Dedos acusadores

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Desperté cuando el sol se coló por mi ventana entre una minúscula abertura en mis cortinas y me dio justo en la cara, miré mi reloj, el cual me confirmó que era ridículamente temprano para estar despierta, rodé en mi cama intentando volver a dormir, y cuando finalmente me rendí empecé a andar por la casa arrastrando los pies. No había dormido bien. Me sentía mal. Sola.

Charlotte estaba molesta conmigo, Josh muy ocupado con la barbie Rose, y Henry... no estaba segura de si podía confiar en él. Es más, estaba segura de que no debía confiar en él. Fui hasta la cocina, y a pesar de no tener ni una pizca de hambre ni ganas de hacer absolutamente nada, preparé café. Me desplomé en una de las sillas y acosté medio torso sobre la mesa del comedor con una taza que emanaba un agradable aroma a café recién hecho justo junto a mi cara. Cada minuto que pasaba me hacía formular mas preguntas en mi cabeza. En menos de una semana, había pasado de ser simplemente Emma Valentine, una chica de 18 años de un pueblito olvidado de Washington, a ser... ni siquiera sabía a ciencia cierta qué era, ni mucho menos en medio de que estaba metida.

Escuché ese zumbido de estática que sentía siempre que mi casa estaba vacía, y no me ayudó para nada a sentirme menos desamparada. ¿Por qué estaba en donde me encontraba ahora?... ¿por decisión propia?... ¿había elegido tener telepatía? No. Este poder había aparecido solo. Quizá haya elegido hacer lo que Joanne me había dicho, pero ¿acaso tenía otra opción? Era como era, y no podría escapar de ello...

Mi teléfono sonó con un lánguido "bip" y el mensaje que llegó provenía de algo de lo que debería estar huyendo. Suspiré. No quería alejarme de Henry.

Fui a cambiarme y me tomé mi café de un solo trago para luego salir rumbo a la cafetería que estaba a unas calles de mi casa.

Una avalancha de sonidos de aviso empezó a surgir de mi teléfono, mensajes y mails, algunos con asunto, otros sin el, pero todos urgentes. Tal montaña de información me desconcertó por un segundo, luego decidí leerlos en una línea de tiempo, el primero que encontré fue una conversación en la página del instituto:

Charlotte Levine dijo:

¿Se han enterado de lo que pasó con Rose?

                                  Judith Stokes dijo:

  ¿Qué le ha pasado a la pobre Rose?

Catherine Stokes dijo:

¿Se rompió una uña o que?...

Ese fue el final de la conversación. No pude sentirme más extrañada, ¿por qué Josh no había dicho nada?

Mas conversaciones sobre Rose, al parecer, había desaparecido anoche, ya habían puesto una denuncia pero no podían declararla como persona desaparecida aún. Las huecas de sus amigas se quejaban por eso, todo el equipo de fútbol y la cuadrilla de animadoras estaban indignados y preocupados, pero Josh seguía sin dar la cara. Empecé a bajar en los mensajes, buscando alguna muestra de vida por parte de Josh, y me costó encontrarla. Había un único mensaje y no tenía asunto:

Josh Burton  23:15 hs.

     Emma, espero q te llegue este mail a tiempo.

3 palabras: aléjate-de-Henry

Me quedé helada... ¿por qué?... ¿tendría Henry algo que ver con lo que sea que pasó con Rose?

Un escándalo más adelante me arrebató mis cavilaciones y me obligó a correr hacia allí. No me hubiera colado entre los curiosos de no ser por la voz que oí gritar.

- ¿Que le has hecho? - la furia en Josh era tal que me asustó, me heló los huesos. Pedí permiso hasta poder llegar al frente, entonces veo una figura oscura retroceder a trompicones hasta mi.

El mismo sabor en cualquier vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora