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 -¡Dijiste que no te quedarías dormido! – Liam me miraba, o mejor dicho, me mataba con la mirada mientras corríamos como idiotas intentando llegar a tiempo a clases. Bueno, seguramente se estarán preguntando, que demonios había sucedido para que corriéramos de esa manera. Me quedé dormido. Sí, y ahora Liam está enfadado conmigo. ¡¡Que lindo!! (Sarcasmo aquí).

-¡Perdón! Pero es que ayer estaban dando Harry Potter y la orden del fénix. Y pues... – Harry Potter es mi película favorita. Eso lo explica todo, ¿Verdad? Además, lloré por dos horas seguidas cuando se murió Sirius. Soy un sentimental de lo peor.

-¡Dios! Para ti todo tiene que  ver... ¡Apúrate faltan cinco minutos! – comenzamos a correr más rápido hasta que llegamos al colegio. Afuera, estaban Harry y Louis.

-¡Hola! – dijeron ambos con unas enormes sonrisas. Liam me miró, sonriendo pícaramente. Yo también sonreí.

-¿Por qué se demoraron tanto? ¡Hace diez minutos que los estamos esperando! – dijo Harry, haciendo un puchero.

-Es que NIALL se quedó dormido tarde, porque estaba viendo Harry Potter. ¡Tuve que ir a su cuarto y levantarlo yo mismo! – Louis soltó una carcajada, llamando la atención de Liam -. ¡No es chistoso!

-¡Hay que tanto te quejas! ¡Tú abrías estado peor si hubieras visto Toy Story tres! – reclamé con una sonrisita.

-Hay, Liam. ¿Te han dicho que tienes la edad física de diecisiete años, pero tienes la edad mental de treinta años? – Dijo Louis. Harry río.

-Ya, cállense y entremos a clases – dije entrando rápidamente a la escuela. Los chicos me siguieron, cuando llegamos al salón, la profesora aún no llegaba. Agradeciendo a todos los santos, nos ubicamos en nuestros puestos. Primero me acerqué a Lily, la cual hablaba con Danielle. Fruncí el entrecejo.

-Hola, Lils – dije llamando la atención de ambas chicas. Lily apenas sonrío cuando me vio, pero de toas maneras se levantó y me abrazó con fuerza. La besé en la frente con dulzura. Ella soltó una risita.

-Hola, duende – me besó en cada mejilla. Se separó de mí, y caminó a Liam, al cual se abrazó con fuerza. Mi mejor amigo le sonrío y le dio un beso suave en la mejilla. Lo mismo hicieron Harry y Louis.

  Le dediqué una fría mirada a Danielle, y cabe decir que ella también me la devolvió. Sin saber por qué, sentía que la chica me odiaba.

-Venga, Niall. La profesora llegó – dijo Liam, cogiéndome del antebrazo para irnos a nuestro lugar. Sonreí al ver la cara de decepción de la chica.

  La clase en sí, fue una mierda. ¡Dios! Como odiaba matemática. Gracias a Dios, Liam se sienta conmigo. A pesar de que no le gusten, las entiende muy bien y siempre me ayuda a resolver los ejercicios.

-¿Estás muy complicado? – me preguntó con una sonrisa ladeada. Lo miré con ironía. ¡¿Cuándo yo no había estado complicado con un ejercicio de matemáticas?!

-Sí. Aunque eso ya lo habías deducido – miré su cuaderno. ¡Todo hecho! Verdaderamente, Liam es muy inteligente.

-Sí, pero de todas maneras me lo confirmas. Oye, mira no es tan difícil... – Y aquí otra vez. Liam me explica la forma correcta de resolver los ejercicios u yo me pierdo en los movimientos de sus labios, de su lengua. Me sonrojo.

-... Y entonces, la divides por dos y encuentras el valor de la x. ¿Entendiste? ¡Es muy sencillo! – Asentí por inercia, aunque sólo escuché lo último que me dijo. Sí, soy un excelente estudiante.

Tal vez, pude evitarlo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora