7

200 21 3
                                    

Maratón 3/3

Hay gente: torpe, directa, con mala suerte, y estoy yo.

Liam me mira con los orbes mieles desorbitadas, y la boca ligeramente abierta. Su cara de incredulidad en otras circunstancias, me hubiera causado gracia. Pero ahora, sólo me hacía sentir culpable.

¿Qué culpa tenía él de que yo lo amara? Él sólo se comportaba como lo que es, mi mejor amigo, mi hermano. Yo no debería haberle dicho eso, después de todo, Liam no se merece eso, sólo porque yo lo quiera.

-¿Y-yo? P-pero, ¿Q-qué te hice, Niall? – Maldije en voz baja al ver como sus ojitos mieles me miraban con preocupación y algo de miedo.

En serio, Liam. Si no quitas esa mirada, te juro que no podré controlarme.

-N-no, no has hecho nada, Liam. Hablé sin pensar, lo lamento – Ahora la mirada de Liam pasó a ser una de incredulidad. Sé que no me creyó ni la mitad de lo que le dije.

-Sí claro, y yo soy Lady Gaga, ¿Cierto? – dijo con el sarcasmo y la ironía impregnada en su voz. Tragué con dificultad, evitando a toda costa el contacto visual con él –. No me mientas, Niall. Dime qué fue lo que te hice para que estés enfadado conmigo.

-N-no has hecho nada. De verdad.

-No me mientas, Niall. A mí no – su voz mortalmente seria, logró que mi corazón palpitara muy fuerte, y que mis mejillas se colorearan rápidamente.

Maldita sea, Liam se ha enfadado conmigo. ¡Es lo único que me faltaba!

-No te estoy mintiendo, Liam – Murmuré, intentando calmarme –. No ha sido nada, en serio.

-Vale, vale. Haz lo que quieras – sus ojos se desviaron hacia algún lugar de la sala, al mismo momento en que mis ojos se cristalizaban.

Mordí fuertemente mi labio inferior, intentando reprimir un sollozo, aunque fue completamente inútil. Liam volteó a mirarme algo impactado, y entonces sentí como una lágrima, cálida y húmeda, bajaba lentamente por mi mejilla, hasta morir lentamente en mis labios.

Liam abrió levemente la boca, sin saber qué diablos hacer, en tanto las lágrimas caían lentamente por mis mejillas. Intenté ocultar mi rostro, ya era suficiente lo débil que me demostré.

Ahora estaba verdaderamente jodido. ¿Cómo podía explicarle a Liam una razón coherente para mi llanto?

Intenté parar. Pero los temblores de mi cuerpo no hacían más que aumentar. Sentía las miradas de todos clavadas en mí. Lo cual es algo lógico, ya que no es muy normal que alguien rompa a llorar de esa manera en plena clase, ¿No es verdad?

Sentí las cálidas manos de Liam tomándome suavemente por los hombros, para estrecharme contra él en un fuerte abrazo. Mis brazos se abrieron rápidamente, y casi inconscientemente cerré las manos sobre su cuello, escondiendo mi rostro en su pecho, llorando con ganas al fin.

Las manos de Liam fueron a mi cintura, intentando tomarme con delicadeza para levantarnos. Seguramente quería hablar conmigo por este ataque de pánico y llanto.

El profesor no dijo nada en cuanto salimos de la sala. Pero nuestros compañeros comenzaron a hablar en seguida, murmurando, haciendo conjeturas de lo que me había sucedido.

Liam me rodeaba fuertemente la cintura, y yo me aferraba más a él a medida que caminábamos hacia alguna banca del colegio.

Me separé levemente de su cuello, para sentarme con más comodidad. Mi amigo se sentó a mi lado, y me miró con preocupación, pero yo volví a esconder mi cara en su cuello.

Tal vez, pude evitarlo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora