso mismo, el viernes por la mañana no trabaja, al igual que yo que en martes por la mañana no trabajo, o Wayne en miércoles por la tarde - "¿QUÉ?" Era la única pregunta que era capaz de formular mi cerebro en esos momentos. ¿Por qué tendrán un horario tan complicado?

- Bueno, muchas gracias - le digo y hago ver que me dirijo de vuelta a casa. Pero yo no salgo de casa sin un plan B. Al ver como el señor se alejaba, Brooklyn y yo nos volvimos a dirigir al edificio. Conseguimos adentrarnos en los ascensores en medio de la multitud y al pulsar el botón Brooklyn me detiene.

- ¿Por qué subimos si no está?

- Tengo una idea – le contesto y sigo con el plan.

Al llegar a la planta 14, la planta de James, vemos su puerta al final del pasillo, pero está cerrada.

- Lo ves – se limita a decir Brooklyn.

- Tengo una idea pero es un poco descabellada – le digo. Al no recibir respuesta por parte de él, continuo – ¿por qué no intentamos subir desde la ventana del piso de abajo? – al decirlo parecía más peligroso de lo que sonaba en mi mente.

- ¿Estás loca?, es imposible, a parte de ser súper peligroso – frunce el entrecejo.

- Lo sé, pero las ventanas están cercas una a la otra y si nos sujetamos bien puede que podamos escalar...

- ¿Tanto te importa Noah? – me interrumpe. -¿Tanto te importa para poner tu vida en peligro de esta manera? – Y en ese momento comprendí la gravedad de la situación; Brooklyn estaba en lo cierto, estoy moviendo tierra y mar para encontrar a Noah a lo que seguro que él no quiere que lo encuentren ya que dejó el teléfono en su casa.

- Puedes irte al instituto – digo con una voz apagada – gracias por acompañarme hasta aquí.

- No, quiero seguir tu aventura, me parece increíble ver lo que haces por una persona, pero no pienso entrar en su despacho desde una ventana que se encuentra a 100 metros del suelo por lo menos. – dice y suelta una carcajada tan contagiosa que mi risa se une con la suya y finalmente se fusionan.

Nota del autor:

Gracias a todos por leer la historia, vuestras visitas cuentan muchísimo para mi. Poco a poco somos más grandes, ¡ya somos más de 1.500 visualizaciones!

No olviden votar ni comentar donde creen que está Noah😉

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