Capitulo 8

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─────Ana─────

Amanecí en un cuarto grande y blanco, con una cama hasta la otra extremidad del cuarto. Había una chica rubia durmiendo en ella... Casi me levanto del susto, pero entonces recordé todo.

No me había ido a vivir con cuatro desconocidos, sino con 6 de los cuales 5 eran hombres ¿Qué mierda? Pero en fin... Constantemente yo estaba en un vaivén de locuras y esta se llevaba la palma.

Pero en el fondo sabía que lo hice por miedo... Tenía miedo de la casa hogar y de que me encontrarán otra vez... Y estuve a punto de volver a quedarme atrapada en ese sitio aquel día que Chris y Andrés fueron a buscarme ahí, pero logré escapar antes de que me encerraran de nuevo.

Yo regrese por una razón. Hacía dos meses que Edward había desaparecido... Mi mejor que escapó junto conmigo de esa casa hogar... Estaba... Estoy preocupada por el, no tengo idea de donde está y creí... Creí que quizás lo hubiesen capturado y lo hayan llevado nuevamente ahi, después de todo el y yo sabíamos demasiado...

Quise no pensar en eso y concentrarme en mi presente mejor. Acababa de venirme a vivir con prácticamente desconocidos. Todos son completos desconocidos... Pero al mismo tiempo, son mis hermanos... Aun seguía asimilando eso.

Lo más impactante de todo, es que pretenden formar una familia de bastarditos... Vaya, la idea es graciosa, pero noble. No puedo creer que mejor Andrés, que es mi medio hermano mayor, que ni si quiera sabía de mi existencia hasta hace poco, prefirió hacer por mi lo que mi supuesto padre nunca se atrevió a hacer durante más de diez años. Es una locura.

Tengo que similar eso también, que ellos son mi familia... Y, que de hecho por mi situación actual, son lo único que tengo en el mundo, a pesar de ser desconocidos, no tengo otra opción, no quiero vivir sola tampoco y parecen ser buenas personas.

Aun es muy pronto para saberlo, pero podríamos en un futuro, realmente formar una familia.

Pensé en eso mientras me levantaba de la cama con cuidado y me ponía mi ropa con mucho cuidado de no lastimar mi piel.

Cuando visite la casa hogar y Carmen me vio, antes de que pudiera correr me atrapó en su oficina, para golpearme y sacar que tanto había hecho y dicho.

Se que en realidad sólo se estaba desquitando. Ellos no tenían miedo de que fuera a delatarlos, porque sabían que no tenía forma de probarlo y que en cualquier caso ya lo hubiera hecho, no obstante, lo que si me tenía esa mujer era coraje, ya que antes de escaparme les robamos dinero y mercancía. Tenía mucho que desquitarse y lo hizo con una fina vara, que fue lo que encontró en ese momento sobre su escritorio.

Uso esa cosa contra mi hasta casi saciarse, yo estaba aún adolorida aunque ya habían pasado tres días de eso. Mis piernas, mis pantorrillas, mi trasero y parte de mi espalda baja estaba llenas de finas líneas rojas. Ardía un infierno, estuvo a punto de sacarme sangre.

Cerré los ojos con furia, pero una voz dulce me sacó de mis pensamientos.

─Buenos... buenos días...─dijo la rubiecita despertándose mientras yo me ponía los calcetines

─Buenas días Abie ¿te desperté?─

─Para nada...─

Supe que mentía. Yo al levantarme aunque no quisiera siempre hacia mucho ruido. Yo era muy ruidosa sin querer serlo realmente.

─Ho, ya se levantaron ─dijo entonces Andres tocando y entrando

¿Qué manía? ¿Para qué tocar si de todas formas vas a entrar?

La herencia de los RobertsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora