Capítulo 37| ¿Celos? ¿Dónde?

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Aquí el dichoso capítulo "Celos" Espero que lo disfruten.

***

Estoy consciente que ocultarse es de cobardes, pero en mi caso no es así. Esconderse es no querer morir en manos de mis amigos. Hace un par de minutos que el auto donde viajo con los hermanos ha estacionado frente a la casa de playa de los tíos de los gemelos. Nos mantenemos en un incómodo silencio donde solo puede escucharse los gritos, maldiciones, amenazas e insultos que resuenan por toda la calle pertenecientes a los chicos. La casa parece un caos, una gran algarabía dentro de esta. No he tenido el valor suficiente como para bajar, solo me mantengo jugando con mis dedos, mientras Ethan y Evan fingen que nada sucede.

—Bueno, ha sido un gusto conocerlos —me despido dramáticamente, aún sin bajar del auto. Un exagerado suspiro sale de mis labios y mis hombros se encogen de inmediato.

La casa está hecha un caos, no me sorprendería que llamen a la policía por dos razones: la primera, los chicos denunciando a Ethan por violación, o la segunda, los vecinos quejándose de los gritos de los chicos maldiciendo a Ethan. Todo eso lleva a una conclusión: Ethan es el culpable de mis desgracias y si los chicos lo llegan a ver lo castran.

—No seas dramática, solo ha sido una bromita —se queja el causante de mis desgracias, bufando. Ruedo los ojos—. Y creo que tus «amigos» están exagerando.

En serio él no los conoce, o más bien no conoce a Nick. Mi hermano es muy sobreprotector en ocasiones, cuando cumplimos siete años un niño me dio un beso en la mejilla y él lo lanzó al lodo, ¡fue solo un beso en la mejilla! No era para tanto.

—No soy dramática —me defiendo fingiendo ofensa, a lo que Evan rueda los ojos.

Resoplo disponiéndome a bajar del auto, pero no llego muy lejos debido a que el ruido de una puerta de auto azotándose me detiene. Giro mi cabeza para ver al causante de la acción, o, mejor dicho, causantes.

— ¿Qué? —interrogo, cruzando los brazos en señal de impaciencia. Los hermanos han bajado del auto quedando a pocos metros de distancia.

—Le aclararemos todo a tus «amigos» —dice de mala gana Ethan. ¿Por qué recalca la palabra «amigos»?

—Les gusta el peligro, ¿verdad? —uso un tono mordaz, soltando un bufido.

Ellos se dan una mirada para luego encogerse de hombros. Dirigen sus pasos hacia la entrada dejándome atrás, por lo que me apresuro para alcanzarlos.

—Esto no fue mi idea —asevera al fin Ethan, cruzando los brazos con notable indiferencia.

—Como sea.

Levanto mi mano dispuesta a tocar la puerta, pero en vez de eso golpeo una superficie un poco más blanda. Alzo la mirada encontrando a Nick sobando su nariz y emitiendo sonoros quejidos.

— ¡Auch! —se queja, apartando mi mano de su nariz de un golpe.

— ¡Brujería! —acusa Evan, señalando a Nick y a los chicos. Todos fruncimos el ceño con considerable confusión— ¡¿Cómo sabían que íbamos a tocar la puerta?! ¡Brujería! ¡A la hoguera!

Ethan se da un face palm a mi lado, los chicos lo miran confundidos como si de un psicópata se tratara. Por último, Daniel, quien lo observa con normalidad.

—Okay... —alarga Will juntando sus palmas, intentando quitarle el hierro al asunto.

Eso es muy poco probable.

Todos guardamos silencio, uno demasiado incómodo. Me remuevo torciendo el gesto.

— ¡¿Dónde estabas?! —explota de repente Nick, causando que nos sobresaltemos.

Instituto de Hombres [#1] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora