Maratón 3/3
-●-Más tarde, Spencer había perdido completamente la noción del tiempo. Lo único de lo que estaba segura era que se sentía fenomenal, ni siquiera pudo recordar cuando fue la última vez que se había sentido de tal forma. Aún así, tampoco le prestó mucha atención a ello, si no que más bien, se giró sobre sus talones, danzando como si fuera una bailarina profesional en medio de las nubes.
—Rayos, Spencer, estate quieta— Sophie la tironeó levemente, obligandola a mantenerse inmóvil mientras ella revisaba su teléfono.
Eran oficialmente las tres y media de la madrugada, y teniendo en cuenta el montón de llamadas perdidas en el móvil, la peli purpura estaba segura de que en casa su madre seguramente la asesinaría con sus propias manos. Lo peor de todo el asunto era que ahora tenía una doble responsabilidad, pues su amiga apenas y podía caminar sin tambalearse y también tendría que llevarla a casa, pero, ¿cómo le diría a los padres de Spencer que su hija se había embriagado tanto? no lo sabía, efectivamente, no tenía ni idea de qué hacer, y sus demás amigos se habían marchado de la fiesta unos minutos atrás, pero de haber sabido que Spencer estaba en esas condiciones, les habría pedido ayuda.
Sin embargo, ya era demasiado tarde para lamentarse por la leche derramada. Lo único que le quedaba por hacer era pensar con cabeza fría.
—¡Mírame, Sophie, soy el cisne negro!— parloteó la castaña entre risas, andando de aquí para allá en punta de pie, ganándose las miradas de algunos chicos que comenzaban a dejar la casa de Gavin, pues el ambiente fiestero estaba llegando a su fin.
—Sí, que bonito— murmuró Sophie sin prestar demasiada atención. Todavía absorta en sus pensamientos
—¡Pero si ni siquiera me has visto!— le reprochó la muchacha haciendo un puchero de niña pequeña
—Spencer, ¿hay algun otro familiar tuyo que viva en la ciudad?— le preguntó la peli purpura, ignorando por completo su comentario —, no lo sé, algún primo o abuelo...
—Nop.
—¿De verdad?
—Nopiti, nopiti, nop— canturreó Spencer alegremente
—Entonces es mi fin, maldita sea, no puedo llevarte así a casa y mamá va a matarme— Sophie se tironeó el cabello, desesperada —. ¿Qué hago contigo, Spence?
La chica se encogió de hombros sin dejar de sonreír. Si Spencer era carismática estando sobria, ahora, en ese estado lo era el doble; saltando y riéndose de cualquier cosa por más estúpida que fuera, ya comenzaba a llamar demasiado la atención. Sophie se preguntó entonces cuánto habría bebido.
—Si tan solo hubiese alguien a quien ambas conocieramos lo suficiente como para poder quedarme en su casa...— Spencer se recostó sobre el hombro de su compañera, resoplando, como si estuviese cansada.
Ella, por el contrario, estaba concentrada únicamente en idear algún plan para salir de ese embrollo. No tenía tiempo para escuchar las tonterías que salieran de la boca de Spencer, pero en ese momento, le fueron de mucha ayuda.
—¡Dave!— Sophie chasqueó los dedos y un gesto de felicidad se acunó en su rostro —¡Santo cielo, mi primo! ¿Cómo no se me ocurrió antes?
Tras zarandearla un poco, la tomó de la mano con rapidez, sin esperar a que la castaña reaccionara aunque fuese un poco. Era perfecto. Llevaría a Spencer a casa de sus tíos y sus primos, y le pediría ayuda a Dave, estando convencida de que él seguramente no se negaría a echarle una mano con la muchacha, por lo menos ideando alguna solución para poder llevarla a su hogar sin que sus padres tuviesen que encontrarse con la atrocidad de que estaba borrachísima, o como segunda opción, que Dave intercediera para que no se lo tomaran tan mal. Pues ese chico tenía un don impresionante para parecer un adulto maduro y responsable.
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Hollywood Adventure » Dave Franco
FanficDicen que en Hollywood las oportunidades llueven solo si eres lo suficientemente bueno en lo que haces, y eso es lo que Spencer Reynolds ha creído toda su vida. A sus veintidós años y recién graduada de la academia de actuación y bellas artes de Nue...