Juntos

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Una de las manos de Dave se deslizó por su espalda suavemente hasta llegar al punto en donde iniciaba su columna, mientras la otra reposaba en la puerta del clóset que se encontraba tras ella. Spencer enredó los dedos en el sedoso pelo del muchacho al mismo tiempo. No tenía salida. Estaba aprisionada contra la madera de su armario y la anatomía masculina de Dave, pero no se sentía incómoda en absoluto. Por el contrario, la energía que se desprendía del beso era casi tangible, y aquello conseguía ponerla de muy buen humor. Movió sus labios contra los de él una vez más, gozando del último roce antes de apartarse para volver a inhalar aire puro. A escasos centímetros, Dave le susurró:

—No tienes idea de lo mucho que necesitaba esto.

Spencer sonrió a modo de respuesta y después, acunó su rostro en el cuello de él. Sus fosas nasales se embriagaron con el exquisito olor a colonia que transpiraba.

—Todavía no puedo creer que hayas estado aquí todo este tiempo— le dijo —. Estas completamente demente.

—Lo sé— respondió al borde de una risa —, pero no debería extrañarte demasiado. Sabes que no tengo control desde que te conocí.

Entonces hubo una pausa. Un descanso para ambos, unos segundos para que pudieran por fin regular sus agitadas respiraciones. Spencer no se alejó ni un milímetro y él tampoco emitió movimientos. Era como si ninguno de los dos quisiera alejarse del otro. Jamás.

—Podríamos..., podríamos intentarlo de nuevo ¿no crees?— sugirió la muchacha después de un rato —. Ya sabes..., empezar de nuevo con el pie derecho. Me parece que la forma en que nos conocimos no fue la más adecuada. Yo estaba tan emocionada por acercarme a ti y a tu hermano en esa pizzería que debí actuar como una tonta, y después, cuando accidentalmente regué ese café sobre tu camisa la primera vez que fui al set...

—Me parece bien, podemos empezar ya— la retuvo Dave, mirándola con una sonrisa y estirando la mano con la esperanza de presentarse—. ¿Como estás, preciosa? Mi nombre es Dave Franco.

Spencer enarcó las cejas, aunque por dentro, le resultaba bastante divertido verlo intentándolo. Por alguna razón, lucía más resplandeciente que siempre.

—¿Demasiado atrevido?— preguntó él, pero no la dejó responder —Vale. Intentaré con otra cosa. Qué te parece... Hola, soy Dave Franco, estoy soltero y me gustan las castañas con tendencias hippies así como tú. ¿Te apetece ir por algo de tomar?

—Ese estaría bien, si quisieras tener sexo en la primera cita y estuviésemos metidos en un bar— la chica se cruzó de brazos de manera desafiante, pero tenía una expresión de estar gozando todo aquello —. Podrías actuar como un chico adecuado para presentar al resto de mi familia. Se me hace una mejor idea.

—Último intento, pero esta vez tendrás que ayudarme— dijo, y se le formó un hoyuelo —. Hola, ¿qué tal? Soy Dave Franco.

Spencer estrechó su mano con cordialidad —Soy Spencer Reynolds.

—Es un bonito nombre para una bonita chica. Es un placer conocerte, Spencer. ¿Estudias o trabajas?

Esta vez, Spencer no pudo privarse de soltar una risa contagiosa y nuevamente colocar su cabeza en el pecho de Dave. Él también se rio, la abrazó tiernamente y hundió la nariz en su cabello.

—¿De qué te ries?

—Lo siento, te ves gracioso haciendo todo esto.

—Me estoy humillando por ti— Dave fingió estar absolutamente herido —. No merezco tales tratos.

—Eres un desastre en esto de formalidades ¿como es que conquistas a tantas chicas?

—Las chicas con las que traté en la universidad las conocí a la gran mayoría en fiestas— le contó —. No eran muy exigentes dentro de ese ambiente.

Hollywood Adventure » Dave FrancoWhere stories live. Discover now