24. ¡No lo volveré a hacer!

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-¿Qué? ¿Qué es lo que no se?- Ana cierra la puerta y Alessa levanta una ceja mientras se acerca a mí y me agarra por la cintura.

-Bueno... Se podría decir que estaba un poco agobiada con eso de que tu padre te haya secuestrado y... Bueno. Si no te hubiera dicho toda esa... mierda... nada de esto hubiera pasado.

-Sara.- Dice besándome dulcemente.- Mi padre me habría encontrado de una manera u otra, nada de esto es culpa tuya.

-Pero yo te dije todo eso... Sé que suena a excusa barata pero yo...- Me sonrojo. Joder, no es fácil decir esto.- Estaba... Eran esos días del mes...

-¿La regla?- Asiento, completamente sonrojada. Apuesto a que mi cara parece un tomate. Ella niega con la cabeza y me muestra una sonrisa. Coloca su nariz en mi cuello.- Y yo que creía que lo decías en serio... Me asustaste... Me acojono que no me quisieras a tu lado, pero quise darte lo que querías y que fueras feliz. Me pediste que me fuera y... Nunca me he arrepentido más de una decisión.

-Lo siento mucho... Me metí en cosas muy personales y metí en dedo en la yaga. No debería haberlo hecho...

-No importa, ahora todo está arreglado. Y ya sé que en esos días del mes se te alteran las emociones...- Dice sonriendo. Yo rio un poco, agarra un mechón de pelo y se lo acerca para olerlo. Me fijo en la gasa de su mano, esta roja.

-Tu mano...- Digo agarrándola y levantando el vendaje. Los tendones están completamente unidos pero aun sangra.- Dios es... es increíble.

-Tarde tiempo en acostumbrarme... Pero la increíble eres tu.- Dice mirándome fijamente con esos ojos plateados que me dejan sin aliento.

-¿Y-Yo?

-Sí. Cualquiera pensaría que soy un monstruo, gritaría, me tiraría una librería encima, un bote de sal y llamaría a la policía.- Empiezo a reír.

-¿Qué? ¿Quién haría algo así?

-Probablemente las personas normales...- Sus ojos se desvían hacia mis pechos.

-¿Estas diciéndome que no soy normal?- Digo acercando mi escote a ella.

-Bueno... Estas saliendo conmigo.- Levanta la vista hacia mis ojos.- Definitivamente no estás bien.

-Quizás este muy mal...- Digo acercando mis labios a los suyos.

-Muy muy mal...- Dice besándome y quitándome la camiseta de un tirón.- Pero te adoro tanto.- Dice casi en un gemido. Le quito la parte de arriba de mi pijama y rodeo sus caderas con las piernas. Ella ríe.

-Vaya, me has echado de menos.

Gimo fuertemente, estoy muy sensible y cuando ella me roza siento como si explotara.

-¡Mierda Sara!- Su voz es ronca. Me agarra del trasero y me lleva hasta la habitación, pero no llegamos a la cama. Perdemos el control en frente de la ventana. La luz de la luna hace que sus ojos brillen con deseo y lujuria.

Me besa mordiéndome el labio y tirando mínimamente, lo suficiente como para que me retuerza de placer. Y cuando empieza a tocarme toco el cielo. Acaricia uno de mis pechos con dulzura mientras su mano se desliza debajo de mi vientre. Juega con mi entrada al mismo tiempo que su boca juega con mi lengua.

Gimo cuando de repente sube el ritmo y de repente otra vez, desciende hasta llegar al ritmo al que estaba antes. Me desespero, gimoteo pero ella sigue torturándome con su dulce placer. Estoy muy mojada, ella lo nota y desliza dos dedos dentro de mí con fuerza, llegando hasta el fondo. Gimo tanto que echo la cabeza hacia atrás, ella pasa la lengua por mi cuello y me da mordisquitos mientras baja hasta mi pecho donde succiona haciéndome gemir más alto.

Me embiste cada vez más rápido, su pulgar haciendo maravillas en mi clítoris, acelerando y desacelerando el ritmo. Estoy tan perdida en el placer que no me doy cuenta cuando sus labios descienden más y más hasta llegar a mi zona íntima. Introduce un tercer dedo y los mueve dentro de mí, me retuerzo y respiro agitadamente.

-Ah... Ales... Alessa....- Gimo.- Ah... ¡Ah!- Gimo cada vez mas alto cuando noto su lengua en mi clítoris, suave, húmeda y decidida. La mueve con fuerza, atacándome muy placenteramente. Agarra uno de mis muslos para abrirme más. Para un segundo para depositar un beso y después aspira con fuerza.

Vuelvo a echar la cabeza hacia atrás por el placer, me tapo un poco la boca para no gemir tanto pero a Alessa no le gusta y me muerde un poco. Saca un dedo y ralentiza el ritmo. Gimoteo en respuesta.

-N-No volveré a hacerlo.- Digo desesperada, he estado tan cerca pero tan lejos...- L-Lo prometo, no volveré a hacerlo.

Puedo notar como sonríe, entonces introduce el tercer dedo de nuevo y me embiste con más fuerza que antes. Su lengua se mueve más rápido mientras sus dedos me acarician por dentro. Algo intenso se arremolina a mí alrededor, y cuando ella muerde ligeramente mi clítoris llego al orgasmo con un gran grito de placer. Noto como ella lame y se alza sonriente y victoriosa sobre mis piernas. Se lame los labios lo que me hace reír y sonrojarme.

-Adoro ese sonido.- Dice cogiéndome en brazos y llevándome hacia la cama. Una vez que me deja ahí me tapa y para mi sorpresa agarra la cama y la empuja hasta quedar bajo la ventana.

-He notado que te gusta la luna y el cielo estrellado.

Sonrió y ella se tumba junto a mí, acaricio su piel desnuda mientras me acurruco junto a ella y noto su calor. Me besa la cabeza y entonces recuerdo la tontería que nos ha traído hasta aquí.

-No volveré a hacerlo.- Ella frunce el ceño.- Lo de colarme en despachos y así... Fue una mala idea y debí haberte hecho caso, lo siento.

-Hiciste lo que creíste correcto.- Me besa en la cabeza.- Pero estoy más tranquila si se que no lo volverás a hacer.

-Nunca.- Digo besándola y dejando que sus brazos me arrullen y me lleven al mundo de los sueños.

¡Ámame Como Yo te Amo! ¡2! - Diferentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora