Charlotte POV.:
Mis ágiles patas me deslizaban tejado tras tejado como si anduvieran por el césped cubierto de rocío. Saltaba grandes trechos llegando con facilidad al otro lado, y de no ser así tampoco importaba, los gatos siempre caen de pie.
Me había pasado un día completo molesta con Emma, casi 24 horas enfadada con esa chica que con el pasar de los años se había convertido en mi hermana, nunca le había ocultado nada excepto mi verdadera naturaleza, y de un momento a otro habíamos dejado de hablar. Pero luego me di cuenta, no era culpa de Emma ni mía ni siquiera de Rose o de Josh, habían tres personas que llegaron a nuestras vidas y habían dejado todo patas arriba, desde el primer momento se habían empeñado en acercarse a Emma, y tratar de apartarla de su camino. Joanne ahora estaba muerta, y no iba a dejar que hicieran lo mismo con Emma.
Salté del último tejado y bien pegada a la enorme muralla de piedra me acerqué hasta poder cruzar entre los barrotes del portón de metal. Busqué todas las sombras con las que pudiera encontrarme para cruzar el jardín, mi paranoia me obligaba a mirar sobre mi hombro, asegurar cada paso, buscar trampa tras trampa, sin embargo lo único que podía escuchar eran pasos en el interior de la mansión. Trepé a la copa de un árbol y me oculté entre las ramas, podía escucharlas, pero como no hacerlo con esos zapatos sobre el piso de mármol.
Analicé cada ventana en busca de una mínima abertura a donde acercar la oreja. Trepé mas al árbol y fui hasta el tejado, para luego empezar a andar con cautela, buscando un lugar donde pudiera oir bien lo que pasaba dentro. Me detuve en seco cuando oí la voz de Judith.
- No, Catherine... - se acercaba, probablemente hacia uno de los balcones - mañana es el solsticio y ella caerá en nuestra trampa.
- ¿Y que pasa con Henry? - ¡Sabía que ese mosquito tenía algo que ver con todo esto!
- No le tocaré ni un solo pelo a menos que me obligue a hacerlo. Si no se entromete, lo dejo todo para ti, querida - la voz de Judith nunca había sonado tan maliciosa, ni siquiera sonaba humana ante mis oídos - vuelve a bosque y revísalo todo. Nadie puede acercarse durante el ritual - unos pasos se alejaron, debía ser Catherine, entonces Judith seguía en el balcón y yo debía salir por algún otro lado.
Recorrí el tejado hasta que encontré un árbol suficientemente cercano y alto como para dejarme saltar y poder bajar hasta tierra firme. Sabiendo que el peligro me observaba, procuré andar por el patio como un gato normal, al menos hasta que el guardia de seguridad me encontró cuando intenté pasar por el portón de la parte posterior de la mansión.
- Oye gatito, ¿que rayos haces aquí? ¿Que hubiera pasado si te encontrabas con los perros? - el hombre tuvo su cautela, pero cuando puse la cara del gato con botas y lo acompañé con un maullido bajó por completo su guardia.
Él me cargó y me llevó hasta su casilla, mascullaba tonterías sobre que el tuvo un gato cuando niño y que me buscaría un poco de leche, entonces aproveché su distracción para tomar con el hocico un celular que descansaba sobre el escritorio y salir pitando de allí.
Corrí por unos cuantos tejados y me detuve en una escalera para incendios en cuanto me pareció que estaba lo suficientemente lejos de la mansión. Dejé atrás mi forma felina y pensé en llamar a Emma, pero por la hora y el número desconocido sabía que no me iba a contestar, así que le envié un mensaje.
- Espero que llegue a tiempo... - oí un sonido de metal y me volteé pensando que los dueños de casa habían notado mi presencia, pero no había nada mas que una pared, nada a los lados, nada por arriba.
Una sombra saltó de repente y en cuatro patas sobre el delgado barandal de metal me observó con ojos completamente blancos.
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El mismo sabor en cualquier vida
VampireEl mundo no se estaba quieto, temblaba; temblaba como una frágil hoja a merced del despiadado viento. Una mancha roja se deslizaba como ameba a un lado de mi cabeza, manchando de carmesí la nieve sobre la que descansaba. Toqué el líquido con un dedo...