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[Taehyung]

Estábamos en el cuarto de Jungkook, tumbados en la cama, comiendo chocolate y rodeándonos cada vez de más envoltorios de los bombones que recientemente le había regalado Jimin. Cada semana al menos recibía dos cajas de algo dulce y muy rico, y por suerte para mí, mi mejor amigo siempre las compartía conmigo. Quizás por eso mi yo interior aprobaba totalmente la relación entre ellos, porque de esa forma yo tendría deliciosa comida asegurada para el resto de mi vida.

- Y por eso considero que el jugador principal no debería tener ningún tipo de relación con la enemiga del nivel tres, ya que según a trama no ha cono-

- Jungkook, cásate con Jimin.

El pelinegro me miró extrañado, girándose hacia mí y mirándome desde unos centímetros arriba, ya que yo no tenía la cabeza apoyada en la almohada, sino justamente bajo ella. Levanté la vista y le imité, mirándole en silencio.

- ¿Qué has dicho?

- ¿Eh?

- ¿Acaso me estás escuchando?

- En absoluto –sonreí y él rodó los ojos al tiempo que me tiraba un envoltorio de bombón a la cara, el cual aparté zarandeándola como si fuera un perro. – Pero estos bombones están deliciosos –agarré otro de la caja que descansaba sobre el abdomen de Jungkook, y lo metí entero en mi boca. –¿Laz pgegunado onhe oz ha omgado?

- En ningún sitio. Los hace él mismo.

- ¡¿ÓMO?! –sin querer le escupí una pocas de pizcas de chocolate en la cara. Me fulminó con la mirada al tiempo que se las limpiaba con asco, pero terminó tumbándose de nuevo y dejándolo pasar. Quizás porque la última vez que le dimos excesiva importancia a eso, nos tocó limpiar durante dos semanas el comedor. – Perdón.

- No hables con la boca llena –me recriminó secamente, cosa que me molestó de sobremanera ya que él hacía exactamente lo mismo, solo con a diferencia de que no me escupía. – Y es obvio, es decir –agarró uno de los envoltorios y se incorporó, sentándose y apoyándose contra el respaldo de la cama mientras yo me hacía hueco sobre su abdomen, apoyando la cabeza junto a los bombones. Estiró el pequeño papel sobre mis ojos y suspiró. – ¿en qué pastelería crees que venderían dulces rodeados de la frase "Jungkookie te amo" o "Jungkookie quiéreme por favor"?

- ¿En ningún sitio? –pregunté dubitativo.

- Exacto –sonrió y miró el envoltorio un par de segundos antes de arrugarlo y tirarlo a alguna parte de la habitación. – Igualmente puedo pedirle la receta. Seguro que tampoco es muy difícil.

- Seguro que el ingrediente especial es ponerle mucho amor.

- Seguro depende de lo cursi que sea el cocinero y por eso a Jimin le salen tan buenos –me miró y sonrió ladeadamente antes de añadir. – y a ti también te saldrían deliciosos.

- ¿Ah sí? –asintió, reprimiendo la risa y con ella el trozo de chocolate que guardaba en su boca. Fruncí el ceño y agarré la caja de bombones, rodeándola con mis brazos como si de un bebé se tratara y me giré dándole la espalda. – Pues ya no vas a comer más.

- ¡Eh, suelta eso! –me encogí más sobre mí mismo, resistiéndome a soltar la caja a medio terminar. – Ni si quiera son tuyos, ladrón.

- Son bombones de cursis para cursis. Vete a la tienda donde vendan para emos como tú –le saqué la lengua y me metí rápidamente uno en la boca, volviendo a sacarle la lengua esta vez con el chocolate en ella.

- Como sigas así, terminaré dándote motivos para que me llames emo.

- ¿Crecerás ocho metros más o qué? –le reté con diversión.

Mírate [Vhope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora