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A la mañana siguiente Marinette ya estaba mejor, su presión estaba normal y ya no tenía fiebre. Por supuesto, eso no implicaba el hecho de que de todos modos Alya y Adrien estuvieran sobre ella tocándole la frente a cada segundo. Marinette se sentía desesperada, pero, ¡hey, Adrien se estaba preocupando por ella! Eso tenía que ser un plus de alguna forma, ¿cierto?

Aunque Tikki también había estado preocupadísima...

Cuando Marinette despertó —¡Oh, por Dios! ¡Oh, por Dios! ¡OH, POR DIOS! ¡HABÍA DORMIDO EN LA CAMA DE ADRIEN! — y Alya la ayudó a llegar a la habitación, Marinette se encontró con una preocupada Tikki que apareció en cuanto Marinette convenció a Alya de que estaría bien. ¿Han visto a un kwami enojado? Mejor que no lo vean. Tikki se quedó escondida en la habitación porque Alya siempre estaba junto a Marinette y sería difícil esconderse cerca de su portadora, como siempre hacía, y decidió esperar... mientras moría de preocupación.

Tanto Alya como Tikki se encargaron de darle sermones a Marinette sobre la importancia del buen descanso. Ella no dijo nada que las contradijera, pero al menos había esperado que Tikki entendiera mejor las cosas siendo ella la única que sabía su secreto. Sí, era completamente posible ser una superheroína y ser una estudiante con buenas calificaciones y descansar sin problema. Seguro.

Luego de una serie de disculpas, de prometer cuidarse más y de una incansable noche de fantasías sobre Adrien, Marinette se sintió mucho mejor. Después de buena comida y descanso parecía que los males abandonaron su cuerpo. 

Ahora Alya la esperaba. Al fin irían a la ciudad luego de tantos días y harían algo de lo que Marinette estaba deseosa: ¡compras de Halloween! Había estado ahorrando para comprar los materiales y hacer su propio disfraz, ¿el problema? Aún no había decidido de qué disfrazarse.

Marinette examinó el atuendo de Alya: pantalones de mezclilla, unos tennis, camisa a cuadros... Era la típica Alya, sólo que llevaba una chaqueta para protegerse del frío. Marinette pensó que el frío le haría bien contra la fiebre, la mantendría fresca, así que se puso una blusa de manga corta con rayas negras, unos pantalones de mezclilla, sus balerinas negras y adornó su cuello con su bufanda rosa. De todas formas, ¿y qué si le daba frío? Siempre podría ir a casa y coger alguno de los abrigos que había dejado allá.

—Te ves muy emocionada —le sonrió Tikki.

—¡Sabes que lo estoy, Tikki! He esperado tanto por ir a la ciudad.

—¿Tienes idea de qué te disfrazarás?

Marinette suspiró. —Ni idea, Tikki.

—¿De Ladybug?

—¿Estás loca? ¿Y arriesgarme a que alguien me reconociera?

—Marinette, te he explicado que la magia del Miraculous permite que nadie te reconozca.

—No me quiero arriesgar, Tikki. Sabes que Alya es muy astuta, sé que algo pensará. Además, creo que ella querrá disfrazarse de Ladybug.

—¿Entonces de qué te disfrazarás, Marinette?

—Espero que algo se me ocurra en el camino. —Marinette le sonrió a Tikki para tranquilizarla, y luego la escondió en su bolso.

—¿Con quién hablas? —preguntó Alya entrando a su habitación.

—Conmigo —mintió rápido Marinette.

—Ay, Marinette, esto de no saber qué te pondrás ya te está haciendo delirar. ¿Te sientes bien?

Alya se acercó a Marinette para tentarle la frente.

—Estoy bien —rió Marinette—, ya deja de actuar como si fuera a morirme.

¿Quién es Ladybug? [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora