Capítulo 46| ¿Descubierta?

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El resto de las vacaciones fueron un infierno para Dylan. No le apetecía estar cerca de Tyler y los chicos se percataron de ello por varias razones. La principal se debe a que antes estaban acercándose y notaban la química, sin embargo, ahora ella parecía tener rostro de asesina serial con solo escuchar el nombre del chico ser pronunciado. Cuando tenía la venganza perfecta no pudo llevarla a cabo, pues «al vengarte de una persona que te lastimó, le estás dando la importancia que no merece» palabras de Evan. De una forma u otra obtuvo su venganza: la ley del hielo. Sabiendo que no es lo mejor, le puso canela en polvo a su cepillo de dientes causando que no pudiera pronunciar la letra «S» durante dos días y con los labios más hinchados que los de Angelina Jolie. Algo sencillo y gracioso a la vez.

No obstante, un día antes de regresar al internado y a la rutina, los chicos descubrieron lo sucedido. Si bien lo que pasó entre Dylan y Tyler no fue la gran cosa, Nick no lo entendió, por lo que su mejor amigo ahora tiene un ojo morado.

Hace un par de horas que llegaron al instituto, cada uno se dirige a su respectivo dormitorio para organizar sus cosas. El estómago de Dylan ruge de tal manera que la obliga a ir a la cocina por algo de comer, antes de disponerse a volver a la cama. Sin embargo, sus pasos se ven detenidos por unas voces provenientes de la habitación de Nick. Con la curiosidad a flor de piel apega su oreja a la puerta, dispuesta a escuchar mejor.

Lo sabía, Will —suena molesta la voz de su hermano.

Deposita el cupcake dentro de un florero para seguir escuchando, terminando de pasar lo que aún se encuentra en su boca.

Dylan no es tonta, Nick, no sé cómo logró caer en el juego de Tyler —afirma Will.

Sus cejas se elevan al enterase que hablan de ella. La respiración frustrada de Nick se hace presente.

No sé cómo lo dejé pasar, sé perfectamente que Tyler es un idiota. Le dije que con mi hermana no —gruñe.

Dylan posa sus manos en la puerta sabiendo que hablan de lo suyo con Tyler. La curiosidad que crece en ella la invita a seguir escuchando, aunque sepa que está mal.

— ¿Qué haces? —susurra una voz en su oído, haciéndola sobresaltar.

Lleva una mano a su pecho debido al susto que Evan le provocó, pero al percatarse de haber sido pillada in fraganti sonríe de forma forzada.

—Oh, pero que fina madera es esta. ¿Acaso es roble? —finge interés por la puerta, pasando sus dedos por la misma. El chico no cree ninguna de sus palabras, así que apega su oído a la puerta con una sonrisa.

—Así que, espiando, ¿eh, Dylan? —enarca una ceja, disponiéndose a escuchar también.

—Solo cállate.

No le importa que Evan esté presente, solo debe mantener la boca cerrada.

No sé qué hacer —masculla Nick, seguido de un bufido—. Tyler es mi mejor amigo desde siempre, pero no puedo pasar por alto que jugara con mi hermana —se queja con frustración.

Ella lo conoce tan bien que asegura en su interior que está alborotando su cabello.

— ¿Juegan a los espías? —interroga Daniel, haciéndolos sobresaltar a ambos.

—Solo cierra la boca y déjanos escuchar —gruñe frustrada volviendo a poner su oído sobre la superficie de madera.

Daniel se encoge de hombros disponiéndose a espiar a los chicos.

No sé de qué lado estar —vuelve a hablar Nick—. Dylan es mi hermana, pero Tyler es mi mejor amigo.

Es difícil para todos, Nick —asevera—. Dyl es nuestra amiga, sin embargo, Tyler también lo es y su pequeño «problema» nos divide a todos.

Instituto de Hombres [#1] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora