CAPÍTULO 24: La azotea sin luces

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Punto de vista de Wendy:

Al final yo y Brooklyn quedamos en un trato. El llamaría a James diciéndole que venga a la oficina rápidamente ya que le dijo que su caso era muy importante y que le pagaría 10.000 dólares. Una vez que estén dentro de la oficina Brooklyn se iba a inventar una excusa para hacerlo salir de su despacho y yo entraría a coger el archivo. Era como coser y cantar.

Bueno como coser y cantar no porque no sé ni coser ni tampoco sé cantar. Pero estoy segura que el trato será infalible.

Brooklyn está llamando a James, y una parte de mí, una gran y mandona parte de mí me dice que no vendrá pero finalmente accede. Brooklyn se queda esperándolo y mientras, yo me escondo en la esquina de las escaleras que dan al piso superior. Me empiezo a fijar en él. Y me doy cuenta de todo lo que esta haciendo, esta a punto de engañar a un abogado todo para que encuentre a Noah, una persona que le amenazó el primer día que llegó al instituto. No sé si se acuerda de ello, tal vez no se acuerde de que aquel abusón se llama Noah y ha desaparecido. Y espero que no se acuerde porque me dejaría aquí tirada. Y no me extrañaría en absoluto.

Finalmente aparece James, sacándome de mi nube de pensamientos.

- Hola – saluda Brooklyn con un tono apagado. No se si de verdad está triste o es el mejor actor que he visto en mi vida.

- Hola, mejor entremos en mi despacho – le dice James cogiéndole del hombro. Como si se tratase de un animal perdido.

Han pasado veinte minutos y Brooklyn aun no lo sacado del despacho. ¿Qué deben de estar haciendo? Estoy abrazada a mis rodillas esperando que alguien salga de esa maldita puerta pero nada, ni siquiera se oyen voces. Retiro lo dicho, un golpe seco ha resonado por todo el pasillo. ¿Pero qué cojones? No sé si entrar o no. Decido dar vueltas y vueltas por el pasillo pero al final entro, sin importarme qué me diga mi futuro padrastro.

- ¡¿Pero qué?! – digo y Brooklyn me tapa mano después de haber hecho un grito ahogado.

- ¡Shtt!, lo van a descubrir – dice mirando desesperadamente al pasillo.

James estaba en el suelo, con un gran corte en la cabeza. No podía asimilar todo aquello, me temblaban las rodillas y una gran angustia atravesó mi rostro por completo.

- ¡¿Pero que has hecho?! – le grito a Brooklyn, que parecía más asustado que yo.

- No lo sé... Intenté inventarme una excusa pero...pero...no quería salir y no tuve remedio que tirarle ese jarrón – dice llevándose las manos a la boca, como si acabara de darse cuenta de la gravedad de la situación – Tu... ¿tu crees que esta vivo? – tartamudea.

- ¿Qué si creo si esta vivo? Le has dado un golpe en la cabeza al novio de mi madre, Brooklyn – paro un segundo para coger aire y añado – tú no sabes en que lio me voy a meter.

- No sabia que era el novio de tu madre – dice levantando las palmas de las manos en señal de defensa.

- ¡¿Yo que sabía que le ibas a tirar un jarro en la cabeza?! – me doy cuenta de que estoy gritando demasiado y alguien podría oírnos desde la otra acera.

- ¿T-te... te ima-aginas que hay cámaras? – dice volteándose a mirar los cuatro rincones del techo de la habitación.

- ¿Para que cojones necesita una cámara de seguridad un abogado? – digo intentando no gritar.

- Precisamente para esto – dice señalando al cuerpo de James – y en las películas policiales también matan abogados.

- ¡Que no esta muerto! – le repito- tú intenta levantar el cuerpo yo ya busco el archivo, que es lo que nos ha metido en todo esto.

Me dirijo al archivador, pero antes de abrir los cajones me llevo la mano a la cabeza intentando asimilar todo aquello. Suelto un suspiro tan largo que parece que haya aguantado el aire durante horas. Al abrir el cajón metálico y navegar entre los archivos, mis dedos no dejan de temblar del miedo y tengo unas ganas de llorar increíbles, no me puedo ni creer el castigo que me va a poner mi madre. Si me regaña por vaciarle la crema facial imagínate haber "casi" matado a su novio. Ya me imagino el diálogo entre mi madre y yo: "Mamá, verás, James tiene un corte que le atraviesa toda la cabeza porque quería robarle unos archivos de su despacho".

- ¿Y ahora donde lo llevamos? – dice Brooklyn cogiendo a James del pecho. Casi no puede con él.

- No sé, déjalo en la silla – nunca me habría imaginado ver al súper James Denovan de esta forma.

- Así que es el novio de tu madre – me pregunta Brooklyn, solo le falta la mesita y el té.

- Si, si que lo es, pero desafortunadamente por poco tiempo, pronto le pedirá matrimonio, si no está muerto, claro – digo con una mueca.

- ¿Cómo que desafortunadamente? – sabia que me haría esa pregunta. Todo el mundo la hace.

- Porque no me cae bien, y además, no quiero llevar el apellido Denovan – digo haciendo otra mueca de asco - ¿Te imaginas? Wendy Denovan.

- Pues para mí suena bien – dice con una risa burlona. ¿Cómo puede reír viendo en el lio en que nos hemos metido? Literalmente, porque tenemos el lio justamente delante de nosotros, que creo que ni respira.

- ¿Cuándo se van a casar? - ¿No tienes nada más que hacer, Brooklyn?

- No me han dicho ni quiera que se van a casar, pero lo sé – digo segura de mis palabras.

- ¿Cómo lo sabes? – me giro para contestarle mal, aunque no sé por qué quiero hacerlo. El hizo lo que le hizo a James solo para ayudarme, así que me relajo y le contesto de la mejor manera posible.

- Por como James mira a mi madre, como le compra cosas... como me habla a mí – le digo intentando no mirarle a la cara. Al mirar al suelo veo todos los trozos del jarrón y la planta – Rápido deshazte de las pruebas - le digo.

Brooklyn se agacha y las tira por la ventana. No me creo lo que acaba de hacer. Tengo unas ganas de gritarle increíbles pero no tengo tiempo ni puedo gritar.

- Brooklyn, podrías haber matado a otra persona allí abajo – digo haciendo un gran esfuerzo para no gritarle.

- Ay, es verdad – será monísimo y rico pero le faltan unas cuantas luces en la azotea.

- No encuentro el caso de Noah por ninguna parte – me quejo.

- Se lo debe de haber llevado a su casa – dice Brooklyn, y solo en imaginármelo, se me cae el alma a los pies y esta pesa tanto que me impide continuar.

Brooklyn Stones

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