26. Paseos en moto

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-Así que sabes japonés también...

-Se muchas cosas que te harían retorcerte de placer.- Susurra en mi oído con lascivia.- Pero si... También se japonés.

Rápidamente mi entrepierna entra en acción y se humedece, se que Alessa lo nota cuando saca a la luz su sonrisa de demonio. Cuando llegamos a nuestros asientos Joshua, Mark, Max y Ana siguen dormidos.

Alessa me sienta en una de sus piernas, de manera que si mueve una pierna roza mi sensible clítoris. Me estremezco pero no hago ningún ruido, menos mal que estoy de espaldas a ellos. Inconscientemente abro mas las piernas para que ella pueda acceder mejor, mi postura también hace que nuestros pechos se aprieten, la sensación es increíble.

Alessa se mueve horriblemente (y placenteramente) despacio. Sin poder esperar muevo mi cadera sobre su pierna pero ella para.

-No, no. Tendrás que ser paciente.- Me dice. Yo tengo la cabeza atontada por el placer. Ella coloca sus manos en mis muslos y las sube bajo mi falda, hasta llegar a mi cintura. Allí mueve solamente los pulgares con movimientos circulares, ese simple gesto hace que mi propia piel al contraerse toque mi clítoris.

-Tsk, te quiero demasiado.- Dice moviendo de nuevo la pierna.- Pero si apartas la mirada de mis ojos parare y no te tocare hasta después de cenar.

Oh dios, no pienso apartas mis ojos de los suyos por nada.

-Las manos.- Dice, coloco las manos en sus hombros. Ella abre un poco los ojos y veo como brillan cuando abro la boca para gemir muy bajito. Alessa me tortura moviéndose lentamente pero sus ojos hacen que me caliente cada vez más. Cada vez me cuesta más mantenerlos en los suyos, quiero cerrarlos y gemir con fuerza pero no puedo hacer ninguna de las dos.

-Eres mía...- Dice manteniendo su mirada pegada a la mía, sus ojos echan fuego.

-S-Soy tuya...- Gimo moviéndome hacia adelante hasta besarla.- S-Solo t-tuya...

A ella le gusta y sube un poco el ritmo, haciéndome llegar al orgasmo de nuevo. Nuestras bocas están pegadas y eso hace que mi gemido no se oiga. Solo nosotras lo sentimos.

Me dejo caer en su pecho, realmente estoy reventada. Ella se apoya contra los asientos y suspira cansadamente.

-¿Una siestita?

-Seria genial...- Dice rindiéndose al sueño. Sonrió, mi chica mala...


A la tarde siguiente

Dejamos todo el equipaje en la cabaña. Alessa asoma la cabeza por la cocina y me besa el cuello, haciéndome sonreir.

-¿Quieres dar un paseo en moto?- Dice abrazándome el estomago.

-Nunca he montado en moto.- Digo nerviosa.

-No te preocupes, solo tienes que sentarte detrás, darme besos y disfrutar de la experiencia.- Sonrió.

-Bueno... confió en ti.- Alessa levanta una ceja.

-Bueno intentare no hacer caballitos. Solo por sea caso agárrate fuerte.- Me agarra de la mano y me lleva fuera donde su preciosa moto nos espera. Ya vi hace tiempo a Alessa con la moto y confió completamente en ella.

-Agárrate fuerte.- Me dice.

-¿Y los cascos?- Digo extrañada pero apretándome fuerte contra ella.

-No los necesitaremos.- Veo como me giña un ojo por el retrovisor. Muevo mi cadera contra la suya como venganza. Veo como aprieta los labios.- No juegas limpio...

Arranca la moto y no va muy rápido, utiliza carreteras secundarias que nos acercan al gran lago cristalino que hay no muy lejos.

-¿Cómo de rápido puede ir?- Le digo sobre el viento. Veo como sonríe.

-Pequeña, esta moto es capaz de volar. ¿Quieres probarla?

Me mira intensamente. ... ¿Cómo se supone que tengo que decirle no a esa cara? La abrazo más fuerte y asiento. Ella sonríe y acelera. Mi corazón bombea más fuerte a medida que el viento se hace más fuerte. Me aprieto contra ella, oigo el motor de la moto rugir, de repente la moto se inclina demasiado me asusto y la adrenalina hace que apriete las piernas alrededor de la moto y retenga aire.

Salimos de la curva y seguimos por la gran recta, abro los ojos y veo el increíble paisaje a nuestro alrededor. Sobre nosotras las aves sobrevuelan el cielo a nuestro paso, la gran extensión de hierba verde, el lago cristalino donde los niños y sus familias pasan un día agradable.... Y yo, disfrutando de un día de motos con el amor de mi vida.

Veo como sus ojos brillan de felicidad por el espejo retrovisor, nuestros ojos se encuentran en el espejo y ella sonríe felizmente.

-¡¡TE AMO!!- Grita sobre el viento a pleno pulmón.

¡Ámame Como Yo te Amo! ¡2! - Diferentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora