Spencer recorría toda su habitación al ritmo de la música, bailando por doquier con la melodía de Elvis Presley retumbando en sus oídos. El estéreo reproducía la canción a todo el volumen que daba, tanto, que probablemente se escuchaba por todo el vecindario, pero eso no le importaba. ¿Quién no estaría feliz de levantarse con la angelical voz de Elvis Presley? sabía, en efecto, que le estaba haciendo un favor a sus vecinos.
Casi no podía concentrarse en hacer una sola cosa, pues al mismo tiempo que quería bailar y cantar hasta caer tendida, tenía la obligación de arreglarse para ir al set. Y aunque de cierto modo le encantaba la idea de ir a grabar por fin, no podía evitar sentirse cohibida ante la actitud que tomaría Dave esa mañana. Quizás sí debió pensarselo antes de hacer semejante cosa, pero ya era tarde para arrepentirse.
Con dificultad desenredó su desorganizado cabello con ayuda de sus manos. Se había puesto una de sus holgadas blusas favoritas, su chaqueta de Jean, unos pantalones y sus viejos pero cómodos Converse. Prácticamente estaba lista para salir de casa, pero hoy era uno de esos días en los que habría deseado quedarse en pijama viendo su serie preferida. Las nubes se acumulaban de a poco y su color gris no pasaba desapercibido, en cuestión de minutos, seguramente habría una llovizna fuertísima.
De repente, el volumen de la música bajó a un nivel normal.
—¡Hey!— reprochó la muchacha, girándose bruscamente
—Lamento bajarte de esa nube, mi súper estrella del rock— se disculpó su tía, tras soltar un bostezo —. ¿Pero podrías poner el estéreo en un volumen razonable?, quiero dormir.
—¿Quien necesita dormir cuando suena Hound Dog?— preguntó Spencer, citando el nombre de la canción, al mismo tiempo en que le daba una vuelta a Martha, invitándole a bailar.
—Yo, Spence— le respondió la mujer —. Yo necesito dormir, y tu tienes que ir al trabajo. Ten por seguro que Elvis no te llevará a ninguna parte.
—No sabes apreciar el arte musical— Spencer apagó por fin el aparato, decepcionada
—Si, bueno, deberías estar agradecida por lo que hice por ti en la madrugada. Créeme, ese chico podría demandarnos.
—Pero no lo hará, te lo prometo— le aseguró con una sonrisa
—¿Cómo estás tan segura?
—Es que tengo un plan. ¿Tomaste las fotografías que te dije cuando me viste hablando con Dave?— cuestionó Spencer
—Si, pero no las he revelado, están en la cámara encima del comedor. ¿Puedo saber que estás tramando?, porque te vi muy acaramelada con él anoche, ¡hasta creí que iban a besarse!— le espetó su tía, escandalizada —. Si tan solo no se hubiese portado como un idiota contigo, juro que ya habría convencido a tu madre para que les diera la bendición.
Spencer rodó los ojos. A veces se cansaba de la obsesión de esa mujer por conseguirle una pareja, pero también era una de las cosas que la convertían en su familiar favorito. Sumándole el hecho de que su tía haría todo para defenderla ante cualquier situación o lío en el que se metiera.
—Te dije que está comprometido— comentó la castaña —, además, eso que hice fue solo parte de la venganza. Gracias por salvarme el pellejo, pero todavía estoy algo molesta contigo por avergonzarme de esa manera cuando te llamé anoche.
Martha no pudo evitar soltar una sonora risa.
—No sé qué te parece tan gracioso. Te odié por unos minutos— afirmó ella, colgándose la mochila a los hombros
—No tenía idea de que me tenías en altavoz, ya me he disculpado— su tía le corrió cariñosamente un mechón de cabello de la cara para ponerlo detrás de su oreja —. Solo espero que hoy no te metas en problemas por lo que sea que estás pensando hacer.
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Hollywood Adventure » Dave Franco
FanficDicen que en Hollywood las oportunidades llueven solo si eres lo suficientemente bueno en lo que haces, y eso es lo que Spencer Reynolds ha creído toda su vida. A sus veintidós años y recién graduada de la academia de actuación y bellas artes de Nue...