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[Taehyung]

Nada más terminar las clases, fui a ver a Jungkook a su casa. Le mandé un mensaje a mis padres avisándoles de que llegaría un poco más tarde de lo habitual, y que si necesitaban algo, tendría el móvil activo. De cualquier forma, estaba seguro de que no me llamarían, al menos hasta que fuera la hora de la cena. Si era la hora de la cena y yo no estaba en casa, eso significaba que algo grave había sucedido.

- ¡No es de tu incumbencia, ya te lo he dicho!

- ¡Jungkook, a mí no me hables así, te lo advierto!

- Entra -me ordenó mi amigo, abriendo la puerta de su habitación. Justo había llegado en medio de una disputa entre él y su padre. Era tan incómodo que no dejaba de valorar la idea de irme, si no fuera porque mi amigo no me soltaba ni un segundo. - ¡Ya te he dicho que me dejes en paz, pesado!

- ¡JUNGKOOK!

- ¡QUE ME DEJES DE HABLAR!

- ¡ESTÁS CASTIGADO!

- ¡COMO QUIERAS, ME DA EXACTAMENTE IGUAL!

- ¡ESTÁS DOBLEMENTE CAST-

Y cerró la puerta, ahogando las palabras de su padre. Antes de que fuera tarde, echó el pestillo de su cuarto. Sí, finalmente había conseguido que le pusieran uno. Bueno, en realidad fue él mismo quien lo compró en instaló en el cuarto, pero sus padres no se opusieron, así que también tenían algo de mérito.

Mientras él se tiró en su cama y agarró la almohada, en la cual comenzó a gritar ahogando sus gritos en ella, yo permanecí en silencio, quieto junto a su escritorio y quitándome muy lentamente la mochila, con miedo de las desastrosas consecuencias que pudieran ocasionar cualquier detalle no intencionado. Jungkook estaba fuera de sí, y me hacía replantearme si había sido buena idea haberle ido a visitar.

- ¡Es idiota, idiota, el más grande idiota en el mundo de los idiotas!

- Tú padre te va a escuchar -informé en voz baja, dejando la mochila en el suelo, junto a la pata de la mesa de su escritorio, y sentándome cautelosamente a los pies de su cama, con cuidado de no perturbarle.

- No hablo de mi padre, hablo de Jimin -apretó la almohada con fuerza y sin previo aviso, soltó otro grito y la lanzó al otro extremo del cuarto, donde golpeó contra la pared y cayó al suelo. - ¡Aaaaagh, le odio! ¡Le odio con toda mi alma!

- ...

- ¡No le soporto!

- ...

- ¡AHHHHHHGH! -esta vez agarró las sábanas y tiró de ellas con tanta fuerza que consiguió sacarlas, haciéndome resbalar de la cama. Por suerte me conseguí poner en pie a tiempo, antes de caer de bruces al suelo. - ¡Y encima cuando grito, me duele la boca!

- Porque te ha partido el labio -notifiqué con obviedad. Y eso no era lo peor que se había llevado mi amigo, al menos en el rostro. Tenía el pómulo izquierdo tan hinchado que podría doblar el tamaño del derecho, y eso que este último también había incrementado su molde tras la pelea. - ¿Has ido al médico?

- Me llevó mi padre nada más salir de la escuela.

- Das miedo -solté sin pensar, con tanta sinceridad que en caso de no haberlo soltado con palabras, mis ojos lo dejaban en claro. Mi amigo me miró y sonrió con diversión, acreditando más mis temores hacia su nueva y demacrada imagen. Seguidamente soltó un chasquido por el dolor y volvió a fruncir el ceño. - Creo que te ha dejado aún más grande la nariz incluso.

- ¿Hablas en serio? -asentí medio convencido y tras soltar precipitadamente la manta, de un salto fue corriendo al espejo que tenía colgado en su pared. Acercó su rostro a él y comenzó a observarse detenidamente la nariz, buscando cualquier centímetro de más. - Maldito enano, le voy a matar.

Mírate [Vhope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora