Maratón 1/3
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Spencer cerró la puerta tras ella, con una sonrisa fresca todavía plantada en su rostro. A pesar de que estaba demasiado cansada a esas horas de la noche, sabía que nada ni nadie podría arrebatarle la felicidad y la satisfacción que experimentaba en ese momento. No sabía exactamente cómo lo había hecho funcionar, pero sin lugar a dudas, se sintió orgullosa de si misma por primera vez en un largo periodo de tiempo
—¿Como te fue, cariño?— le preguntó su tía al verla llegar a casa mientras bajaba las escaleras
—De maravilla.
Martha la observó con picardía. Aunque ya era característico de su sobrina que casi siempre estuviese animada, en ese momento lo estaba el doble. Spencer tenía cierto brillo en sus ojos, inigualable, no la había visto estar tan alegre desde que consiguió trabajo.
—¿Algo nuevo que contar?— inquirió Martha haciendo un movimiento de cejas
—Acabo de hacer mi escena más relevante y ha quedado fantástica— le dijo dando pequeños saltos —. O por lo menos eso es lo que me ha dicho el director, la verdad es que no lo sé, solo sé que me sentí bien con ella.
—Oh, Spence, a puesto a que lo has hecho genial— halagó la mujer, sorprendiéndola con un abrazo —. Eres un orgullo para esta familia, recuérdalo siempre, ¿quieres?
Su tía le dedicó una última sonrisa antes de dirigirse a la cocina para preparar algo de comer, gesto que la muchacha agradeció inmensamente porque no había tenido la oportunidad de comer nada durante la tarde y a duras penas tuvo tiempo para almorzar. Sintió como su estómago comenzaba a crujir, pidiéndole a gritos ser saciado.
—Muy bien, ¿que se te antoja?— cuestionó Martha mientras revisaba el refrigerador —. Hay huevos, salchichas y uno que otro pedazo sobrante de la pizza que trajo Roger anoche. Dios, tengo que salir a comprar comida más seguido...
La castaña meneó la cabeza en forma de desaprobación, soltanto una risita. A veces su tía era bastante descuidada con respecto a las cosas del hogar, pero la mayor parte del tiempo se debía a que trabajaba demasiado. La entendía perfectamente. Cuando ella llegaba a casa a duras penas le quedaban energías para tomar una ducha e irse directamente a dormir.
—Me quedo con la pizza— contestó Spencer, recostando la cabeza sobre el comedor
Martha entonces puso a calentar la comida, y tras el paso de unos minutos, la muchacha ya devoraba por completo a mordizcasos el contenido del plato.
—Oye, oye, despacio. Nadie te va a quitar.
—Moría de hambre, mujer— se excusó su sobrina, encongiéndose de hombros mientras hablaba con la boca todavía llena
—Ten. Bebe un poco de jugo antes de que te asfixies— le ofreció ella, alcanzándole un vaso lleno de limonada —. Ahora quiero que me cuentes más de la dichosa escena que hiciste hoy, ¿qué tuviste que hacer, Spence?— los ojos de Martha se abrieron expresivamente —¿Lograr un buen efecto de saltar de un abismo? ¿Manejar un auto a toda velocidad? ¿poner una bomba en un edificio, quizás?
Besar a Dave Franco no estaba entre sus opciones.
—Pues...
Spencer carraspeó, retomando el aliento. No quería comenzar una incómoda conversación con su tía en donde ella solo le hablase de asuntos del corazón y ese tipo de temas. Solo había sido una escena, era pura actuación. Sin embargo ella bien sabía que Martha se iría por otro camino, y empezaría a preguntar un centenar de cosas.
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Hollywood Adventure » Dave Franco
FanfictionDicen que en Hollywood las oportunidades llueven solo si eres lo suficientemente bueno en lo que haces, y eso es lo que Spencer Reynolds ha creído toda su vida. A sus veintidós años y recién graduada de la academia de actuación y bellas artes de Nue...