17.

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Me tomó como más de dos minutos por fin reaccionar al tenerlo frente de mí.

-¿Qué haces aquí? - pregunté bruscamente, demasiado bruscamente. En cuanto me di cuenta de su presencia y pude salir de mi shock.

Liam me miró sorprendido, seguramente por la forma en la que le hablé. Yo jamás le había tratado de esa manera tan horrible. Me mordí el labio inferior, conteniéndome todo lo que podía para no echarme a llorar como un bebé, por su carita contrariada.

Definitivamente me detesto.

-¿Qué sucede? ¿Qué acaso no puedo venir a v-verte? - me preguntó, intentando de que su voz sonara normal. Pero yo lo conozco demasiado bien, y sé que está contrariado y algo asustado por la manera en la que le hablé y también por cómo lo estoy mirando. Además de que su voz se quebró en cuanto terminó de hablar.

Lo siento, mi amor. Lo siento tanto.

-Ahora no. No debiste venir hasta aquí. Si no contesté tus mensajes fue por algo, ¿No? - cuestioné con algo de crueldad. Tuve que morderme la lengua por lo mal que sonó eso. Pude ver como los ojos de mi Liam se humedecían ligeramente.

Soy la peor persona que ha podido pisar este mundo.

-E-está bien. S-supongo que no estás bien aún. Llámame cuando puedas... y quieras verme - susurró Liam, con la voz quebrada, sus ojos marrones estaban clavados en el suelo y podía llegar a jurar que estaban llenos de lágrimas contenidas que él no derramaría. O al menos no frente a mí.

Su mirada se desvió de la mía y en ese momento quise aferrarme a él y romper a llorar, o tal vez sería mejor darme de cabezazos en la pared. Sería lo menos que me merecería por hacer llorar a alguien tan hermoso como Liam.

Como mi Liam.

Liam se dio media vuelta y se fue, con los hombros caídos. Me mordí el labio inferior con tanta fuerza, que tuve que contenerme para no soltar un gritito al sentir el escozor y el sabor metálico de la sangre en mi boca y en mi lengua, degustando lo salado y asqueroso que es.

-¡Niall! ¿Quién era? - preguntó mi madre desde la cocina. Solté un suspiro desganado, cerrando la puerta y caminando hacia mi mamá, quien ya estaba sirviendo los platos con la comida.

Me senté en mi puesto habitual, y sin responder su pregunta, comencé a comer mecánicamente, sin darme cuenta de absolutamente nada. Sin quitar mí vista del plato.

Me sentía miserable. No podía creer la manera tan malditamente cruel y convincente con la que actúe. Fui un verdadero imbécil al hablarle de esa manera a mi novio.

Que dejaría de serlo pronto. Por mucho que me doliera admitirlo, debía hacerlo.

Bonnie prácticamente tenía mi vida en sus manos.

-Niall, te hice una pregunta, cielo - dijo mi madre, interrumpiéndome de mis pensamientos tristes y ligeramente suicidas, mirándome con una ceja alzada, como si estuviera preguntándome qué demonios me ocurría que no respondía lo que me preguntaba.

-Oh, no era nadie. Seguramente algún niño que tocó el timbre y salió huyendo, o no lo sé. No había nadie cuando abrí la puerta.

Respondí con cansancio, evitando la mirada de mi madre. Nunca había sido alguien con capacidad de mentir. Muy por el contrario, casi todo el mundo se da cuenta cuando yo miento. Es algo triste si lo pensamos así. Ya que jamás podré mentirle a alguien mirándole a los ojos.

Lo cual era bastante malo para mi plan de terminar con Liam.

El estómago se me revolvió casi dolorosamente al pensar en lo que debía hacer esta tarde.

Tal vez, pude evitarlo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora