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Sabine miraba a Adrien con curiosidad. Su hija había traído amigos a casa, eso no era algo raro, pero... Sabine no paraba de pensar que Adrien era diferente. ¿Sería por la forma en la que Marinette lo veía? Ese era un punto a favor, pero también contaba el hecho de que Adrien monitoreaba su enfermedad como si fuese un padre preocupado. ¿Cuánto tiempo tendrían conociéndose?

Agradecía infinitamente la amistad de su hija con Alya, ella sabía cómo cuidar de Marinette teniendo en cuenta de que, bueno, su hija era muy torpe. Sabía que de cierto modo hasta Nino se preocupaba por ella, pero Adrien era diferente. Marinette lo veía con ojos brillosos, casi como un niño viendo un juguete nuevo. Parecía tratar de darse cuenta de cada detalle, como si quisiera saber exactamente de qué tono era su pelo rubio o qué tan verdes eran sus ojos. Aquello hacía que algo extraño se removiera en el interior de Sabine.

—Adrien, ¿de casualidad no conozco a tu padre? —le preguntó Sabine.

—No estoy seguro. Mi padre es Gabriel Agreste —dijo Adrien.

Sabine abrió bien los ojos, y ahí fue cuando de verdad comenzó a analizar a Adrien. Se parecía más a su madre, pero había algo en él que le recordaba a Gabriel.

—¿Eres el hijo de Gabriel? —exclamó Tom—. Somos amigos de tu padre, hijo.

—¿Ah sí? No tenía idea, señor. —Adrien parecía muy impactado, tanto como sus amigos.

Mientras Marinette, Adrien y Nino se sorprendían, Alya dejó eso de lado tras darse cuenta de que el señor Dupain-Cheng había llamado "hijo" a Adrien, y comenzó a emocionarse como toda una fangirl.

—Por cierto —interrumpió Sabine—. ¿Está todo en orden en la escuela? Ladybug y Chat Noir... ¿hacen bien protegiéndolos?

—¡Por supuesto, señora Dupain-Cheng! —exclamó Alya—. Ladybug y Chat Noir son increíbles. Siempre salvan el día.

Tom y Sabine intercambiaron una mirada. Un secreto entre ambos.

—Mamá —dijo Marinette, dándose cuenta—, ¿pasa algo?

—Estamos preocupados, hija —dijo Tom—. Nadie sabe quiénes son estos dichosos Ladybug y Chat Noir. Todos los padres de muchachos en el Françoise Dupont están tan preocupados como nosotros. No sabemos por qué aparecen estos villanos y de dónde ha salido Ladybug. Todo es demasiado confuso. Tenemos miedo de que al final nuestros héroes se rebelen contra nosotros.

—Papá —respondió Marinette—. Eso no va a pasar. Ladybug y Chat Noir son héroes. Ellos nunca nos harían daño.

Tom soltó un sonoro suspiro.

—Confío en tu buen juicio, hija, es sólo que estamos preocupados —dijo él.

—Mejor dejemos de hablar de esas cosas —dijo Sabine, brindándole una sonrisa cálida a todos, pero había algo raro en ella, como si todo aquello le incomodara a un nivel más personal, como si ya hubiese pasado antes.

—Señora Dupain-Cheng —se escuchó una voz en la cocina—. Los bollos ya están listos.

—Ah, gracias, querido —dijo Sabine. De la cocina salió un chico con un delantal de la panadería—. Chicos, éste es nuestro ayudante. Como Marinette está en la escuela necesitamos unas manos extras por aquí.

—Un placer —dijo el chico, luego, enfocó su mirada en Marinette—. ¡Tú debes ser la hija de mis jefes! Un placer conocerte, Marinette. El señor Dupain-Cheng no bromeaba al decir que su hija era hermosa. 

—¿Gracias? —dijo Marinette, algo incómoda.

Alya estuvo atenta a la reacción de Adrien, que fue totalmente desconcertante para ella. Él frunció el ceño, ¿cómo debía interpretar eso? ¿Como si a Adrien no le agradara que alguien más le dijera hermosa a Marinette o como si él no la considerara hermosa?

¿Quién es Ladybug? [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora