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-¿Dónde estaban? – nos preguntó Liam, cuando volvíamos, tomados de la mano. Lily me miró para saber que responderle al chico.

-Mm... Acompañé a Lily al baño – Liam alzó una ceja, y entonces me di cuenta de lo patética y estúpida que sonó mi excusa -. ¡Pero yo no entré! – dije tratando de enmendar el error –. Sólo... y-yo me ... quedé afuera. Sí, me quedé afuera - ¿He dicho que soy la peor persona del mundo para inventar excusas? Pues, ahora lo saben.

-Mentir te sale PÉSIMO, Nialler – dijo Liam, mirándome acusadoramente. Suspiré, mientras Lily nos observaba divertida.

-Estábamos hablando, Liam – dijo entrelazando nuestros dedos. Liam nos miró con recelo.

-¿Están de novios? – preguntó de repente. Lily y yo nos miramos por una fracción de segundo, antes de soltar una tremenda carcajada. Y una vez que empezamos, fue difícil parar. Liam nos observaba atónito –. Eh, de todo lo que he dicho, nada me ha parecido gracioso – Frunció el entrecejo.

-No es que... ¿Niall y yo? Liam, Yo soy la versión femenina de este duende. Entre nosotros no puede pasar NADA. Somos demasiado iguales. Aunque, pensándolo bien... No estás nada mal, duende – se acercó y me dio un suave piquito en los labios, no alcanzó a durar ni cinco segundos. La miré sorprendido, y ella me guiñó un ojo.

-Francamente, no los entiendo – dijo Liam, mirándonos entre divertido y confundido –. En fin, Niall, ya me recuperé. ¿Ahora qué? ¿A dónde más quieres subirte? – Hummm. Es una decisión muy importante.

-¡¡Quiero ir al carrusel!! - Lily y Liam se miraron con idénticas caras de estupefacción.

-¿Al carrusel? ¿De verdad? – dijo Liam con incredulidad -. ¡No tienes cinco años, Nialler! No te dejarán pasar.

-¡¡Pero, yo vi un caballo negro muy bonito!! – hice un puchero infantil. Liam se tomó el puente de la nariz con desesperación. Sonreí inocentemente y Lily soltó una risita.

-Ye te lo dije, Niall. No nos dejaran pasar. ¡Deja de comportarte como un niño! ¿Qué tal si vamos a las autos chocadores?

-¡Ya dije que quiero ir al puto carrusel! – la verdad, me valía madres ir o no ir, pero si hay algo en este mundo que me divierta, es exasperar a Liam, y por lo que veo, lo estoy logrando.

-¡Vale! Vamos – me tomó de la mano, y me arrastró hacia el carrusel.

-¡Liam! ¡Yo no lo decía en serio...! – Liam me mostró una sonrisa maliciosa, que lo hacía ver condenadamente sexy.

-¡¡¡DISCULPE!!!! – Chilló Liam, llamando la atención del anciano que manejaba el juego, que parecía estar bastante sordo -. ¡Mi amigo quiere subir! – Me lancé – literalmente – sobre él, intentando que no dijera nada. La gente que estaba en el lugar comenzó a reír por el espectáculo que estábamos montando.

-¿Liam? ¿Niall? – dijo una voz grave, que reconocí al instante. Zayn caminaba hacia nosotros con una sonrisa burlona en su rostro. No se me pasó desapercibido que traía de la mano a Perrie. Suspiré -. ¿Qué hacen en el carrusel? – Sentí como mis mejillas ardían.

-Niall quería subirse – dijo Liam, encogiéndose de hombros. Le mandé una mirada fulminante mientras él me sonreía –. Y yo lo acompañaba.

-¿No están un poco mayores para este tipo de juego? – dijo Perrie, con altanería. Fruncí el entrecejo. ¿Para qué tan antipática?

-Tal vez– respondí, con sarcasmo. Zayn me miró –. Pero ¿Sabes? A mí, en lo personal, no me interesa. Vámonos, Liam. Este lugar está podrido – Sí, mamá también dice que tengo un humor ácido. ¿Por qué será?

Tal vez, pude evitarlo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora