-Vamos, ven. - susurró aquella persona tras ella, solo podía negar con la cabeza y aferrarse al cuerpo inerte de su madre, no quería dejarla, pero esa persona logró quitarla de ahí a lo que Arwen se aferró a aquella persona desconocida y lloraba hasta que vio solo la obscuridad. "Mamá", ese fue el último pensamiento de Arwen.
- ¿cómo está? - ¿Quién es?
La castaña escuchaba voces susurrantes y con un tono preocupado, un pequeño y agudo ruido se escuchaba, era el aparato que tomaba registro de su ritmo cardíaco, pudo identificarlo, estar en un circo trabajando tiene sus riesgos, como vivir prácticamente en el hospital cuando recién vas empezando a entrar en el negocio del entretenimiento por acrobacias.
-Parece que está estable, sus signos vitales están normales. - ¿signos vitales?, ¿Dónde estoy?, ¿Es un hospital?, no, no lo es, no huele como uno.
Obscuridad
Se estaba hartando, no sabía dónde estaba, ese lugar olía a tierra, metal y con un toque a humedad, ¿acaso era un sueño?
-Pobrecilla, perdió a su madre- mamá... ¡Mamá!, ¿dónde está?, ¡RESPONDAN!
Había recordado todo, el acto final, su madre volar como un fénix y caer al piso envuelta en los brazos de Juri.
- Oigan, miren, ¿Qué pasa?- el aparato que mantenía el registro de todo lo que le pasara físicamente a la chica "dormida" estaba captando altas frecuencias en los latidos de su corazón, la adrenalina se había disparado como si estuviera corriendo un maratón y la competencia fuera la familia velocista.
-¡Llamen a canario negro!, su ritmo cardíaco está aumentando considerablemente. - gritó una voz masculina, más similar a la de un niño que a la de un adulto.
La chica que estaba en la camilla de la enfermería del monte justicia solo escuchaba voces a su alrededor, se estaba desesperando, lagrimas salían de sus ojos cerrados, hasta que sintió que alguien agarraba su mano y con la otra le limpiaba las lágrimas derramadas.
-Tranquila, todo saldrá bien. – Esa voz, la conocía, es la misma que le habló cuando abrazaba a su madre, la misma que ordenaba, al parecer a otro grupo de personas.
Arwen abría lentamente sus ojos, eran tan azules, más que los de él mismo, es como si mirara un cielo despejado con todas las tonalidades distintas del azul. Mientras la chica trapecista observaba al chico frente a ella, llevaba una playera verde, una chaqueta negra, pantalones de mezclilla, convers negros y los típicos lentes de son que solía usar el chico maravilla estando fuera de "servicio".
La chica se sentía asustada, no sabía quién era él, ni dónde estaba, solo tenía los recuerdos de la muerte de su madre y al que consideró un padre. Gruesas lágrimas caían por los ojos de la chica, estaba aterrorizada, triste, destrozada. ¿Por qué a ellos y no a ella? Atrapó sus piernas con sus manos mientras escondía su rostro entre sus rodillas, no sabía qué hacer o a dónde ir.
ESTÁS LEYENDO
El petirrojo y el Fenix rojo
أدب الهواة"Es hora de dejar que mi petirrojo vuele con sus propias alas".- Pensó Batman mirando cómo Robin salia a salvar el mundo junto con los demás integrantes de YJ. Bienvenidos a KALEIDO, el mejor circo del mundo, con su cede fijo en New York. -serán 5...