18.

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[Taehyung]

Podía ver a Jungkook desde la ventana. Estaba en clase de educación física, y como siempre, destacando frente a sus compañeros. No lo hacía adrede, yo era consciente de ello, pero igual le tenía envidia.

Él era guapo, era fuerte y seguro de sí mismo. Sabía enfrentar todo tipo de situaciones y personas. Era tan idílico, que me costaba pasar un segundo a su lado y no compararme con él. Y, siendo sinceros, una vez entrábamos en esas yo no tenía salvación. Yo era un charco de barro y él una piscina climatizada con agua de color verde.

Igual, no me molestaba. Siempre me habían gustado los charcos, puede que incluso más que cualquier piscina. Era extremadamente divertido saltar sobre ellos cuando llovía, así que en el fondo no me molestaba serlo.

- ¡Señorito Kim, haga el favor de centrarse en la clase! –pegué un pequeño salto en la silla, casi cayéndome de ella, y toda la clase estalló hasta que la profesora les mandó callar. Igual, aun estando en silencio, la vergüenza seguía recorriendo cada una de mis venas. – No me obligue a cambiarle de nuevo de sitio.

Volvió de nuevo a su explicación y yo asentí educadamente, sintiendo el peso de las miradas de todos mis compañeros sobre mí. Era la cuarta vez en el día desde que me habían cambiado de sitio, que me regañaban. La cuarta vez que me convertía nuevamente en el centro de atención. Era horrible, pero merecía la pena con tal de estar al lado de la ventana.

Intenté centrarme en la clase, ignorando los murmullos y miradas que me mandaban de vez en cuando. Todo el mundo parecía estar pendiente de mí, divirtiéndose a mí costa. Supongo que eso era bueno, hacer reír a los demás.

- ¡Ey, Taehyung! –me giré hacia la voz que me había llamado desde atrás. No recordaba su nombre, pero recordaba haberle visto varias veces intentando hacer amistad con Hoseok y sus amigos. A mí no me caía precisamente bien.

- ¿Sí?

- Préstame tu bolígrafo.

- A-ah, claro –le tendí el único que tenía, el que estaba usando. Tuve que detener mis garabatos mientras él lo usaba. Él sonrió y empezó a escribir algo que no atisbé a ver. Seguidamente recortó ese trozo de la hoja, y tras doblarlo, me lo tendió enganchándolo al bolígrafo. – Te dejaste esta not-

- No, no, es para ti.

Me quedé impactado, miré la nota y luego de nuevo a él, quien me asintió con decisión. Luego la profesora nos regañó de nuevo y mandó callar, así que me giré inmediatamente hacia delante, asustado. Cuando volví a mirarle con disimulo, tan solo me ordenó en un susurro que la leyera. Miré a mí alrededor y en ese instante la mayoría de personas que me estaban observando, apartaron la vista entre risas. No me gustaba, no me gustaba nada.

Al final decidí guardarme la nota hasta que terminó la clase.

En todo ese tiempo estuve pensando en que hubiera hecho Jungkook. Bueno, él desde un comienzo no la habría cogido. Pero si se encontrara en mi situación actual, con el papel entre las manos y un montón de personas acercándose ansiosas a medida que la profesora abandonaba el aula, probablemente la rompería frente a sus narices y luego se iría.

Apreté el papel con fuerza y bajé la vista hacia él, escondiéndolo debajo de la mesa. Ahora el grupo de chicos estaba básicamente rodeando, soltando comentarios para que leyera la hoja en alto. Y obviamente eso me metía más miedo a hacerlo. Con el tiempo, había terminado aprendido a desconfiar de la gente. Era muy triste, pero tal y como me había dicho Jungkook, "convenía hacerlo para que no te hicieran daño".

- ¿No piensas abrirlo?

- ¡Vamos, solo es una nota! ¡No seas gallina!

- ¿No sabes leer o qué?

- ¿Quieres que lo haga por ti? –un chico del grupo se hizo paso y me quitó la nota de las manos. Intenté alcanzarla, pero la puso en alto, y yo no iba a ponerme en pie. No iba a colocarme más de lo necesario en su campo de visión. Aparté la vista y mordí mi labio, reteniendo el temblor de este. No iba a llorar, de ninguna manera lo haría. – Veamos que pone aquí... ¡anda, Taehyung, es una encuesta para ti! –todos rieron en voz alta. Seguro que todo el mundo sabía lo que ponía en la nota, y no hacía falta ser un genio para adivinar que no iban a ser precisamente cumplidos. – ¡Atención, pregunta para el rarito! –se hizo un silencio y yo escondí más la cabeza entre mis brazos. No quería escuchar nada, pero aun así las voces seguían acuchillando mis oídos. – ¿Jungkook se corta antes o después de que se la chupes en los recreos?

Risas y más risas. Carcajadas que parecían hacer retumbar la clase. Me asusté, no voy a negar que me entró miedo y quise desaparecer. Pero ellos no se detenían, seguían preguntando cosas estúpidas, cosas hirientes y sin sentido.

"¿Está de tan mal humor siempre porque no le satisfaces en la cama?"

"¿Cuánto le pagan tus padres por aguantarte?"

"¿Cuándo te la mete lo consideran violación por tus problemas mentales?"

Me iba a estallar la cabeza, realmente iba a hacerlo. Ya ni siquiera me preocupaban las lágrimas o el sabor metálico de la sangre que inundaba mi boca. Ni siquiera les entendía, solo escuchaba las risas. Las carcajadas y los gritos. Era como si los tuviera encima empujándome.

Y de repente un golpe en la mesa los detuvo.

- Dejad el jodido tema. Él y Jungkook no están saliendo.

Levanté tímidamente la vista, lo suficiente como para diferenciar la espalda de la persona que se había colocado entre los demás y mi pupitre. Le había dado con tanta fuerza a la mesa que me preocupó su mano, pues de seguro que le debía haber dolido.

- Y-yo, s-solo somos amigos... –murmuré en voz baja, en un hilo tan fino de voz que dudo que alguien me escuchara.

Tampoco hizo falta, pues todo el mundo empezó a disgregarse sin decir palabra, apartando la vista de Hoseok, quien aún seguía delante de mí. Era impresionante el poder que tenía sobre la clase, sobre los demás. En menos de un minuto pude volver a pensar, pude respirar de nuevo. Le miré a él y luego bajé la vista a su mano. Tenía los nudillos enrojecidos, pero no me atreví a tocarle. Por algún motivo, a pesar de lo que acababa de suceder, seguía dándome miedo.

- Tengo unas tiritas en mi mochila –hablé en un tono tan bajo que me sorprendió que me oyera. Se giró hacia mí y me miró serio, como si no entendiera lo que le había dicho. Quizá era eso, que no me había entendido. – P-por la mano digo, s-si quieres tiritas... son verdes con bizcochos pintados, a mi hermana le gus-

- No necesito nada.

- A-ah, vale... –guardé mi mano de nuevo en mi regazo, atrapando nerviosamente la tela del pantalón en ella. Era incómodo. Me acababa de ayudar pero seguía sintiéndose igual de desagradable hablar con él, de inseguro. Necesitaba ver a Jungkook. – Gracias ayudarme...

- No me las des. No te he ayudado, simplemente me molestaba que mintieran. –me miró fijamente y se quedó un par de segundos en silencio. Yo no sabía cómo actuar. Rezaba para que algo sucediera, para que alguien viniera. No quería tenerle tan cerca, no quería estar hablando a solas tanto tiempo. – Y tú también me molestas.

Después de eso se marchó de la clase. Ni siquiera respondió a sus amigos cuando le preguntaron a donde iba. Tampoco volvió en toda la mañana, no apareció hasta después del recreo, y con peor aspecto incluso.

Sorprendentemente, no me sentí tan aliviado como creí al verle marchar.

Mírate [Vhope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora