Capítulo 33| La verdad

38.6K 3.2K 558
                                    

63.4k de lecturas ¡No lo puedo creer! ¡Me muricí!

No me maten por el final del capítulo.

***

Cuando te atrapan haciendo algo malo es como si te dejaran caer un balde de agua fría, ese horrible sentimiento de no saber qué hacer o decir, solo balbucear. Este es uno de esos momentos en los cuales las miradas penetrantes no ayudan a calmar tus nervios. Estar temblando como una mismísima gelatina, aun sabiendo que estamos a 25° tampoco ayuda. Siempre he sido de esas personas que las mentirillas les salen con facilidad, tanto que hasta da miedo, pero ahora estoy dudando de mis poderes.

—Yo-o...

No sé qué decir, pensar en cómo cambia todo tan rápido. En un segundo estoy tratando que me bajen de los hombros de Tyler y en el otro susurrando incoherencias. Los chicos mantienen sus miradas desorbitadas fijas en mí, esperando una respuesta creíble. Muerdo el interior de mi mejilla, preparándome para lo siguiente.

— ¡Miren, Bob Esponja! —exclamo con mi mejor rostro emocionado, señalando a sus espaldas.

— ¡¿Dónde?! —preguntan al unísono, girando por completo y dejándome el camino libre para escapar. Tontos.

Sin esperar un segundo más me sumerjo en el agua, nadando para buscar mi gorra.

Cosa que ya no te va a servir.

Es hora de decir la verdad, he llegado bastante lejos con esta farsa. En serio lejos, pensaba que al notar las extrañezas en mí me reconocerían, pero ya veo que esos chicos están más ciegos que Dora la exploradora con astigmatismo y miopía.

— ¡¿Dylan?! —escucho la voz de Will buscándome por la superficie. Con todas mis fuerzas contengo la respiración, haciendo cortos movimientos para mantener la mayor cantidad de oxígeno en mis pulmones.

— ¡¿Cam?! —esta vez es Tyler, quien se sumerge a varios metros de distancia.

— ¡¿Alguno de los dos?! —inquiere Daniel, removiendo el agua de forma desesperada junto a Nick.

Le pido a mis pulmones que no me fallen ahora. Creo que ya es momento. Debo prepararme mentalmente para esto o escabullirme e ir a las Islas Griegas para pasar una temporada. La segunda opción es tentadora. Cuando me decido a irme de viaje siento una mano cerrándose alrededor de mi brazo, antes de jalonearme a la superficie. Tomo una gran bocanada de oxígeno al, mis pulmones arden. El cabello cubre mi rostro, con el dorso de mi mano lo retiro junto a los lentes para frotar mis parpados. Fijo mi atención en los chicos, los cuales mantienen los brazos cruzados con sus miradas acusadoras.

— ¿No era Bob Esponja? —interrogo con mi voz normal, es decir, algo aguda, pero sin excederse. Una diminuta sonrisa cruza mis labios, la borro de inmediato al notar sus caras de puño.

Sus semblantes se mantienen graves, sin inmutarse por mi comentario. Muerdo mi labio inferior, torciendo el gesto.

—Con Bob Esponja no se juega —regaña Daniel, manteniendo su ceño fruncido. Le sonrío tímidamente.

— ¿Quién eres? —inquiere Nick, escrutando cada centímetro de mi rostro como si quisiera descubrir algo oculto. Los chicos asienten, estando de acuerdo con su interrogante. Dejo escapar una exhalación, escaneándolo con la mirada.

—Es una larga y graciosa historia.

—Tenemos tiempo —interrumpe Will, inspeccionándome como si fuese un espécimen de dudosa procedencia. Bufo.

Instituto de Hombres [#1] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora