Capítulo 47| Partido importante, confesión importante

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Sé que este capítulo los va a matar. Algunos me querran matar a mí.

***


El saber que faltaré al partido hace que mi humor no sea el mejor, a eso sumándole el hecho de que el rubio me haya amenazado. No me agrada observar desde las gradas con el resto de las personas, para colmo, con la muñeca vendada. En este partido vienen estudiantes de Morgan High, pues nuestro instituto juega contra los Lagartos. Además, hay algunas chicas de WestLadies. En mi mano se mantiene un dedo de espuma para apoyar a mi equipo.

Cientos de gritos llegan a mis sentidos, logro visualizar cómo los jugadores comienzan a salir de los vestuarios. Me levanto de mi asiento junto con las demás personas lanzando gritos de animación. El quarterback de cada equipo, con sus respectivos cascos en mano, se disponen a lanzar una moneda para saber quién dará inicio al juego. El réferi principal hace una indicación avisando que los Lagartos sacan primero, los capitanes se dan un falso apretón de manos.

— ¡¡¡Patéales el culo, Nick!!! —exclamo hacia mi hermano y, a su vez, me gano miradas furtivas de los presentes.

El aludido levanta su pulgar en mi dirección sin dejar de correr con el balón en mano. Observo como esquiva a un par de contrincantes con intenciones de hacer una anotación, al lograrlo me levanto de mi asiento.

— ¡Sí! ¡Hijo de mi mamá!

Lanzo sonoros gritos hacia mi hermano, quien se ha quitado el casco para celebrar. El resto de las personas aplauden o abuchean. Entono los ojos cuando ha comenzado a lanzar besos hacia las gradas, las chicas no dejan de chillar como perras en celo.

Justo cuando el balón cae en manos de Tyler, contengo la respiración. Sostengo el brazo del chico a mi lado con fuerza, quien dirige su mirada a donde tengo clavadas mis uñas y luego a mi rostro.

El chico de ojos avellana gira sobre sus talones al esquivar a un muchacho, sin embargo, un chico tres veces más grandes va hacia él. La respiración se atora en mis pulmones y aprieto con más fuerza el brazo del castaño a mi lado. Will evita que su quarterback sea tacleado y mi cuerpo se relaja cuando ha anotado un touchdown. Sin medir mis acciones lanzo una exclamación.

— ¡Sí, ese es mi chico!

Dejo de clavar mis uñas en mi compañero de banca, quien me observa sobando el lugar afectado. Aprieto los labios en una fina línea ante las palabras antes dichas.

—Digo... ese es el chico que jamás he visto en mi vida —corrijo.

Las personas siguen celebrando la anotación. Los chillidos de las chicas a mi alrededor, las cuales señalan hacia el campo, me hacen levantar la mirada. Mis labios se entreabren cuando me percato de cómo lanza un beso, seguido de un guiño hacia mí o a las chicas junto a mí.

¡A ti! ¡Pendeja!

Nuestras miradas se encuentran por un segundo. Paso saliva cuando una pequeña corriente me recorre, mi boca comienza a sentirse seca. Parece querer decir algo, sin embargo, no lo hace. El contacto visual es roto por un grito.

— ¡No es hora de coquearle a las novias! —exclama el entrenador Dexter a través de su megáfono.

Observo como Nick niega arrastrando a Tyler del brazo. Los chillidos por parte de las chicas aumentan, a lo que ruedo los ojos.

El quarterback de los Lagartos roba el balón con intención de anotar. Ese simple hecho causa que clave mis uñas en el chico a mi lado por segunda o tercera vez. No es conveniente que el equipo contrario remonte, puesto que podría en riesgo los puntos obtenidos hasta ahora.

Instituto de Hombres [#1] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora