CAPÍTULO 22: Sin rastro

160 14 2
                                    


Punto de vista de Wendy:

Me levanto por culpa de las pequeñas gotas de lluvia que chocan contra el cristal de la ventana de mi habitación. Pero el recuerdo de volver a ver a Noah me alegra más. Al almorzar, se me vienen preguntas como "¿Llegaría temprano a la escuela si no fuese por Noah?" Y definitivamente no. Empiezo a reír sola acordándome de cuando llegaba tan tarde al instituto, y es bastante vergonzoso decir que te expulsaron por faltar demasiados días. De repente, me vuelve a la mente todo lo que me dijo Noah a noche, a lo que no sé si era un sueño o pasó realmente. Esto me pasa a menudo, confundo los sueños con la realidad. Pero un momento... el padre de Noah entonces es... ¿el secuestrador? Esa pregunta nunca saldrá a la luz. Se me eriza la piel de solo pensarlo. Ya es tarde y Noah no viene. Así que decido coger mi iPhone y llamarlo. Siento como al otro lado cogen el teléfono.

- ¿Noah? – pregunto enfadada, ya es muy tarde.

- Perdona, soy su tía – dice la voz del otro lado. Puedo escuchar su respiración agitada.

- Perdona señora, ¿dónde está Noah? – Intento decir lo más amable posible.

- No ha vuelto a casa querida – dice agitando más su respiración. Me quedo en silencio, recordando todo lo que me dijo Noah las ultimas 24 horas - ¿tiene alguna idea de donde está?

- No, ¿ha llamado a Ben? – le pregunto, aunque creo que sé por qué se fue.

- Si, y me han dicho que tampoco saben donde está, la familia de Amanda tampoco- dice la pobre mujer haciendo pucheros – tu eres Wendy, ¿verdad?

- Si, ¿cómo lo supo? - Pregunto intrigada.

- La tiene agregada como Wendy y un corazón – se me cayó el alma al suelo al oír eso. Pobre Noah...

- Cuando tenga alguna noticia la aviso – le digo para despedirme de ella.

- Muchísimas gracias querida – y escucho como cuelga desde el teléfono de Noah.

Rápidamente me pongo las adidas y bajo por el ascensor. Al llegar al vestíbulo me encuentro con Will, mi portero.

- Will, ¿ayer viste a Noah como salía? – pregunto impacientemente.

- ¿Quien es esta? – dice. Ya es hora que jubilen al portero.

- Es un chico, Noah también es nombre de chico, ¿te acuerdas Will? – le repito.

- Si, si, no sé ¿es el flacucho que siempre va vestido de negro? – dice mirando al techo intentando recordar algo.

- Si, ese es, ¿te acuerdas en que dirección se fue? – Le pregunto, aunque sé que va a decir que no.

- ¿Te crees que estoy todo el día vigilando los pasos de esa chica?

- Chico, es un chico, y muy atractivo, por cierto – digo con una risilla recordando el típico tupé de Noah – Necesito que te acuerdes Will – añado. Al girarme para irme y rendirme veo la cámara del vestíbulo - ¿tienes las grabaciones de esa cámara?

- ¿Qué cámara? – pregunta- A este ritmo voy a encontrar a Noah el año que viene.

- La que está colgada allí – no puedo más, no tengo paciencia. Mientras el viejo parecía moverse a una cámara lenta épica, entré en la puerta que hay en el vestíbulo.

- Vaya – este despacho es más grande de lo que pensaba.

- Aquí es donde guardo todas las cartas.

Paso de él e intento buscar las grabaciones con la mirada. No me digáis maleducada, pero es que no tengo tiempo...

- Te he dicho niña intrépida que hace años que esa cámara no filma - ¿cómo?

- Y entonces, ¿Por qué la tienes?

- Para hacer más bonito el vestíbulo supongo – dice con un toque de orgullo.

Maldigo en voz alta y decido salir a la calle, aún llueve. James. No me acuerdo donde esta la oficina de abogados, la última vez le seguí con el taxi. Solo recordé las primeras calles, así que decido caminar las primeras manzanas. La última vez que estuve aquí estaba con Brooklyn, él sabe las calles que conducen desde la oficina hasta mi casa. Debo llamarle. Suerte que tenemos un grupo de Whatsapp de la clase, de allí puedo sacar el teléfono de Brooklyn. Lo llamo una vez y nada, no contesta. Lo vuelvo a llamar y por fin coge el teléfono.

- Wendy , ¿te has vuelto loca? Estoy en clase – me dice. Las clases... Se me había olvidado... ¿Cómo cojones me he olvidado del instituto?

- Tienes que venir Brooklyn, es muy importante – le digo.

- ¿Qué pasa?

- Noah ha desaparecido, ven y te lo cuento todo – digo intentando convencerlo de que venga

- Vale, espérame delante de tu portal – dice finalmente después de un largo silencio.

- Lleva el coche – le digo y sonrío al pensar de que volveré a subir en ese precioso audi.

Me encuentro sentada en una casa al lado de mi portal, antes estaba delante de mi portal pero me he ido porque Will me clavaba los ojos en la nuca, cosa que era muy inquietante. Estoy esperando a Brooklyn ¿Al final habrá conseguido salir de la clase? Mi mirada se clava en los charcos de lluvia que hay bajo mis pies mientras voy contando cada segundo que pasa.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
EL LADRÓN DE WALL STREET Donde viven las historias. Descúbrelo ahora